martes, 2 de mayo de 2017

e-book 17. Cuadros vivientes. El diablo, Marina Tsvietáieva


Anagrama, 1991

‘Terrible dogo de mi infancia… Tú estás solo, no tienes iglesias, a ti no te ofician misas conjuntamente. Con tu nombre no bendicen la unión carnal, ni la interesada. Tu imagen no está en las salas de justicia, en donde la indiferencia juzga a la pasión, la saciedad al hambre, la salud a la enfermedad: siempre la misma indiferencia a todos los aspectos de la pasión, siempre la misma saciedad a todas las variedades del hambre, siempre la misma salud a todos los géneros de la enfermedad, siempre el mismo bienestar a todas las especies de infortunio. A ti no te besan sobre la cruz del juramento forzado y el falso testimonio. No es tu imagen, bajo la forma de un crucifijo, la que toma el sacerdote –servidor y cómplice del Estado asesino- para tapar la boca de su víctima. Tu nombre no sirve para bendecir las batallas ni las matanzas. en las dependencias del Estado no estás. Ni en las iglesias, ni en los juzgados, ni en las escuelas, ni en los cuarteles, ni en las prisiones; allí, donde está el derecho, tú no estás; donde hay multitud, no estás tú. Tampoco estás en las célebres ‘misas negras’, esas reuniones privilegiadas en donde la gente comete tonterías; adorarte en conjunto a ti, cuyo primer y último orgullo es la soledad. Si se trata de buscarte, hay que hacerlo en las celdas incomunicadas de la Rebelión y en las buhardillas de la Poesía Lírica. De ti, que eres el mal, la sociedad no ha abusado.’

I.

            Era injusto dejar fuera a semejante poeta en mi Año Ruso, pero no disponía más que de la versión digital de esta obra, completamente agotada en papel en mi derredor. Por este espacio han circulado Mandelstam y Ajmátova, compañeros suyos en años de desgracia y aislamiento. De ninguneo por parte del oficialismo stalinista. De condenación, ostracismo y extrema pobreza. Menos mal que se me ocurrió leerlo; junto a Coetzee, estará entre lo mejor del año.

II.

            Tsvietáieva nos transporta a su infancia, poco antes del cambio al siglo XX, cuando contaba con seis años. Hija mayor de un segundo matrimonio de su viudo padre -Iván, responsable de erigir el Museo Pushkin-, nos pone al corriente de su fracaso como pianista –para desagrado de su madre, María Mein-, de las pullas con su hermana menor (Anast)Asia y su relación con sus hermanastros mayores, Valeria y Andréi, hijos de Varvara Ilovskaia.


La versión digital, con fondo rojo soviético

III.

          El libro se compone de cinco relatos escritos entre 1933 y 1935 donde repasa sus miedos y fobias; los amores de fantasía; la influencia que sus primos ejercieron sobre ella; la forma de vida del próspero Moscú en tiempos de los Romanov y el consecuente contraste con la revolución de Octubre, entre otros. Cada uno de ellos es un cuadro viviente de un período biográfico.

IV.

              En estilo narrativo sucinto y directo, aprovechando la ocasión que brinda el relato infantil, Tsvietáieva nos comparte sus alegrías y pesares, la tristeza que engendra la nostalgia de un tiempo ido maravilloso, a sabiendas que no ha de volver, no sólo porque ya es adulta sino porque los cambios sociales suscitados tras la Revolución y el ascenso de Stalin impiden recobrar algo de aquel Paraíso del que fuera despojada. Una belleza de libro, indispensable para todo buen lector.

8 comentarios:

  1. Aquí anda una dudando en un sí pero no, la historia bien pero en formato relatos, no sé y de repente vas y sueltas el indispensable.
    No se puede hacer nada contra eso.
    Besitos abrumados.

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    1. Lo he considerado indispensable porque lo que más se conoce de Tsvietáieva es su poesía; su prosa, mucho menos. Y éste hace hincapié en su infancia, previa a la revolución bolchevique y todo lo que vino después. Lo que narra es paste de su biografía infantil y cómo era su percepción de aquellos tiempos. Si lo hallas en esa biblioteca vecina a ti, hojéalo. Es relativamente breve.
      Besitos esclarecedores.

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  2. Me gusta mucho lo que he leído de Marina Tsvietáieva, así que estos relatos los anoto en mi libreta y tarde o temprano se vendrán conmigo, todo lo que dices me atrae y el párrafo es sensacional.

    Abrazos!!

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    1. Como le he dicho a Norah, poco se visita la prosa de Tsvietáieva, pero tiene muchos elementos que hacen a la historia y su mirada personal de ese mundo que cambiaba.
      El párrafo me pareció sorprenderte; por eso quise compartirlo, porque expresa SU idea acerca del diablo, quien desafía el poder de Dios por hacer opción por la soledad, con o sin ejercer el mal.
      Ojalá lo disfrutes tanto como yo, U-to.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Hola Marcelo
    El difícil arte de ser prosista o cuentista, en este caso, no suele ser fácil para todos los poetas; he leído libros de baja calidad en prosa de grandes poetas, lo que no sé es si es que espero la traslación de sus poemas a la prosa y espero algo que no pretende ni quiere hacer el poeta, o simplemente no es el campo donde está cómodo el poeta.
    en cualquier caso, con tu aval, este será un buen libro para tener
    un abrazo

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    1. Hola, Wine
      Nadie mejor que tú, dotado de una sensibilidad especial para la poesía, podrá evaluar mucho mejor que yo el arte como prosista de Tsvietáieva.
      Lo recomiendo porque no sólo abunda en elementos de su infancia -fantasías, miedos, etc.- sino que además brinda una mirada crítica respecto del devenir histórico, casi como una profesión de fe. Está escrito mientras ella y su marido moraban en su exilio francés.
      Espero que lo visites; después nos cuentas.
      Un abrazo.

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  4. Hola Marcelo.
    Uno de mis propósitos lectores es iniciarme con Tsvietáieva. Tuvo una vida dura, excesiva en algunos aspectos, sin duda un regalo para todo "voyeur literario" . Me parece una autora imprescindible.
    Un abrazo!!

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    1. Hola, Paco
      Hago hincapié en su poco transitada prosa, como es este caso. Me parece que, quien más o quien menos, algo ha leído de sus poemas pero su prosa ha quedado relegada.
      Es una autora imprescindible de leer; sobre todo, porque refleja una mirada profunda sobre la sociedad rusa de su tiempo y puedes sentir su aflicción.
      Creo que ha sido un paria donde quiera que estuviese.
      Date una vuelta por sus letras y nos cuentas.
      Un gran abrazo, camp... (bueh, casi finalista)!

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