Acantilado, 2012
I.
Prosiguiendo con la propuesta anual,
en esta ocasión me incliné por este título pues contaba con algo de tiempo y su
extensión lo permitía. En verdad, insumí menor tiempo del pensado por lo
atrapante del texto, una nouvelle de
matiz histórico. Supe de mi acertada elección cuando leí el siguiente párrafo,
‘Pregunta,
hijo. Pregunta con valentía todo cuanto desees. Yo te responderé. Peor es para
los hombres no saber que preguntar. Sólo aquel que ha preguntado mucho, puede
comprender mucho. Y sólo aquel que mucho comprende hace justicia.’
II.
La historia comienza en el año 455
d.C. Mientras se desarrolla un espectáculo dentro del Coliseo romano, el
emperador Máximo es notificado de la invasión vándala. Sin tropas disponibles
para la defensa, la capitulación es total y la ciudad es saqueada y pillada.
Dos semanas después, cuando los vándalos se retiran, en el botín se encuentra
el candelabro de oro de Moisés, la menorah
del antiguo Templo de Jerusalén, destruido por Tito años antes. La comunidad
judía del lugar se inquieta: mientras estaba depositado en las arcas del Tesoro
romano, se hallaba a resguardo, pero ahora quién sabe cuál será su destino. Así,
los ancianos deciden seguir el candelabro hasta el puerto, en procura de que un
milagro les devuelva el objeto sagrado. Para que quede testimonio de la
peregrinación, uno de ellos levanta de su camastro a su nieto de siete años,
Benjamín, quien habrá de acompañarlos. En un arrebato infantil, Benjamín
intenta llevárselo, pero no solo falla sino que, por ello, se rompe el brazo,
quedando tullido de por vida.
III.
Ochenta años después, el general
Belisario, a las órdenes de Justiniano I, invade a los vándalos y restituye los
objetos saqueados a Roma –entre ellos, el famoso candelabro-, al emperador,
sito en Constantinopla –la antigua Bizancio-. Cuando la noticia llega a la grey
judía en Roma, Benjamín interpreta cuál ha sido el motivo de su longeva vida:
ir al rescate de la menorah. Tras peripecias varias, su misión concluye,
no sin antes tomar una decisión: mientras exista la codicia entre los hombres,
el objeto no estará seguro en ningún lado; por eso decide enterrarlo. Con el
convencimiento de que, una vez reconstruido el Templo en Jerusalén, seguramente
el candelabro hallará la manera de volver a su casa.
IV.
El texto combina elementos de
leyenda judía, conocimiento de los rituales y una minuciosa observación de los
instintos del género humano, con lecciones de sabiduría y humanidad. En este
aspecto, al estilo poético personal, Zweig le añade reflexiones sobre la misión
que cada uno tiene en esta vida, que debe descubrir por sí mismo. Un compromiso
de vida para con los demás.
Esta novela no la he leído. La verdad es que fue un escritor tan prolífico que me queda por leer más de lo que he leído, como media docena de libros. Es maravilloso y esta rara novela ambientada en una época tan pretérita se sale de lo que es habitual en Zweig.
ResponderEliminarA ver si leo algo suyo pronto. Tengo un montón en mi estantería de pendientes.
Un beso.
Zweig utiliza una leyenda para reflexionar sobre cuál es la misión de cada uno en esta vida, a la vez que exhibir nuestras propias limitaciones y miserias.
EliminarLa prosa es precisa, y preciosa.
Un beso, Rosa.
Zweig puede escribir sobre lo que quiera y siempre resultará brillante.
ResponderEliminarPor otra parte no son extraños esos saltos cronológicos hacia el pasado lejano en los escritores de la época. Fascinados por la historia antigua ya hubo otros contemporáneos de
Zweig que viajaron con sus obras a esa Roma Imperial, caso de Thorton Wilder con "Los idus de marzo", o Robert Graves con "Yo, Claudio", en donde se hablaba de Roma, claro, pero sobre todo de nuestra condición humana, algo atemporal.
Interesante lo que nos traes.
Cuídate pibe!!
Coincido, Paco. Todo el texto destila humanismo y sabiduría, sazonado con aires de leyenda.
EliminarEs la condición humana que citas las que destila este relato largo, y la búsqueda de sentido de la propia vida.
Un abrazo, chaval!
Pues este es de los que no he leído y ya sé por qué, por lo histórico, que no es mi fuerte. No lo descarto para el mes que viene aunque espero que leas de los que a mí me gustan, ya sabes, los que van al corazón y te acompaño en este año Zweig.
ResponderEliminarBesos en estéreo.
Los elijo al azar, en función de su extensión y mi disponibilidad de tiempo. Hay novelas históricas que están muy logradas, que no se quedan en la historia misma.
EliminarTen paciencia, mientras llego a los tuyos.
Besos cantineros.
Tampoco lo he leído yo y también me llama la atención el momento histórico elegido por Zweig. Seguro que es fantástico, como todos los suyos. Me da mucha alegría descubrir libros sin leer de mis autores favoritos, es un lujo, mas aún cuando ya no pueden escribir más. Un abrazo Marcelo.
ResponderEliminarPor esa misma razón, guardo como oro las escasas obras que me quedan sin leer de ciertos autores a quienes he cobrado cariño, Hrabal por ejemplo.
EliminarZweig fue un autor prolífico; afortunadamente, hay mucha obra suya publicada y se puede disfrutar sin culpa.
Un abrazo para ti, Ana.
Caerá, Zweig me encanta =)
ResponderEliminarBesotes
Un grande de las letras, Shorby. No lo pierdas.
EliminarUn besote.
Desconocía esta obra de Stefan Zweig. Obviamente fue un autor muy prolífico y por ello, aunque se que tocó fundamentalmente la biografía y la novela corta, no conozco todos sus títulos. De todas formas no es este el que más me tienta del autor para continuar leyéndolo, a pesar de que todo lo que cuentas sobre él suena muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
El volumen recoge varias obras breves y algunas extensas. Me ha gustado el manejo de la leyenda como vehículo narrativo. Una buena continuación a la anterior.
EliminarUn abrazo para ti.
Parece una buena novela sobre historia, que no me gustan demasiado, pero cuando leí "Juliano el apóstata" de VIdal o el deslumbrante "La Muerte de VIrgilio" de BRoch, y con el pasado de aquela lectura infantil de GRaves y Claudio, me dí permiso :) para leer novelas sobre ROma.(aunque mi libro favorito es la historia de ROma de Kovaliov jaja)
ResponderEliminarun abrazo
gracias
El libro de Broch está en el podio de las mejores lecturas de mi vida. Sólo lo superan 'Memorias de Adriano' y 'Los hermanos Karamázov'. Tengo pendiente el libro de Vidal para leer. Parece que seguimos coincidiendo, Maestro.
EliminarLa pluma de Zweig hace la diferencia en éste.
Un abrazo, Wine.