I.
Habiendo
incursionado previamente en la narrativa breve del autor, parecía una buena
opción ingresar a su primera novela, máxime cuando la casa editora la
promocionaba desde su portada como ‘Finalista Premio Herralde de Novela’, un
más que promisorio espaldarazo para una obra debut.
II.
El
protagonista –homónimo del autor- narra en primera persona las peripecias de
instalarse en Zapiola, un pueblo cercano a Buenos Aires, donde decidió
afincarse después que su relación con Ciro –que llevaba siete años- se
disolviera por decisión de éste. Al tener que abandonar la casa, en medio de
una situación incómoda, sin reconciliación posible, padece un bloqueo tal que
le impide continuar escribiendo o hacerle frente al taller de escritura que
dirige. Necesita huir, tomar distancia; y no tiene mejor idea que arrendar un
campo para intentar convertirlo en un huerto productivo, que con el paso del
tiempo le permita sobrevivir, a la vez que aquiete su interior y pueda asumir
qué ha pasado.
III.
La
historia combina tres planos bien definidos. Primero, está el tiempo presente,
con los avatares propios del sembrado, las inclemencias climáticas y su cuota
de predadores –hormigas, pájaros, etc.- que reducen los beneficios esperados.
Luego, se intercalan retazos de historia con Ciro, desde que se conocieron y
decidieron compartir su vida, hasta llegar a las conjeturas que a modo de
explicación para sí mismo, el narrador intenta atribuir como motivos de la
ruptura. Finalmente, se incluyen escenas del pasado familiar, donde los abuelos
cobran importancia tanto en el afecto de Federico como en el aprendizaje acerca
de las tareas destinadas a la subsistencia rural.
IV.
Si
bien la homosexualidad se halla presente a lo largo del texto, no parece tema
de conflicto familiar. Más bien es como si, una vez expuesto, todos sus
integrantes hubieran decidido no afrontarlo –para no convertirse en materia de
habladurías-: Federico puede vivir como y con quien desee, siempre que en el
pueblo de donde es oriundo no se sepa.
V.
La
novela abunda en reflexiones varias, con citas de autores diversos, mientras el
lector asiste a las transformaciones que van teniendo lugar tanto en su
personaje principal como en el entorno geográfico. Su lectura es de ritmo
lento, algo cansino, pues el conjunto participa de la morosidad que imponen los
cambios estacionales. Falco logra compaginar los ciclos de la naturaleza con
los de amor y desencanto, en un estilo ameno y coloquial de párrafos cortos y separados, que discurre hacia el
final, aunque las reiteradas alusiones a la evolución de las hortalizas
puedan llegar a aburrir.
Hola. En este caso lo único que me llamaba la atención era lo bucólico que pintaba el lugar. Pero reconozco que soy animal de asfalto. Carezco ahora mismo de paciencia para este tipo de historias.
ResponderEliminarBesos impacientes.
No te culpo, Norah. En realidad, es una novela bien narrada, con algún condimento literario, pero su tempo es algo cansino.
EliminarBesitos honestos.
No conocía al autor, pero resulta atractiva esta historia de un fracaso amoroso y otro productivo. Tomo nota y si la evolución de las verduras me aburre, también se podrá saltar. Algún premio Herralde que he leído me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso.
La crítica local ha sido lapidaria por la iteración; prefiero destacar lo que ocurre al protagonista y su derrotero. Al fin y al cabo, todos hemos estado un poco perdidos cuando nos han abandonado.
EliminarHaznos saber tus opiniones si te decides por ella, Rosa.
Un beso para ti.
Lo de la evolución de las hortalizas no es lo mío, pero el planteamiento de la historia en tres niveles y su contenido me atraen. Además no he leído nada suyo.
ResponderEliminarLo de esconder ante los allegados y vecinos/as del pueblo la homosexualidad es muy frecuente por desgracia.
Un fuerte abrazo!!
En lo personal, Falco me gusta más en la narrativa breve que en un trabajo de más largo aliento como el presente; eso, sin desmerecerlo.
EliminarDicen que 'pueblo chico, infierno grande'. Debe ser por ello que todos tratan de ocultar sus opciones, cuando no son del parecer de la mayoría.
Un gran abrazo para ti.