I.
Merced a la buena
experiencia con sus libros de relatos decidí encarar esta novela de Dixon, algo
voluminosa y más sustanciosa que aquellos. En virtud de ello, supuse que el
estilo directo y seco de sus letras me mantendría en tensión hasta el final, así
como lo han hecho las de Carver o Laura Berlin, por citar ciertas semejanzas.
No ha sido el caso; me llevó mucho más tiempo entrar en materia.
II.
Nathan Frey debe volver a casa en auto con sus
hijas de seis y nueve años desde Nueva York hasta su residencia, distante unas
pocas horas de viaje. Su esposa Lee ha decidido quedarse en la casa de sus
padres, a quienes visitaran, por un par de días más. Nat se hará cargo de las
pequeñas en ese lapso de ausencia, asistiéndolas en su regreso a la vida diaria.
Yendo por la carretera interestatal se desata una tragedia impensada.
III.
La
novela se estructura en ocho capítulos. En el primero de ellos -que ocupa una
centena-, se narra no sólo los hechos que desencadenaron esa tragedia, sino la
evolución de cada personaje a lo largo de los años, de manera que el lector ha
de saber lo ocurrido con la totalidad de la familia hasta la muerte de Nathan.
El resto es casi un ejercicio de estilo, en el que Dixon nos brinda versiones
distintas que completan, mejoran, precisan los detalles de ese hecho y
profundizan acerca de las relaciones que se han establecido entre los
protagonistas.
IV.
Estas
versiones no solo se ocupan de lo inmediatamente anterior o posterior del drama
una vez desencadenado, sino también de los días previos en que Nathan acudió con
sus niñas a un centro comercial –o a museos-; sus elucubraciones posteriores al
pasar el tiempo; la evocación de los hechos violentos de su juventud; los
devaneos sobre cómo dar la mala nueva a su esposa y, en un alarde de
imaginación final, desarrollar el posible devenir natural como si nada hubiera
ocurrido. Los diálogos sostenidos entre hijas y padre configuran de manera
acertada los rasgos psicológicos de cada personaje.
V.
En suma, un
hecho trágico, imprevisto y doloroso es narrado desde diversos ángulos,
aportando nuevas luces y sombras en los vínculos familiares de sus personajes.
Pero hay una clara crítica de Dixon acerca de cómo ha crecido la violencia en
los E.E.U.U., y cómo se la ejerce sobre ciudadanos indefensos en situaciones
cotidianas. Confieso que me ha costado abordar la totalidad de su medio millar
de páginas debido a la densidad del estilo escogido tanto como a las reiteraciones,
pero sus capítulos finales están llenos de reflexiones sobre aquella. La descripción
del flujo de consciencia de Nathan –que abarca una treintena de páginas- sobre
cómo notificar a su esposa es una joya en sí misma. Para leer con suficiente tiempo.
Hoy ya van cuatro libros apuntados. Espero que llegue al final de este libro, pues si a ti te ha costado, dada la extensión y la densidad, igual yo me veo tentada a abandonar. Aunque la trama y el tema me parecen de lo más atractivo. Creo que es de esos libros que pueden atraparme de principio a fin o hacérseme muy pesados. Lo averiguaré.
ResponderEliminarUn beso.
Tras conocer la totalidad de la historia en el primer ciento de páginas, cuesta entrar en materia debido a la iteración de los hechos, aunque cada vez se van aportando otros enfoques y nueva información sobre la naturaleza de los personajes.
EliminarSi cuentas con algo de paciencia, te llevará a buen puerto.
Un beso para ti, Rosa.