Anagrama, 2013
I.
A poco que el autor recibiera el
Premio Herralde de Novela de ese año, y a sabiendas de qué iba, quise contarlo
en mi haber. Pero los tiempos en que los libros viajan desde España hasta aquí
muchas veces no son los de la ansiedad lectora; por eso lo solicité a quien
pude para que me lo allegara en versión digital. Mi inicial falta de ejercicio
en este soporte lo postergó hasta ahora, mucho después que su edición en papel
arribara. Vaya mi agradecimiento, entonces, a Ana Blasfuemia por su
generosidad.
II.
Parece hasta descabellado que Enrigue nos narre un supuesto duelo de pallacorda –deporte renacentista que
sirvió de protomodelo al tenis actual-. Según dice, tuvo lugar en Piazza Navona
un mediodía de otoño de 1599, entre el pintor milanés Michelangelo Merisi
–conocido como Caravaggio- y un jovenzuelo, acompañante del duque de Osuna,
cuyo nombre era Francisco de Quevedo. En realidad, el match es una excusa para
que el autor repase parte de la Historia tanto de México como de Europa en
tiempos de la Conquista y lo que ella nos ha legado.
III.
Desde las trenzas de Ana Bolena -que se
utilizaron para fabricar bolas para este juego- y Francisco I de Francia que
las recibió, pasando por diversos Papas, la Contrarreforma y la Inquisición, en
medio de un puñado de prostitutas, rufianes y mercenarios oficiosos, Enrigue se
detiene en las figuras de Hernán Cortés, Moctezuma y Cuauhtémoc desde la
llegada de aquél hasta su deceso en Sevilla, sin eludir la caída de Tenochtitlán
y la muerte del último Emperador.
IV.
Todo el derrotero histórico, unido a
las apreciaciones personales y estéticas efectuadas por el autor, se intercalan
en medio del partido que sostienen el poeta español y el maestro lombardo, de
manera que el conjunto resulta fluido y muy ameno. Destaco el clima de
confrontación que se nos propone, donde no sólo luchan ambos artistas por el
triunfo; también están presentes los avatares de la Iglesia Católica en su cruzada
religiosa –y política- contra el Protestantismo y fundamentalmente la oposición
entre la vida azteca frente a la avaricia de los conquistadores españoles.
V.
Con una prosa ágil y por momentos
poética, Enrigue nos atrapa desde el principio con cada una de las historias que
va integrando en un trabajo tan documentado como ficcional. Es que el
Renacimiento fue un período de efervescencia y cambios en las artes y las
ciencias, cuyas consecuencias rigen hasta nuestros días. El dejo amargo de sus
comentarios sobre la Conquista de México no opaca este gran trabajo, digno del
galardón obtenido. Un muy buen libro.
El Premio Herralde siempre suele ser bueno. Este no lo conocía y la verdad es que la época en que se mueve la historia no es de mis favoritas. Creo que, de momento, no me voy a a animar.
ResponderEliminarUn beso.
No estoy muy seguro que todos los premios Herralde sean siempre buenos; éste parece serlo. El supuesto match es una excusa; el trasfondo religioso y el tema de la Conquista de México a manos de Cortés es el núcleo central.
EliminarIgual, hay mucho para leer, Rosa.
Un beso para ti.
Qué curiosa combinación o más bien modo de hacer una incursión en esa época. Me parece un planteamiento muy original aunque no sé si me tienta lo suficiente como para hacerle un hueco en mi interminable lista de pendientes.
ResponderEliminarUn abrazo
Uff, la lista de pendientes... ya estoy guardando algunos para la próxima vida.
EliminarEs un libro original e interesante, merecedor del galardón sin duda. La época y el tema central no engañan: la crítica a la Iglesia y a la avaricia sin medida de los conquistadores son lo principal.
Un abrazo para ti, Lorena.
Hay algo que no me atrae de tu lectura, quizá tenga que ver con el premio, -que últimamente sirve como método únicamente con valor como vendedor siguiendo la senda marcada por el "premio" planeta (con minúsculas) -, o quizá sea porque es una novela histórica, y pasado el tiempo uno-yo- se piensa que cuando no se sabe de qué escribir se escribe una de esas. Pero, sí, son manías mías. Y cuando se van cumpliendo años uno se vuelve más cascarrabias. Sí quizás sea eso.
ResponderEliminargracias
cuídate
Creo que el mismo motivo opuse de reparo; por eso lo leí casi seis años después de su publicación y cuatro después de haberlo recibido. Pero vale la pena.
EliminarEl mismo Enrigue se pregunta de qué va este libro en alguna página, aunque no pierde el objetivo narrativo.
Lo suyo (nuestro, diría) no es una cuestión de edad, sino de demasiadas lecturas anteriores que nos van quitando parte del asombro que un lector debiera conservar al encarar un nuevo libro.
Enrigue se queja de la dominación española de SUS tierras y SUS ancestros, y del Papado, más proclives a 'financiarse los bienes temporales que tramitar la salvación eterna', para fraseando al Nano Serrat.
Un gran abrazo.