Lumen, 2016
I.
El título surgió de un encuentro
entre lectores en el pasado noviembre y fue elegido por mayoría simple de
voluntades como lectura para el mes de marzo. A poco de andar nos dimos cuenta
que se hallaba agotado en papel y solo podríamos acudir a la versión digital
para saciar nuestra inquietud colectiva. Citado como lo más granado de la
autora, la limitación no fue óbice para que porfiáramos en compartirlo.
II.
Cada grupo humano que se reúne de
manera frecuente y cotidiana desarrolla una jerga, un vocabulario propio, con
palabras y frases que, bastan que sean dichas en un entorno ajeno para que cada
miembro las recuerde y se reconozca como parte de él. Así, grupos de toda clase
–amigos, parejas, oficinistas- pueden evocar un pasado común, un sentido de
pertenencia que les es propio al escucharlas, que resulta indiferente o trivial
para el profano. Pero donde mejor se expresan es en el seno del núcleo
familiar.
III.
En base a esto, Ginzburg toma esa
construcción social como elemento disparador, para recorrer junto a ella la
historia de su familia, desde su infancia hasta la separación de caminos. La imponente
figura paterna, tan autoritaria como condescendiente, es acompañada por una
madre melancólica y despreocupada, unos hermanos que se reparten entre el
estudio y las peleas y una hermana muy compinche de la madre. En todas las
descripciones, la autora asume un rol testimonial: no centra el relato en sí
misma, sino como testigo de lo que ocurre en derredor.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
Pero no sólo nos narra las
alternancias de la vida en familia sino que, además, describe el entorno social
que los ha rodeado, de sesgo netamente antifascista –y los problemas acarreados
por ello- y nos acerca las figuras literarias de aquel tiempo: su matrimonio
con Leone Ginzburg –apresado y muerto en la cárcel-, su vínculo con Giulio
Einaudi –con quien Leone y ella hicieran crecer una novel casa editora- y
Cesare Pavese, delineado magníficamente en su faz literaria tanto como
personal.
V.
En suma, una pintura de época, que
recorre la historia de Italia de los años ’20 a los ’50 del pasado siglo -con
los avatares políticos del período-, mientras se asiste al abandono de la
infancia y el ingreso a la adultez, todo narrado en el estilo informal y
coloquial que brinda lo cotidiano. Una obra mayúscula, que todo buen lector
disfrutará con deleite.
Lo leí hace mucho, y me encantó como todo lo de Natalia. Este fue el primero así que puerta principal, para mí,a su obra.
ResponderEliminarGracias
Cuídate
Yo comencé con Las palabras de la noche y seguí con Las pequeñas virtudes. El de marras, es magnífico.
EliminarUn abrazo grande, Maestro!
Querido Marcelo. La conocí con Querido Miguel, fue de esas lecturas que conmueven y sacuden y me la apunté para repetir. Todavía no he vuelto con ella, muchos son los que recomiendan este Léxico como su mejor novela además. La verdad es que si me ahorrara el tema histórico y político no pasaría nada de nada, pero bueno, veo que hay mucha gente interesante por aquí. Algún día será.
ResponderEliminarBesitos prometedores.
Querida Maja, no hay mucha alusión a lo histórico y político; sólo que algunas personas - personajes toman partido y se ven involucrados en ello.
EliminarNo he leído aún 'Querido Miguel'; yo también hago como dice Esther: la leo a sorbitos.
Sospecho que te ha de gustar.
Besitos esperanzados.
Me encanta esta escritora. Voy leyéndola a sorbitos.
ResponderEliminarYo hago lo mismo, Esther, porque si no se agotaría rápido. Un abrazo.
EliminarMarcelo, me gustará esta lectura. Cómo me has recordado historias familiares, de amigos, que se repiten una y otra vez. Una de las más repetidas por mi se ha reducido a decir "Quiteria,..." Y ni siquiera había nacido yo cuando pasó y dentro de poco nadie me entenderá cuando lo diga, pero si que me seguirá haciendo sonreir por aquellos que me lo contaron. Un abrazo.
ResponderEliminarEs que Ginzburg toca las propias fibras y la historia personal del lector. Todos tenemos un vocabulario propio, que son parte de anécdotas que solo quienes las han vivido saben -y recuerdan- el porqué.
EliminarEs una lectura muy amable y emotiva. Te gustará sin duda.
Un abrazo para ti, Ana.