Fiordo, 2020
I.
Las nuevas condiciones de vida a las
que nos ha sometido la actual situación sanitaria me han disparado sendas
inquietudes. Coincidiendo con la reapertura de ciertas restricciones en el
ámbito público, me pareció oportuno encarar esta lectura al aire libre. No habla
de aquellos que se encuentran física o geográficamente desorientados, sino del abandono
como arte de adentrarse en lo desconocido, expectantes sobre aquello que pudiera
generar nuevas sensaciones al bucear en nuestro interior en una suerte de
camino de (auto)descubrimiento.
II.
Solnit reúne en este trabajo nueve
ensayos donde alterna anécdotas personales e interesantes reflexiones acerca
del arte, el surgimiento del punk, la revaloración de la música country, la
curiosa vida del conquistador Cabeza de Vaca, entre otros temas. En todos
ellos, sus apreciaciones apelan a su propia experiencia y conocimientos, de
manera que responden a un enfoque basado en su mirada de mujer, razón por la
que incluí el conjunto bajo este dominio.
III.
La acción de perderse puede ser abordada, según Solnit, desde diversos planos. Así,
el surgimiento de un movimiento contestario o contracultural; el simple hecho
de apartarnos de nuestra zona de confort y asumir riesgos impensados; el
adaptarse a la nueva realidad sin intentar regresar a lo que ya no puede ser… hasta
los cambios que se suscitan en los barrios de una metrópoli pueden ser tomados como
diferentes formas de la pérdida. Una pérdida que, en todos los casos, provoca
una transformación en el sujeto que la vive.
IV.
De estilo fluido y coloquial, profuso en maduras
meditaciones -sin orillar lo sesudo o denso-, con evocaciones hacia su pasado
familiar y con el desfile de personajes de la historia, la pintura y el arte en
general, Solnit elabora una obra más que apropiada para los tiempos que corren,
donde la incertidumbre genera angustias varias, pero también pueden ser una
buena ocasión para despertar a algo nuevo y necesario: re-hacernos a nosotros
mismos. Una excelente propuesta de lectura. Existe edición española bajo el sello de Capitán Swing.
V.
Guardo para el final un regalo personal
que la autora me brinda,
‘Una vez amé a un hombre
que era muy parecido al desierto, y antes de eso amé el desierto. No era por
cosas concretas, sino por el espacio entre ellas, por esa abundancia de
ausencia, esa es la atracción que ejerce el desierto. […] Lo que da vida al desierto
son las fuerzas primarias de la piedra, el clima, el viento, la luz y el
tiempo, […] Lo que yo amaba del desierto era la inmensidad, así como una
sobriedad que también era voluptuosa.’
No hubiera sido capaz de exponer
mejor mi propio sentir al respecto.
¿Y por qué no? En este tipo de libros siempre se acaban encontrando cosas interesantes. La pena es que a mí me parece que la pandemia no nos ha cambiado mucho y menos para bien visto lo visto. Me gusta el enlace del descubrimiento ligado al arte. Lo dicho, me apunto a ver qué saco.
ResponderEliminarBesitos exploradores.
Es un libro interesante, en el que Solnit alterna muy bien su experiencia personal con sus reflexiones sobre el arte y la vida. Le sacarás algo de jugo.
EliminarBesitos confiados.
Una cita preciosa esa final que nos dejas, Marcelo.
ResponderEliminarNo sé si perderse es un arte pero sí creo que hay que tener mucha valentía para hacerlo de manera voluntaria. Eso sí, no se me ocurre mejor manera de encontrarse.
Un abrazo
'Perderse' en el sentido de abandonar la zona de confort -o la mediocridad- y estar atento al despertar a nuevas experiencias parece una buena propuesta para estos tiempos, donde lo que llamábamos 'vida normal' debe ser reconstruida.
EliminarLa cita final, Lorena, resume de manera magnífica gran parte de mi vida. Quizás, sin saberlo hasta hoy, yo mismo haya sido ese hombre del desierto -o parte de él- que amó Solnit.
Un abrazo para ti.