jueves, 20 de agosto de 2020

Mi lucha. 4. Bailando en la oscuridad, Karl Ove Knausgård

 


Anagrama, 2016

I.

            Cuarto capítulo de la obra, en la que el autor narra las peripecias de su experiencia como maestro en un parvulario, a la edad de dieciocho años, ni bien terminó sus estudios de bachillerato. El motivo de semejante despliegue ha sido el divorcio de sus padres; su madre ha tenido que vender la casa para dividir los bienes y Karl Ove aprovecha esta situación para intentar ser independiente, sobrevivir lejos de su hábitat natural y dedicarse a escribir.

II.

            En esta Quinta parte, Knausgård se traslada a una aldea al norte de Noruega en la que le ofrecen un espacio propio y un salario que le permite subsistir sin mayores restricciones. Esto le brinda una posibilidad inmejorable para escribir. Al alejarse de sus vínculos afectivos y su zona de confort, no existe distracción que impida concentrarse en ello. Pero para un jovenzuelo retraído, parco y algo inconstante, su estadía en medio de un lugar donde no conoce a nadie, puede hacer que la soledad que le rodea atente contra esos fines.

III.

            Por otra parte, la pulsión cada vez más imperiosa del despertar sexual –y los problemas que le acarrea su condición virginal- conspiran contra su rol docente, al entrar en contacto con llamativas jovencitas dos años menores que él. Si a esto se le suma la escasa población lugareña, donde todos se conocen y se visitan, no queda mucho margen para no ser parte del chismerío y las suspicacias. Sobre todo, tras los efectos liberadores de la ingesta de alcohol a la que es propenso.

IV.

            Ambientado a mediados de los años ’80 y por espacio de un año, Knausgård nos relata no sólo los hechos más sobresalientes de su peculiar experiencia, en donde gran parte del invierno es noche profunda, sino que se toma la molestia de explicar poco después de la primer centena de páginas -y con duración de otras dos- la historia personal de sus dos años previos al divorcio de sus padres, el fin del bachillerato –a trompicones-, sus primeros trabajos literarios y la nueva boda de su padre, que lo empujaron a tomar ese empleo.

V.

            Con la misma fluidez de sus volúmenes anteriores, su ágil prosa se despega en esta ocasión de reflexiones literarias y filosóficas, centrándose en el acontecer de su tarea docente y el desarrollo de una vida social, con breves alusiones a gustos musicales y algunas lecturas favoritas. En suma, una pseudo – biografía fresca y burbujeante, que incluye escenas algo bizarras y mantiene la tensión narrativa hasta el final.


7 comentarios:

  1. Hola. Pues estoy un poco torcida últimamente porque este no lo llevo. No por el libro en sí que podría gustarme sino porque me parece un abuso hacer tantos libros para una historia. Los humanos tenemos fecha de caducidad y hay que leer muchas cosas distintas.
    Besitos rebeldes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mira, Norah. No se si es un autor que yo mismo sugeriría. A veces le siento tufillo a negocio editorial y en otras, a diseño Nobel.
      No esta mal, y hasta se la pasa bien en algunos tramos. Pero si no has leído a Proust, pues comienza por allí. Será más productivo.
      Besitos honestos.

      Eliminar
  2. Veo que han seguido con la lectura de la serie. Supongo que debe merecer la pena, no sé si me animaré, me quedé en la lectura del primero que me gustó como ya comentamos.

    Otro abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En este caso, repasa su experiencia como maestro -que sólo duró un año- en el norte de Noruega y, además de describir la vida en esos parajes, expone cómo es vivir más de medio año sin sol.
      Interesante como curiosidad.
      Un abrazo para ti.

      Eliminar
  3. Justo este verano he empezado por el primero de "Mi lucha" (que también, vaya nombrecito), por el de "La muerte del padre". Me ha dejado un sabor agridulce. Por una parte, describe muy bien sentimientos y sensaciones abstractas, pero por otra, echo de menos algo más.
    Un fuerte abrazo, Marcelo. Espero que estés bien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Respecto del nombre, no es inocente, Rocío; él ha sabido buscar la provocación como modo de promover la curiosidad, al menos.
      Me ha causado gracias que algunos reseñadores han puesto el título tanto como la figura apolínea y agradable del autor como medio de ventas, ja, ja.
      El primer volumen era un poco eso: un sabor agridulce. Una figura omnipresente que generaba miedo cerval. éste es más llevadero. Ten templanza y los terminarás -en eso confío yo!-.
      Estoy bien, aunque algo cansado de la necesidad de actualizar máquina y equipo para no quedar fuera de la sociedad. Tú me entiendes.
      Un gran abrazo para ti!

      Eliminar