Edhasa, 2015
I.
La obligada cuarentena a que nos
somete la presencia del CoVid-19, con su secuela de días de confinamiento,
supuso comenzar a saldar deudas importantes, en virtud de la cantidad de tiempo
para lectura que habría(mos) de disponer. La decisión recayó en esta obra
clásica -que todo el mundo refiere pero que pocos han abordado al completo- al
percatarme de no haber incorporado ninguna de este tenor en mi propuesta de
lecturas del año en curso.
II.
La presente edición bilingüe de esta
casa editora ha estado a cargo de Jorge Aulicino quien, en su Introducción de
las dos primeras hojas bajo el curioso título de Pretexto, explica que se ha decantado por casi carecer de notas al
pie –como es costumbre en otras- en aras de que el texto no pierda fluidez y se
vuelva engorroso. No obstante, en cada Canto hay un mínimo de ellas hacia el
final, de manera de poder explicar al lector actual algunos hechos y/o
personajes citados que escaparían al más avezado. Si bien concuerdo con esta
mirada, para el profano se hace necesaria una guía mínima, si no se quiere
perder parte de la riqueza de las citas.
III.
Yendo a la obra, es una compleja
visión de la vida humana bajo la óptica cristiana. Según ésta, sólo se puede
acceder al Paraíso si se conocen bien todos los pecados condenables, que nos
apartan del estado de gracia, y se potencia la virtud y el conocimiento. Está
estructurada en treinta y cuatro Cantos con rima dispuestas en tercetos, que se
suceden al igual que el derrotero de sus protagonistas. El Dante-personaje es
guiado a través de los círculos concéntricos que componen el Infierno por el
alma de Virgilio quien, al haber muerto antes del nacimiento de Cristo, está
exento de maldad, aunque su alma pertenece al Limbo, el primer círculo.
IV.
Los nueve círculos que lo componen albergan
todo tipo de personajes y delitos. Mentirosos, suicidas, estafadores,
hipócritas, asesinos, traidores, entre otros, soportan cada cual su pena. Sus
almas son recibidas por Minos, que los hace confesar y dictamina a qué círculo
se debe dirigir. A medida que se desciende hacia el centro de la Tierra –donde
habita Satanás- los pecados son más importantes y el terreno se estrecha, de
forma que todo el Infierno toma la forma de un cono invertido.
V.
No puedo dejar de destacar la
imaginación creativa de Dante acerca de demonios y atmósferas; visto con los
ojos de hoy, parece una obra de ciencia-ficción, tan bien llevada y equilibrada
en todas sus partes. Tampoco eludo la erudición del poeta: adecua el lenguaje
utilizado a la talla de sus personajes; latín para los más cultos, elevado para
con ciertos personajes importantes, italiano vulgar para los más ordinarios. Y
es remarcable el contrapaso, es
decir, la forma de represalia que cada penitente debe padecer. Así, el alma de
los suicidas son árboles –porque negaron su propia existencia humana-; los
asesinos se hierven en sangre –aquella que ellos mismos han derramado-; a los
cizañeros los demonios los parten en dos –de la misma manera que ellos han
generado discordia-, etc.
VI.
Muchos de los personajes que
aparecen en su interior son propios de la mitología o pertenecen a la Biblia,
mientras que otros han sido conocidos por el propio Dante-escritor o afamados
por sus crímenes. Así, desfilan políticos, papas, frailes varios, junto a
figuras míticas. En un derroche de conocimientos, en sus páginas se alude a
temas de la Farsalia, de Lucano, la Metamorfosis, de Ovidio y, cómo no, la Eneida, de Virgilio, entre algunas más.
VII.
Hacia el final, Dante se toma una
licencia. Algunas almas cercanas a Satanás pertenecen a gente que en ese mismo
momento aún vivían. Su explicación ha sido que han cometido tamaño delito, que
los demonios llevaron su alma inmediatamente al Infierno, dejando a otro demonio
dentro de los cuerpos que aún ocupan hasta que la parca Átropos corte el hilo
de su vida terrena. Una visión que genera no poca inquietud en cualquier mortal
y llama a reflexionar. Un libro para leer y releer; interpretar y
reinterpretar.
Ufff creo que esa deuda la seguiré teniendo pendiente por mucho tiempo. No dudo que sea una obra maestra de la literatura, pero a mí no me atrae nada y menos para estos momentos en que necesito obras que me atrapen. No tienen por qué ser ligeras, no me importa que sean obras duras y hasta un poco difíciles, pero que me atrapen, cosa que no creo que Dante consiguiera.
ResponderEliminarUn beso.
La poética de Dante es maravillosa, por todo esto que cito. No deja nada al azar; condensa toda su visión cristiana acerca del pecado y la maldad del ser humano. Incita a seguir leyéndolo, cosa que haré a lo largo del año. Atrapa como un buen libro de sci-fi. Cuestión de gustos -y de momentos-, simplemente.
EliminarUn beso para ti.
La cuarentena está animando a muchos a meterse con obras de gran calibre, como esta jeje. Yo aún no me animo pero está dentro de mis futuras lecturas, por ser clásico, por su gran peso literario y por atraerme el experimentar yo misma su lectura. Me alegro que esto que nos rodea negativo haya servido para que te animes con esas lecturas que ni tenías planificadas ni pensabas leer ahora. Yo ando también incluyendo algunas que no iba a leer en estos momentos. Un abrazo y cuídate.
ResponderEliminarHabía otras opciones, pero era algo a saldar. Tú eres joven, María; esta lectura puede esperarte un tiempo. Requiere del lector haber padecido algunos sinsabores. La he incluido porque no fuera cosa que el virus me deje afuera y yo me deba ir sin haberla leído.
EliminarDante es un grande de las letras y su lectura, aunque intrincada, se hace necesaria.
Cuídate mucho, Maja. Se que no la están pasando nada bien por allí. Recibe un beso y un abrazo desde estas tierras.
Esta vez me he adelantado, amigo Marcelo. Leí hace ya muchos años, hacia finales de los 80 sino me equivoco, "La divina comedia de Dante", es más, me acuerdo leer primero el Decamerón de Bocaccio y nada mas cerrar el libro empezar con la Divina comedia... ya desde joven me atraía mucho sumergirme en el pasado (igual que ahora), casi siempre he tomado distancias con lo actual... y lo más fascinante, las grandes claves para entender como somos ahora, en el presente, me las han proporcionado aquellas lecturas, y no tanto la literatura actual, es el efecto de la montaña... cuánto más se aleja uno de ella, mejor la aprecia en toda su magnitud y complejidad.
ResponderEliminarCuídate mucho, pibe!!
Qué bueno, Paco, que hayas hecho la experiencia! Tal como lo cuentas, parece que sigo tus pasos: primero he leído a Bocaccio, luego éste.
EliminarEl pasado explica en gran medida cómo somos ahora, cómo hemos llegado hasta aquí. No por nada, el gran Bardo inglés ha escrito 'En mi fin está mi principio'. Sabía bien de qué hablaba.
Yo no solo he ejercitado el 'efecto de la montaña'; debe ser que acuso los primeros síntomas del 'mal de montaña': montaña... de años, ja, ja.
Reciban Ara, tú y tus hijas un fuerte abrazo desde aquí, que os rodee en familia. Cuídate, Merengue!
Es buena idea aprovechar la cuarentena para saldar esas deudas. En mi caso soy bastante más anárquica escogiendo lecturas y dejo un poco que sean ellas las que vengan a mí. Tal vez algún día Dante Alighieri llegue a mí. No sé si saldría indemne de los círculos de su infierno pero tampoco me negaría la oportunidad de conocer de primera mano todo un referente de nuestra cultura.
ResponderEliminarUn abrazo
Eres una lectora 'nómade' como cada uno de nosotros, Guapa. Decidimos nuestras lecturas en función del momento, nuestro estado anímico, las hormonas... ya sabes. Solo que la posibilidad cierta de que nuestros tiempos aquí se acorten, hacen que digas 'coño, que me iré sin haber leído al Dante, pues...'.
EliminarPuedo aseguraos que no hay Cristo viviente a quien no le haga lugar el Infierno. Dante lo presenta de manera que tú elijas dónde quieres que termine tu alma. Un libro enorme; para interpretar y debatir.
Un abrazo, Lorena. Cuídate mucho.
Releía ayer mismo los poemas completos de Emily Dickinson, y apareció este poema que se me ocurre oportuno para tu lectura.
ResponderEliminarEs un maravilloso, infrecuente placer,.
encontrar un Libro Antiguo
con las mismas Ropas con que lo vistió su Siglo;
un privilegio, creo yo….
Tomar su venerable Mano
y, calentándola, en la nuestra,
hacer un viaje, o dos, hacia atrás,
a los Tiempos de su mocedad.
Averiguar su pensamiento,
examinar sus curiosas opiniones;
la Literatura de los Hombres.
Qué fue lo que más interesó a los Estudiosos;
cuáles fueron su Controversias
cuando Sófocles, era un hombre,
y Platón una Certeza…
Cuando Safo, era una Muchacha viva,
y Beatriz llevaba EL Vestido
Que dante divinizaría.
Los sucesos de hace Siglos
él los recorre con familiaridad;
como si alguien viniera al Pueblo, y te dijera
que todos tus Sueños fueron Realidad.
ÉL vivió donde nacieron los Sueños;
Su presencia es Encantamiento,
Que no se vaya le suplicas-;
Los viejos Volúmenes agitan sus Cabezas de Pergamino
Y así nos martirizan.
gracias
cuídate
Gracias por tu gentileza, Maestro. Un broche de oro para cerrar una lectura memorable.
EliminarNo sé cómo lo haces, pero siempre tienes a mano un conejo dispuesto a salir de la vieja chistera.
Recibe un gran abrazo, cuídate tú también.
Pues esta noche parece que no hago más que confesar mis vacíos lectores (graves) y este es otro de ellos. Leyéndote me iría corriendo a por la Divina Comedia que creo que la tengo... pero no sé si soy tan lanzada como tú.
ResponderEliminarYo estoy leyendo mucho ensayo e historia, sin abandonar la literatura, claro.
Un buen abrazo y cuídate mucho.
Vacíos lectores son los que abundan, U-to; no debieras sentirte mal por ello. Lo bueno es reconocerlo, primero, y luego intentar saldarlos.
ResponderEliminarMe había propuesto encarar la obra completa al armar la lista de probables lecturas para el año en curso. El CoVid sólo confirmó lo acertado de mi propia propuesta. Los dos volúmenes siguientes estimo que aparecerán en julio y noviembre, respectivamente. No me gusta saturarme, cuando los textos admiten una lectura por separado.
Un fuerte abrazo para ti; extrema los cuidados!