DeBolsillo, 2009
I.
Fue en una reunión de buenos
lectores la primera vez que escuché el término oblomovismo; llamó mi atención porque no sabía bien a qué se
refería, pero no pregunté por no parecer palurdo. Al poco, vi la significativa
portada del libro en un escaparate y no dudé en llevarlo. No podía estar
ausente en mi Año Ruso.
II.
Iliá Ilich Oblómov es el heredero
burgués de toda una región en el Este ruso, casi caucásico –Oblómovka- que
perteneció a su familia paterna, de la cual vive de renta en un piso alquilado
en el centro de San Petersburgo, sin siquiera saber nada acerca de su tierra ni
de sus habitantes. Con algo más de treinta años, pasa sus días en bata rodeado
de una mugre colosal, pergeñando innovaciones que haría en su propiedad a fin
de modernizar sus antiguos métodos de producción, pero sin moverse de su
cuarto. Dispone de un criado ladino y de una cocinera para sus menesteres
domésticos.
III.
Dos personajes lo acompañan en su
derrotero biográfico. Su amigo Andréi Shtolz, de edad semejante a Oblómov, hijo
de un alemán quien fuera el maestro de ambos. Un joven capaz de tomar
decisiones por sí mismo y enfrentar la vida tal como se presenta, con intención
de conocer mundo y que deambula por Europa, quien intenta empujar a Oblómov a la
acción; y Olga Ilinski, una joven mucho menor que ellos pero dotada de un genio
vivo, a quien Shtolz le rinde culto y presenta a Oblómov. El triángulo ya está
armado. Sólo faltan los condimentos para la historia.
IV.
Oblómov se debate entre la apatía y
la inacción. Sabe que su administrador lo está timando pero es incapaz de
recorrer su heredad y poner en regla sus finanzas. De corazón inocente y puro,
encarna al típico niño mimado, lírico, quien aborrece el trabajo por más que
tenga preparación universitaria y requiere ser asistido continuamente. Todo él
es un elogio a la molicie. Crédulo e indeciso, pospone cualquier acción
inmediata ante la más mínima excusa y se abandona con facilidad extrema.
V.
Con protagonistas muy bien
delineados, un puñado de personajes secundarios que refuerzan la trama y permiten
mantener la tensión hasta el fin y una prosa fluida y coloquial basada en un gran
poder de observación, Goncharov construye un retrato de la clase terrateniente
parasitaria rusa, muy extendida hacia mediados de siglo XIX cuando publicó el
libro. Es toda una pintura de época; necesaria para comprender algunos de los
motivos de la revolución posterior. Más que interesante.
Hola Marcelo.
ResponderEliminarOblómov es el personaje perezoso y apático por antonomasia de la literatura europea, hace años que quiero leer esta novela, y aún sigo en blanco.
Como bien dices es el retrato del noble ruso incapaz de mover un dedo para mejorar su hacienda y las condiciones de quienes la trabajan.
Siempre he leído (y escuchado en boca de conocidos) opiniones entusiastas de esta novela, una de las grandes obras literarias europeas.
Un abrazo!
Hola, Paco!
EliminarNi más ni menos que lo que comentas. Oblómov es un personaje al que terminas cobrándole cariño, porque no puede dejar de ser como es.
Es un buen retrato de época. Las líneas de Goncharov son más que acertadas, el perfil psicológico de cada protagonista está muy trabajado y la lectura se vuelve fluida, más allá de las más de seiscientas páginas que ocupa esta edición.
Me acaban de avisar que existe otra edición tan buena como ésta con el sello de Alba.
Ojalá te animes a abordarlo.
Un fuerte abrazo, chaval!
Hola Paco,
EliminarPor la fecha de tu comentario imagino que ya has leído oblomov. No soy una gran lectora pero es sin dudas la mejor novela que he leído. Si aún no las has podido, puedo compartirte el ebook, lo he comprado en cuarentena. solo escríbeme. Saludos, Florencia
Me ha recordado esta reseña y descripción, no tanto en lo que cuenta, que no se parece, sino en la conformación de caracter a Babbit de Lewis, que hizo del protagonista de una novela nombre de un tipo de comportamiento en sociedad. Supongo que eran tiempos en el que la literatura era, sin internvención del cine, un modo de vida y de comprenderla
ResponderEliminarun abrazo
cuídate
No he leído Babbit, Wine, pero tengo buenas referencias y creo que se asemeja a Oblómov en lo que señalas.
EliminarCoincido; no había cine y la literatura ocupaba un espacio mayor que el actual, intentando comprender la realidad.
Un gran abrazo.
Yo no había oído jamas lo de "oblomovismo" (otra paleta, jajaja), entiendo que significa inacción, absentista vamos.
ResponderEliminarNo conocía al autor y no he leído nada suyo, así que esta parece una buena novela para empezar.
La nobleza rusa y los latifundistas españoles no se diferenciaban en tanto.
Un gran abrazo.
Es una novela de época, sin llegar a la intensidad o desarrollo de algún drama de Dostoyevski, pero con una mirada crítica sobre la sociedad agraria rusa de mediados del siglo XIX.
EliminarSospecho, U-to, que los latifundistas de cualquier lugar del mundo se parecen entre sí. Aquí ha habido (y hay aún) y no discrepan en sus rasgos.
Un abrazo grandote.