Adriana
Hidalgo, 2009
Desperté el pasado
domingo, periódico en mano, con la noticia de que la realizadora Lucrecia Martel,
cineasta reconocida en el medio local, presentará en algunas semanas su versión
basada en el libro de marras, un clásico rioplatense. Para colmo, Martel sostendría
ese día una charla acerca de él con J. M. Coetzee, un visitante frecuente, quien dirige
una cátedra -‘Literaturas del sur’- en una universidad privada vernácula, en el
marco de las actividades destacadas de la 43ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
que finalizó un par de días atrás.
Recordé haber llevado el libro de esa
misma Feria en la edición 2009, leído en el transcurso de ese año y efectuado
una breve reseña para otro medio, con una anécdota introductoria de carácter
personal. Me pareció oportuno, entonces, rescatar a aquella del olvido antes
que otros potenciales lectores vieran la puesta de Martel en la pantalla
grande.
El
encuentro
Estábamos en la pasada Feria del Libro
y el Flaco me lo señaló, como tantas otras veces me había señalado aquellos
libros que él consideraba “de lectura obligatoria”. Lo tomé en mis manos, leí
su contratapa y quedamos de acuerdo en que deberíamos leerlo “en estéreo” para
así poder discutirlo. Me acerqué al mostrador de la editorial con el ejemplar…
y ahí se desató la anécdota.
Resulta que el volumen que yo llevaba
en mis manos tenía una etiqueta con el precio y el responsable del stand, que
indudablemente conocía mejor el costo del producto, se desplazó para cotejar el
mismo con los otros ejemplares. Efectivamente, no coincidían; el mío era $ 10.-
menor que los demás. Pero, al advertir que este eventual comprador lo dejaría
en su lugar, se avino a vendérselo bajo el número que figuraba, con lo cual me
apropié de él sin pruritos.
Aún no sé si el Flaco lo leyó, puesto
que no lo había hecho hasta ese entonces; en cuyo caso, nos debemos el debate.
Un
resumen
Don Diego de Zama es un funcionario del
gobierno español transitando la treintena, destinado por corto plazo en
Asunción, un pobre lugar del Virreinato, que espera su traslado a una ciudad
más importante, tal como Buenos Aires, Santiago o su anhelada Madrid. Mientras
espera su nombramiento, alejado de su familia, conoce el desengaño amoroso y
sexual, la miserable vida de aquel al que no le pagan salarios y debe
sobrevivir de prestado, en condiciones precarias, y la necesidad de un acto
heroico que le permita salir de ese estado desesperante lo empuja a correr
inusuales albures para un hombre de su rango.
Ambientado a fines del siglo XVIII, en
Zama todo es espera: el traslado que no llega, las noticias de su familia, la
recomendación de su superior, los sueldos adeudados por la Corona española, la
realización del goce sexual.
Lo
más interesante
El libro está estructurado en tres
partes con sus respectivas fechas (1790, 1794 y 1799). En cada una de ellas se
abordan distintos aspectos de la espera, lo que fortalece el relato y le otorga
fluidez.
Escrito en un maravilloso castellano de
la época, Zama nos deja conocer sus acciones como también su pensamiento
respecto de sus vínculos con el sexo opuesto, con la realeza española, con la
tierra en que se encuentra y la gente del lugar. Quien fuera el apaciguador de
indios y famoso componedor ve pasar su vida en un entorno anodino donde los
días no sólo se llevan su juventud sino también su personalidad, a tal punto
que él mismo ya no puede reconocerse.
Zama encarna a un americano que se
considera europeo y por tanto desprecia a los indígenas, lo que lo priva de
generar sus propios proyectos y realizaciones restándole sólo la espera.
En esa espera irrenunciable Di
Benedetto nos hace partícipes de las frustraciones, la humillación y la derrota
final a la que se ve sometido su personaje, a la vez que nos muestra la
dependencia colonial respecto de los centros de poder.
Palabras
finales
Me queda la sensación de haber leído un muy buen libro, que no sólo relata el devenir de un hombre al que su función lo llevó a un lugar extraño a él, sino el gradual y lento deterioro de su propio valor que le impone esa espera eternamente presente, que lo impulsa hacia la aceptación de la muerte como manera última de ponerle fin a una vida desesperanzada, ya sin objetivos ni anhelos y cuya única certeza es saber que siempre se puede esperar más.
Años, décadas, siglos, que compré "Zama" y mira que tras leer a Bolaño me entraron unas ganas terrible de leer a Di Benedetto, (por cuestión de un genial cuento del chileno) pero ocurrió que desapareció el libro, y el entusiasmo por encontrarlo menguó al tercer día, así que me pondré a buscarlo otra vez, porque, eso sí recuerdo, fue la recomendación ofuscada de una antigua amiga argentina que no sé por dónde anda. POr recuerdo y por ti... lo buscaré
ResponderEliminarun abrazo
Hola, Wine
EliminarGracias por seguir confiando en mi humilde apreciación, máxime en una reseña que tiene ocho años de antigüedad.
Si quieres saber como era la vida en el antiguo Virreinato del Río de la Plata -Asunción del Paraguay era parte de él-, éste es el libro.
Me gustaría que lo encontraras y leyeras; sospecho que podrías sacarle mucho más jugo que el que yo le he sacado en estas escasas líneas. Y, si puedes, antes que llegue la versión de Martel a las inmediaciones de tu domicilio. Soy de los que prefieren tener leído el original antes de ver la peli.
Un fuerte abrazo.