Sexto Piso, 2014
I.
Una adicta a las letras de Petrović
me recomendó TODO. Poco a poco fui haciéndome del material del serbio y guardé
alguna de sus obras para tiempos más oportunos. En medio de tanto escenario
oriental, decidí intercalarlo, y recalé en un momento particular de su
historia, sin saberlo. La brevedad del texto nunca estará a la altura de su
contenido.
II.
Parece que en Kraljevo, lugar de
donde es oriundo el autor, existía un cinematógrafo llamado Uranija que se
convirtió en otro, Sutjeska, cuando el socialismo soviético se hizo cargo de la
Yugoslavia del mariscal Tito. Pero anteriormente, ese local había sido parte
del predio del Gran Hotel Jugoslavija, de propiedad de un avivado que amasó una fortuna gracias a comprar en subasta pública por una bicoca botas militares de rezago
–primero, todas las destinadas a los pies derechos, y luego a los izquierdos-.
III.
Lo que narra Petrović es ese día de
primeros de mayo de 1980, donde una treintena de personas presentes en el cine
por distintos motivos y con características totalmente disímiles, debido a una
aparente interrupción del film, se notifican de la muerte del mariscal Tito, el
baluarte que durante muchísimos años ha mantenido férreamente unidos a serbios,
croatas, montenegrinos, eslovenos y
bosnios, aun al precio de reprimir grandes movimientos con arrestos de
independencia.
IV.
A la vieja Yugoslavia le llevó, a
partir de ese momento, once años más desmembrarse en lo que hoy se ha
convertido: estados independientes, con religiones diferentes. Y no sin derrame
de sangre, por cierto, sino tras un doloroso enfrentamiento entre quienes hasta
ayer eran poco menos que vecinos geográficos. Los personajes que se dan cita
dentro del cine configuran a todo el pueblo yugoslavo, con sus virtudes y
miserias. Petrović los dispone por hileras y elabora, con ellos, una semblanza
donde desfilan el acomodador ya desilusionado, el comunista ligero, los
romaníes o gitanos que nada entienden del idioma, las parejas que buscan algo
de sexo en la oscuridad, el mirón que va a ver a esas parejas, los jóvenes
rebeldes, etc.
V.
Así, el texto resulta una alegoría
de aquello que se ha de extinguir. Desde el propio edificio, con un pasado brillante
y un presente ruinoso, hasta la vida de quienes fueran sus propietarios
–incluido el Estado socialista- y de su gente, da cuenta de una época a punto
de desaparecer. Con estilo fluido, el uso adecuado de la ironía, guiños al
lector y escenas tragicómicas, Petrović nos brinda en esta breve novela su
cosmovisión del principio del fin de Yugoslavia. Una obra original y
fantástica, que disfrutará todo buen lector.
Es genial. Yo tengo ganas de leer algo nuevo suyo.
ResponderEliminarCoincido con tu apreciación, Esther. He leído el rescate de las frases que has hecho del libro y eso reforzó mi decisión.
EliminarMe pareció muy original; por eso lo recomiendo a los lectores en general.
Un abrazo.
Aquí otro adicto a Petrovic. He leído todo lo que han traducido de él; su literatura me parece de los más original de lo que he leído en tiempo. Hace años y muchas ganas , tuve un blog(mejor dicho inicié un blog) con una amiga, sObre él y Milorad Pavic, era una obsesión enfermiza casi para mí.
ResponderEliminarNO te enfades por lo que comento, pero la obsesión se derrumbó un poquito ;) por este libro, no me gustó demasiado, Petrovic en grado excelso, para mí, está en
" La mano de la buena fortuna" y en "Atlas descrito por el cielo"
un abrazo Marcelo, Cuídate.
Pavic! Otro grande de las letras serbias.
EliminarTe disculpo, Wine. No todos los libros de un autor son para los lectores que lo siguen. Me pasa con varios de ellos.
Aún tengo para leer 'Atlas...'. Es que no quiero agotar a buenos autores.
Un abrazo grande. Protégete.
Y Danilo Kis..:)de los tres serbios tengo todos sus libros en español. Aunque creo que han vuelto a publicar cosas nuevas.
EliminarHay algo de Kis que leeré en breve. Lo tenía seleccionado para este año. He leído 'La enciclopedia de los muertos'; quizás la rescate para una Versión Original.
EliminarGracias por recordármelo!