RBA, 1995
I.
Hace un cuarto de siglo, al adquirir
el ejemplar, llamó mi atención su curioso título. Eran tiempos de mucha lectura
sobre historia política contemporánea local, acompañadas de compromisos laborales
y familiares, por lo que todo lo referido al ámbito literario quedaba
postergado para un futuro. El traslado de la colección, que incluye el presente
libro, desde la casa de mi madre –donde dormía junto a los demás- a la mía,
brindó la ocasión.
II.
Andrea es una joven de dieciocho
años que llega a Barcelona proveniente de la campiña, pocos años después de
concluida la Guerra Civil, con intención de realizar estudios universitarios.
Para ello, se alojará en casa de su anciana abuela -de quien que posee borrosos recuerdos
de infancia-, junto a su tía Angustias, sus tíos Román y Juan, Gloria, la mujer
de éste, y la criada Antonia. La ilusión que albergaba a su llegada a la ciudad
se hace añicos ni bien ingresa al hogar: a la estrechez económica se le añade
la sordidez del entorno y la ominosa presencia de muebles vetustos que, apiñados
por doquier, redundan en un estado próximo a la miseria.
III.
Para colmo, el clima de odio y violencia
que se ejerce entre sus tíos varones –cuyos motivos se insinúan pero nunca se
aclaran del todo- y entre Juan y su cónyuge; la atmósfera de hambre que
circunda la vida familiar, unidos a la férrea disciplina puritana que la tía
Angustias impone sobre la protagonista, generan una carga opresiva tan sofocante
que la vida universitaria y la amistad con Ena, una joven compañera, resultan
una suerte de liberación.
IV.
Laforet describe con maestría y lujo
de detalles el estado de pobreza extrema en que se halla el pueblo catalán en
los primeros años del franquismo, sin eludir que algunas familias poseen
recursos suficientes para llevar una vida más desahogada. También da cuenta del
rol asignado por el régimen a las mujeres, quienes quedan recluidas al ámbito doméstico,
sin otros destinos que la procreación y maternidad. Toda discusión debe ser
reprimida y encerrada puertas adentro, so pena de convertirse en una hablilla
de imprevisibles consecuencias.
V.
Narrado en primera persona por una
Andrea adulta -quien rememora ese año pasado en casa de su abuela-, evalúa sus
opiniones de entonces, algunas de las cuales la vida posterior necesariamente han
cambiado. En estilo ameno y coloquial, la novela fluye con cierto sabor
agridulce; la acritud nacida en la revelación de una dolorosa historia familiar
se ve compensada con cierto dulzor que envuelve toda asunción de la propia
identidad y el desembarco en la vida social. Una gran novela, sin dudas.
Oh. Ha traído usted mi novela más querida de todos los tiempos. 13 años tenía cuando en el colegio nos mandaron leerla por Navidad y nos parecía demasiado. No, no la entendí entonces, hice trampa leyendo en diagonal y copiando de una compañera. Solo dos años después me enamoré de la literatura gracias a ella. Muchas veces he leído ese ejemplar que aún conservo forrado con papel de regalo. De vez en cuando me planteo la necesidad de comprar una nueva edición, rejuvenecida. Pero no puedo, para esto soy una romántica. Sería una traición vil. Mi ejemplar que aún sigue en el escritorio en la zona de las cosas importantes.
ResponderEliminarCreo que me gustaba Andrea y su viaje me parecía una aventura. Descubrir la vida con sus pros y todos sus contras en aquella dura época, a mí me fascinaba. Siempre que la he vuelto a leer lo he hecho con esa sensación, a pesar del tiempo.
Besitos nostálgicos
Gracias por compartir la anécdota, Maja. Nos enriquece a todos. La literatura española contemporánea es muy rica en la descripción social del último siglo.
EliminarAun sigo aprendiendo de vosotros; debéis sentiros ufanos de tan buenas letras.
Ha sido una grata sorpresa. Ahora, Andrea comparte mi reconocimiento junto a Carmen Sotillo y Colometa, claro.
Besitos felices.
Dos veces he leído este libro. Creo que es un portento sobre todo teniendo en cuenta que su autora lo escribió a los veintidós años lo que demuestra una madurez muy extraña para esa edad, aunque en aquellos tiempos la gente maduraba antes.
ResponderEliminarFue el primer libro en ganar el Premio Nadal que considero uno de los más prestigiosos de España, aunque últimamente se está dando un poco a lo comercial.
Un libro que siempre está en la cola para ser releído.
Un beso.
La madurez no era extraña en esos tiempos, Rosa. Mujeres de veinte eran madres con mayúsculas. Hoy, todo se ha adolescenciado tanto, que no maduramos ni a los cuarenta.
EliminarEs uno de los pocos libros a los que yo mismo premiaría; es un friso de época. No solo por la situación local de ese tiempo, sino por el resumen de las aspiraciones de la protagonista. De lo mejor del año, sin duda.
Un beso para ti.
¡Jola Marcelo! Sí..., una gran novela sin duda, por algo fue Premio Nadal (suelo pasar bastante de los premios literarios, pero este se lo merece). Aunque la leí hace mucho tiempo (en mis años mozos, jeje) pues todavía perdura la sensación esa que se te queda cuando un libro te gusta mucho. Ahora, leyendo tu reseña he recordado un poco su argumento.
ResponderEliminarSiempre he pensado que sería un libro que releería alguna vez, aunque se que nunca lo haré (hay tanto nuevo que me llama la atención por descubrir...)
Besos
En lo personal, me ha encantado. Resume muy bien el momento, la situación catalana y de una joven en particular, que tiene que convivir con una realidad familiar cargada de historia previa. Una maravilla.
EliminarUn besote para ti, Marian.
Una gran novela, sin duda, y una autora maravillosa.
ResponderEliminarLo leí con poca edad, el libro andaba por casa porque había sido lectura obligada del instituto para mi hermana. Lo he vuelto a leer hace pocos años y ahí sí pude disfrutarlo y abarcarlo en toda su dimensión.
Un abrazo
Es un libro señero, bien narrado desde el inicio y consecuente hacia el final. Está dentro de lo mejor que he leído de literatura española contemporánea.
EliminarUn abrazo para ti.