martes, 25 de agosto de 2020

e-book 67. Cautiverio. El vestido azul, Michèle Desbordes

 

Periférica, 2018

I.

        No fueron tantas las voces que se inclinaron sobre este texto cuando apareció. La vida de Camille Claudel, hermana del poeta Paul Claudel, es bien conocida. Soñadora y temperamental cuando joven, fue alumna, modelo, musa inspiradora y amante de Auguste Rodin por un tiempo tras el cual su naturaleza inestable la condujo primero a un encierro autoinfligido y luego a un manicomio en el que, aun ya repuesta, terminó sus días treinta años más tarde.

II.

        Desbordes rescata este prolongado cautiverio final a través de su relación con Paul, sus cartas y sus visitas. El mayor acierto es el tono intimista escogido, elaborando supuestas escenas e imágenes que le sirven de nervio conductor, tomando fotografías de tiempos mejores y escasas charlas entre hermanos, que realzan silencios más que elocuentes.

III.

         En su breve propuesta, Desbordes nos delinea una Camille que ha dejado atrás los fulgores de una pasión desmedida -pero, ¿quién es capaz de atemperar los fuegos cuando se descubre el amor, a los veinte años?-, y, sin dar su consentimiento, es recluida por su familia en un centro de atención psiquiátrica del que ya nada podrá esperar. Ni siquiera de su amado Paul, que esporádicamente hace acto de presencia, que no es sino su acto de contrición.

La versión digital, gentileza de Epublibre

IV.

         Despojada del amor por su amante y relegada al olvido por la sociedad y su familia, Desbordes nos relata su espera final, ya sin esperanzas ni sentido. Solo queda ese vestido azul, que quizás una tarde junto a su hermano habrá visto por última vez el mar. La tristeza que transmiten sus páginas se vuelve emotiva para todo lector sensible.

V.

        Con una prosa rayana en el lirismo, tan fluida como profunda, la autora nos interpela sobre el derecho que se arrogan aquellos quienes, en defensa de nuestro supuesto bienestar, nos imponen una condena mayor: la soledad y el olvido. Un pequeño gran trabajo.

11 comentarios:

  1. Hola Marcelo! lo tuve en mis manos no hace mucho, me intriga su lectura, pero a la vez no me termina de convencer. No sé. Me transmite demasiada impotencia y tristeza creo... Quizás le llegue su momento de todas formas. Me la has traído a la mente de nuevo. Un saludo.

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    1. Hola, María!
      Lo que dices es muy cierto; resumes acertadamente la sensación final. No obstante, permite meditar sobre la naturaleza humana. Tenlo presente.
      Un abrazo para ti.

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  2. Hace tiempo que tengo este libro en mi lista de pendientes. Vi hace años una película sobre Camille Claudel y me impresionó. Ahora, todas las reseñas sobre este libro me van llevando a leerlo, pero se va quedando atrás. A ver si este es el empujón definitivo, porque tu reseña es muy incitante.
    Un beso..

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    1. La película que debes haber visto creo haberla visto yo también.
      El beneficio de este libro es que es breve. Lo malo es la tristeza que transmite.
      Pero las reflexiones que despierta son muy buenas, Rosa. Hazle un lugar.
      Un beso para ti.

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  4. Ay, Marcelo, es que es tan triste. Ahora mismo estoy pasándolas canutas con la familia Joad en Las uvas de la ira. Así que luego necesitaré unos pocos de mimos literarios. La leería sin pensarlo si hubiera posibilidad de un final feliz pero como no es el caso, me lo tengo que pensar. Un poco.
    Besitos compasivos

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    1. Lo que uno se pregunta tras su lectura es qué clase de ser humano puede confinar a otro a vivir 30 años en un manicomio, cuando no resulta necesario. Con estas lecturas adquiero más certeza en que los seres humanos no somos gran cosa.
      Es triste, sí, pero tiene imágenes muy buenas.
      Besitos comprensivos.

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  5. Hola Marcelo, esta semana he estado pensando mucho en la gestión de residencias de mayores con motivo de la pandemia, tus reflexiones sobre el libro me la han traido de nuevo a la mente. Las instituciones y como decidimos por aquellos que necesitan un cuidado especial: Mucho de lo que hablar, mucho que cambiar. Estupendo que la literatura nos remueva. Un abrazo grande.

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    1. Hola, Ana
      Siempre he sido de la idea de que tomar la decisión de ingresar a una persona a un instituto de salud -llámese geriátrico, nosocomio, manicomio o como quieras- debe contar con la anuencia del paciente, salvo en caso de evidente locura o irracionalidad violenta, que perjudique al resto del entorno, lo que pudo haber sido el caso de Camille al principio. Pero retenerlo contra su voluntad, sin intentar saber si podría convivir nuevamente con los suyos es, lo menos, inhumano.
      Un libro que todos los hijos debieran leer ANTES de orillar la decisión. Como dices, mucho que debatir y que cambiar.
      Un fuerte abrazo para ti.

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  6. Es una lectura tan demoledora. Preciosa, eso sí. Muy poética y arrolladora. La triste historia de Camille. Me encantó.
    Un abrazo

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    1. Sí, Lorena, lo que se dice 'un bajón'. No se si lo que Desbordes narra es tan como lo cuenta, pero alcanza con poco menos que la mitad para sostener la misma condena a su familia.
      Poco después de haber subido el escrito, he visto que lo habías leído. Estamos entre los pocos. Un libro triste pero magnífico.
      Un abrazo para ti.

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