Losada, 2008
I.
Corría 1973 cuando –a sabiendas de
su afán lector- a mi madre le acercaron una serie de títulos de autoras locales.
Las aceptó; un poco por no negarse y otro poco por curiosidad. Indagué su
opinión, al ver este libro en sus manos: al igual que el tango, arena que la vida se llevó fue su
respuesta. Casi medio siglo después, hago homenaje a su lectura.
II.
Adolfo Peña Braceras es un púber que
espía a sus primas en el momento en que, desnudas, se bañan en el río. No le
atrae Julieta; solo espera que Mariana venza su pudor y le permita conocer su
cuerpo. Cuando esto ocurre, se desata entre ambos una historia de amor que
sobrevivirá al férreo dominio que su abuelo, Braceras, ejerce sobre cada
miembro de su familia. Huérfanos tanto él como su hermano y sus primas –las
hijas de Braceras y sus maridos han muerto en un accidente naviero-, se
encuentran a merced de las normas impuestas para todos dentro de una estancia, mansión que será vivienda
habitual de los jóvenes, alejada de los avatares en los que el caudillo,
intendente de Avellaneda, es dueño de la vida de sus gentes.
III.
Ambientada en los años ’30 del siglo
pasado en un suburbio industrial próximo a Buenos Aires, donde campean el juego
clandestino, la prostitución y la violencia, el lector no solo asiste a una
novela de iniciación –tanto sexual como política-, sino que a la vez Guido
desnuda con crudeza los subterfugios de los que se vale el poder local –y el
partido en el gobierno- para sostenerse en su ejercicio. En ese aspecto, la obra
se vuelve un friso de una época atravesada por escándalos políticos, corrupción
generalizada y fraude electoral sistemático, que acaba con el surgimiento del
peronismo. Adolfo encarna al adolescente que, deslumbrado en principio por la
acción de Guastavino -el matón de su
abuelo-, se aparta de esas prácticas tras el asesinato de éste.
La versión digital, gentileza de Biblioteca Secreta
IV.
Por otra parte, la autora no elude
la mirada social, donde la participación masculina es dominante, relegando a
las mujeres a ser poco menos que un elemento decorativo -al servicio de la vida
doméstica y la procreación-, ni tampoco la vida disipada de la que pueden gozar
los estratos con mayores recursos –cuyos turbios orígenes se sospechan-.
V.
De estilo coloquial y fluido, con la
alternancia de una voz en tercera persona que relata –y completa- lo que ocurre
en el entorno, mientras que la primera persona nos allega sus emociones, Guido
compone un texto que, además, orilla temas no menores como la homosexualidad y
el incesto. Una novela aparecida en 1958, que merece ser rescatada del olvido.
Hola, Marcelo. Todo lo que sea diferente me gusta, cuanto más exótico y lejano, mejor. Por eso, una historia que si estuviera ambientada en mi país, no me llamaría la atención, al tratarse de otra cultura y otra Historia, suma puntos y me interesa. Aunque ese caudillo sé que me pondrá los puntos.
ResponderEliminarBesitos comprometidos.
Hola, Guapa. La autora se vale de parte de la historia local de los años '30 en los suburbios, para tejer una historia que tiene mucho de amor, pero también de realidad social de la época. Sospecho que será de tu agrado, si lo hallas por allí.
EliminarBesitos coincidentes.
Hace mucho que lo leí pero,¿ pudiera parecerse, o see del estilo, de la literatura de Maria Luisa Bombal?No sé pero siento que hubiera dicho parecido de lo que leí de ella.No sé si la has leído.
ResponderEliminarGracias
Cuídate
No he leído a Bombal, Wine; no aún. No es una 'novela histórica' al uso; más bien, utiliza hechos históricos -con respeto temporal, pero no cronológico- para matizar las historias que tienen lugar. Resume muy bien la vida de los caudillos locales, su relación con el poder, sus métodos de apremios, etc. Y también cómo se desarrolla su familia. Buen libro.
EliminarUn abrazo, Maestro.
Me llama la atención que la catalogues como de iniciación política. Creo que la política no es un tema que suele estar en las novelas que leo y menos como iniciación, pero la política está en todo como la vida misma. Y la vida misma es muy interesante de leer. Un abrazo, Marcelo.
ResponderEliminarEl personaje principal, a la vez que se inicia sexualmente también lo hace en el plano político, Ana. Primero, al lado del matón de su abuelo; luego, pasándose a la vereda de enfrente. Hay muchas pinceladas sobre la época, particularmente la mirada de la sociedad y de los diversos roles. Por eso lo he incluido entre las grandes novelas de aquí.
EliminarUn abrazo para ti.