Galaxia Gutenberg, 2019
I.
Me negué a apuntarlo al leer una
reseña el pasado año, debido a lo penoso de hallar alguna novedad de esta casa
editora en los alrededores. Máxime cuando, al devaluarse –una vez más- la
moneda local, los precios de los libros importados se volvían irrisorios de tan
inaccesibles. Fueron los buenos oficios de otras lectoras las que me instaron a
salir a por él. Tengo la certeza de que los libros buscan a sus lectores. Una librería
local, para satisfacer el reclamo de uno de sus vendedores, decidió traer UN
único ejemplar. En el momento de abonarlo, éramos dos los felices.
II.
Cuando el autor encaró la escritura
de este libro, contaba con setenta y muchos años; venía de enfrentar un bloqueo
de escritura, razón por la que decidió vender su estudio a sabiendas de que ya
no habría de volver a escribir. Lo había hecho a lo largo de más de cuarenta
años y contaba con el reconocimiento de los lectores. Joven migrante de la
Grecia sin futuro, recaló en tierras suecas donde aprendió el idioma, escribió
sus obras en esa lengua, formó familia y hogar y se radicó definitivamente.
III.
Para mitigar su frustración, su
esposa le propuso tras tantos años de ausencia un viaje a sus orígenes, una
aldea del Peloponeso donde ha alcanzado celebridad. Envuelto en miedos y
expectativas por igual, Kallifatides narra los pormenores de su épico regreso.
Y lo hace por vez primera en aquella vieja lengua materna, ésa que le ha
permitido recuperar su escritura y, de paso, regalarnos este texto exquisito, fruto
de esa travesía, abundosa en detalles de toda índole y tan breve como emotivo.
IV.
Con una prosa coloquial y fluida,
casi oral, el autor no sólo nos hace
partícipes de sus vivencias y emociones, sino también de sus meditaciones sobre
la política europea acerca de la tragedia de la inmigración, las limitaciones a
la libertad de expresión, el individualismo a que nos somete la sociedad de
consumo, el maltrato e injusticia con Grecia y su gente, sin dejar de lado
acendradas reflexiones sobre el valor de la vejez. Evocador aunque sin
nostalgia, su estilo descarnado y directo, de frases cortas y rotundas, brinda
una mirada actual sobre las sociedades del Viejo Continente.
V.
Finalmente, debido a los frecuentes
intercambios entre buenos lectores, me parece oportuno hacer conocer sus
opiniones sobre aquellos títulos que he apuntado; una manera de ir saldando la
deuda contraída. Por ello, los reuniré bajo la etiqueta Amigos lectores. Agradezco a Ana B. y a Utopía sus apreciaciones, sin las
cuales no hubiera encarado esta lectura. Sus reseñas podéis leerlas haciendo
click en sus nombres.
Muy interesante parece el libro. La migración se ha producido siempre. De España emigró mucha gente a la Argentina durante el siglo XX, también a Francia, Alemania, Suiza... Unos por pura necesidad económica y otros exiliados tras la guerra. Hoy esas migraciones toman un tinte más dramático. cada vez son más las diferencias entre los países ricos y los pobres y con los medios de comunicación, los pobres se han dado cuenta de la situación y también quieren participar del festín. Es terrible la cantidad de gente, generalmente subsaharianos, que pierde la vida intentando vivir el sueño del Norte
ResponderEliminarImagino que la situación del autor no sería de este tipo, pero de todas formas cualquier emigración es dolorosa y la vuelta al lugar de origen tiene que causar una enorme conmoción después de tantos años. Tomo nota del libro.
Interesante también lo de los 𝘈𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘭𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳𝘦𝘴. Yo acabo de leer un libro que te debo a ti "Aquella noche la vi", y pienso mencionarte en la reseña. Es genial esto de compartir lecturas. A Ana Blasfuemia le debo bastantes también.
Un beso.
Es muy interesante, sí. Sobre todo, el estilo que el autor ha elegido para hacernos llegar parte de su historia personal junto a su propia mirada sobre los temas que he citado.
EliminarRespecto de las migraciones masivas, ya algo había novelado Laurent Gaudé en 'Eldorado' -puedes ver mis notas aquí a la derecha-, autor que me acercó a esa realidad. La migración de Kallifatides obedece a la necesidad de buscar un horizonte más apto para su actividad, no el hambre -aunque, de haberse quedado, quizás también lo hubiese padecido-.
Me pareció buena idea que todo aquel que recale en este espacio tenga la posibilidad de obtener distintas miradas acerca de un mismo título con solo hacer un click. Una manera de saldar la deuda lectora y, de paso, estar juntos -aunque no revueltos-. He tomado nota de libro, autor y 'consejero', de manera de ser agradecido. Ya aparecerás bajo la misma etiqueta!
Un beso grande para ti, Rosa.
Pues me lo descubres, no conocía ni el título ni el autor, anotado queda. He sonreído con "Tengo la certeza de que los libros buscan a sus lectores. Una librería local, para satisfacer el reclamo de uno de sus vendedores, decidió traer UN único ejemplar. En el momento de abonarlo, éramos dos los felices." Me alegro que lo hayas podido conseguir y que haya sido una lectura gratificamente. Espero que también a mí me lo parezca cuando la lea. Un abrazo.
ResponderEliminarLa anécdota narrada es real! ¿A qué importador se le ocurre traer sólo un ejemplar de un título, si no fuera por la insistencia de su vendedor? Éste, saltaba junto a mi en el momento de adquirirlo, diciendo: '¡Yo sabía que alguien lo iba a llevar!'.
EliminarNo solo me alegré por conseguirlo, sino también por poder hacer experiencia lectora, brindar mi propia opinión y agradecerles a quienes me lo han sugerido, a través de una propuesta original.
Es un buen libro; es como si te sentaras en un banco de una plaza, y un abuelo te contara una historia de vida, con opiniones incluidas. Que lo disfrutes, Maja!
Un gran abrazo para ti, Lemon!
Hace tiempo que lo tengo pendiente. Estoy bastante segura de que me va a gustar. Un saludo
ResponderEliminarPor el tipo de títulos e inquietudes lectoras que sueles presentar, te habrá de gustar, sin dudas.
EliminarUn abrazo, Esther.
Con tantas referencias a la Grecia clásica como tenemos, lo poco que tenemos en cuenta la literatura griega más contemporánea. Esa tragedia que es la inmigración, además, siempre es un tema muy enriquecedor para mí. Por último, me agrada encontrarme con el nombre de Selma Ancira en la portada, pues me ha permitido disfrutar de muchas de las obras que he leído de mi querida y admirada Marina Tsvietáieva.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que la Grecia contemporánea, en general, vive su propia tragedia en varios planos, no solo el literario.
EliminarAncira es una gran traductora; confiable y profesional.
Es un buen libro, además de breve.
Un abrazo para ti, Lorena.
Estimado Marcelo, me interesa lo que pones no por el libro en sí mismo, no sé si para bien o qué, pero ya hace tiempo que no leo, solo releo con la excepción de los policiales, pero esos ya entran en la categoría de adicción.
ResponderEliminarDicho eso, me interesa la movilidad de personas, estos años que cual noria, se parece en mucho a la de la ultima década del XIX y primeras cuatro del XX y antes de esa a igual de ultimas del XVIII y primeras del XIX y así restando 100 años.
Los países se van viendo invadidos de otros, tantos que en algunos aspectos del quehacer van mutando identidad. Es como si al hombre cada tanto le volviese ese impulso ancestral nómada para luego volver acumular riqueza no transable y pasadas 3 a 4 generaciones otra vez echarse a andar. Y las fronteras geográficas dejan de tener sentido por un ratito y luego otra vez pero distintas. Y los grandes buscamos la forma del pasado porque perdimos elasticidad para acomodarnos al hoy. Y es por eso que pienso en Proust y su necesidad de retrouver, Le temps retrouvé, esa es mi recomendación literaria.
Selva
Querida Selva, algo parecido planteaba Yourcenar en la voz de Adriano: tanto hemos conquistado que ya hemos perdido identidad y estamos siendo invadidos por creencias y rituales muy lejos de nuestros dioses; tanto, que ya no veneramos siquiera a los nuestros (palabras más o menos).
EliminarEl problema de las fronteras es que no solo recrudecen con nuevos nacionalismos defensivos sino que, al igual que un microorganismo, se vuelve resistente a lo que lo combate. Y en cada vuelta, más violento.
Es significativo lo que señalas; los movimientos migratorios parecen cíclicos, pero en realidad, son espiralados. A la vez que retornan, avanzan acordes a los cambios suscitados en las sociedades en medio de ese período.
Respecto de la pérdida de elasticidad en nuestra capacidad de adaptación, convengamos que los cambios resultan vertiginosos, hasta tal punto que no dejamos de poner un pie en lo nuevo que ya ha caducado. No hay continuidad para la especie, sólo flashes superpuestos. Es difícil mantener un grado de coherencia en semejante maremágnum de cambios.
Finalmente, me permito señalarte que llegas tarde. Mi opinión sobre los libros de Proust puedes leerla aquí a la derecha arriba. El título al que aludes, el del último volumen, particularmente es uno de mis preferidos: nos pone en situación de ver en qué nos vamos convirtiendo con el paso del tiempo y cuán patéticos nos volvemos intentando recuperar aquel tiempo donde todo era de una manera que hoy ya no puede ser.
Gracias por darte una vuelta por aquí.
Un abrazo, Selva.
Estimado Marcelo, desde mi punto de vista diría tan patético nos parecen. Y ciertamente lo son- aquellos jóvenes que se perciben así mismos iguales a los del tomo vii. A ese nosotros que conocemos el orden de las cosas y el porqué de ese, porque como desde el inicio inventado todo está.
ResponderEliminarAcaso es distinto el terror de las gentes del hoy al Covid 19 que el de Newton a contagiarse la peste de Londres de 1665. No. Escapó a su casa de campo, se encerró solo, meses y meses, y de ese ocio resultó la mecánica newtoniana, concepción y formulación que seguimos aplicando para predecir/escribir el movimiento de los cuerpos. Ya desde hace unos años en notación tensorial, pero acaso es otra?, no. Y tampoco al que sintieron mis abuelos, emigrantes del 1910, donde a cada vuelta de correo se enteraban de los estragos de la gripe española en sus vecinos de España. Y tampoco del que llevó a la generación de mis padres, sobre 1940, a prolongar seis meses las vacaciones del verano, escapando de la urbe y aguardando en el balneario el fin del brote de poliomielitis o la aparición de la vacuna. Y podría seguir con la educación (el Liceo de Aristóteles acaso es distinto al abordaje por proyecto, el comercio (acaso el equilibrio comercial es distinto al trueque o la moneda electrónica), la producción y sus medios, etc., etc. Otros vestidos, igual maniquí, el Hombre en acción con sus grandezas y miserias. El desfile del mundo es algo así como dar vuelta a la plaza.
Me sorprende y resulta increíble la cantidad que lees, saltando de uno a otro plato, cómo hacer para degustar a esa velocidad, saborear, digerir, comparar y volver a elegir y no olvidar, sobre todo no olvidar. Por eso releo, sucede que olvido.
Saludos desde la orilla de enfrente, Selva
No hay cambios sustanciales en esencia, Selva. Nuestro comportamiento es similar al que tenían nuestros antepasados hace siglos. Lo que cambia es la rapidez con que volvemos a cumplir el ciclo, probablemente. Disculpa pero creo que los argentinos podemos dictar cátedra en cómo económicamente volvemos a fojas cero cada vez más rápidamente, ja, ja.
EliminarAquello de que 'el mundo es un pañuelo' algo de razón conlleva.
Respecto de la memoria, puedo asegurarte que se ejercita. Mis amigos coinciden en que es proverbial y acuden a ella cuando desean recordar un hecho puntual. No obstante, soy consciente de que don Alzheimer me pisa los talones; por eso armo la reseña. Para cuando me alcance.
En cuanto a la 'degustación' de las letras, tengo buenos maestros en otro área: Robert Parker, Jancis Robinson, Stephen Tanzer, Michel Rolland...
Un abrazo.
Seguiré la cadena, Marcelo, porque me intriga muchísimo. Sobre todo el hecho de que vuelva a escribir en su lengua materna después de haber desarrollado su carrera literaria en sueco: ¿cómo fue?, ¿se explica en el libro? Aventuro que sí, porque creo que en esta lectura encontraré toda la sabiduría de los años destilada. No es extraño que haya convencido a tantos y tan sensibles lectores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, G. Creo que el autor tuvo que adaptarse al nuevo lenguaje como lo haríamos tú, yo o cualquiera: a los tumbos. Lo sorprendente es haber desarrollado toda su carrera literaria en el idioma receptor.
EliminarKallifatides narra su bloqueo; como si sintiera que su planta interior se ha secado. Es su mujer la que le propone el viaje y creo que él acepta la propuesta porque consideraba que ya no tenía que seguir escribiendo. Tomó como un desafío personal el intentar escribir en su lengua de origen, pero sólo le quedaba contar su vida y el viaje a su aldea.
Hay mucho de sabiduría, de una mirada crítica sobre la realidad europea, pero la combinación con su historia personal deja un mensaje esperanzador. Un libro entrañable. Si quieres... ya sabes.
Un abrazo para ti.
Me he quedado un rato atascada en la historia que hay detrás del libro. Cómo algo tan necesario para vivir puede tornarse en casi artículo de lujo y las renuncias que supone. Me ha llegado am corazón.
ResponderEliminarUna vez encarada la reseña tengo que decir que me asombra que alguien sea capaz de escribir buena literatura en un idioma "prestado", y entiendo la necesidad de volver a su lengua materna para contar algo tan personal. Lo que más me gusta es lo de oral porque es como si el autor te la contara directamente a ti en su casa.
Apuntado queda.
Besitos de admiración
A tu primer párrafo, bien podría narrarte la experiencia de vivir aquí, donde un litro de leche -en la tierra de las vacas- es casi más caro que una botella de cerveza.
EliminarRespecto del texto y su oralidad, es como le comenté a Lectora: un abuelo, en una plaza, se sienta a tu lado y te cuenta una historia. Sin desperdicio.
Besitos confiados.
No sabes como me gusta que te haya interesado el libro de Kalifatides. Es una historia aparentemente simple, sin embargo cuantas cosas cuenta el padre.
ResponderEliminarY gracias por el enlace.
Nada de agradecer; yo soy el agradecido a Ana y a ti (y a un librero confiado).
EliminarUn libro que brinda una mirada distinta del inmigrante, sin por ello dejar de ser crítico con los prejuicios y las fronteras.
Un abrazo!
Ya veo que este libro recorre toda una vida, la del autor, y su mirada sobre lo que ha sido y es Europa, su polémica relación con la inmigración, y el regreso al hogar, a la tierra materna abandonada hace tantos años, eso resulta emocionante. Es sorprendente la capacidad de algunos autores para asumir el idioma adoptado y trasladarlo a una obra literaria de envergadura, algo así como hizo Joseph Conrad, dejando su polaco materno y escribiendo una excelente obra en inglés.
ResponderEliminarSI te lo recomendaron Ana y Laura, es posible que lo tenga apuntado, pero ahora aún más.
Un fuerte abrazo amigo Marcelo, sin virus ;)
Espero, Paco, que Araceli y tus niñas se encuentren bien. Estoy un poco preocupado por todos vosotros, aunque tengo confianza en que no correrán riesgos, amigo.
EliminarYendo al texto, ahora que lo señalas, no debe ser nada fácil escribir en la lengua de adopción. Supone un aprendizaje mayúsculo del idioma y una decisión férrea a la hora de publicar.
Sospecho que te ha de gustar.
Un fuerte abrazo desde aquí, Merengue! -con esta clase, no corres riesgos, vamos-.
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