I.
Parafraseando a Terencio, nada de lo
escrito por Kawabata me es ajeno. Fue una grata sorpresa que la casa editora
que reúne sus títulos haya decidido encarar la primera traducción de esta obra breve desde el original japonés. Máxime, porque su nuevo lanzamiento viene a cubrir un
vacío padecido por la misma que, en 1948, apareciera por entregas. Así,
por la curiosidad que despierta la novedad y por su corta extensión, decidí
incluirla rápidamente entre mis lecturas del año.
II.
El narrador se casó con Tokiko
cuando él contaba con treinta y cinco años de edad y ella veintiocho. Para él era
su primer matrimonio, no así para su esposa, viuda del profesor Ikegami,
maestro de aquél, de quien había engendrado dos hijos, Fusako y Kiyoshi. A la
muerte del profesor, mucho mayor que la joven, Tokiko se niega a casarse con el
hermano del difunto –como correspondería a la tradición- y abandona la casa
familiar, dejando a los pequeños al cuidado de quien fuera su cuñado.
III.
El elemento disparador de esta
novela es la inminencia de la boda de Fusako, quien poco antes de desposarse
desea aclarar algunos puntos oscuros en el matrimonio de sus progenitores, a
partir del hallazgo de ciertos escritos que a modo de diario ha dejado su padre
en los que señala un frustrado amor por una joven que lo abandonó, meses antes
de haberse casado con su madre. Entonces, ¿se casó por despecho, o quiso
perpetuar aquel amor fulgurante en la nueva esposa?
IV.
Las sutilezas de Kawabata no se
agotan en la necesidad de la joven casadera sino que el regreso a la historia
de sus padres también repercute en el narrador, quien se cuestiona cómo habrá
sido la relación de su esposa (¿una adúltera
legal?) con su viejo profesor, lo que dispara no solo inquietudes morales sino
también un abanico de sentires entre los cuales los celos no son menores. Por otra
parte, ¿cómo influirá el abandono de la madre en la boda de su hija? A la
vista, queda planteado un puñado de interrogantes que requieren sendas respuestas.
V.
Con el estilo moroso y coloquial de su escritura, respetando tempos y cadencias, Kawabata entreteje una ficción donde la historia previa cobra importancia y peso propio, tanto en los hechos del presente como en los acontecimientos del futuro. Un libro que apenas supera la centena de páginas pero que deleita al lector y deja mucha materia sobre la cual reflexionar. Lectura más que recomendable.
Todo lo escrito por Kawabata me es ajeno. Sí, es de esos autores que de vez en cuando rondan pero no acaban de entrar en casa. Algún día le tocará turno porque me gusta lo que planteas y mucho la literatura oriental, esos tempos y morosidad que ellos tan bien manejan y que en manos de occidentales muchas veces deriva en pesadez y aburrimiento.
ResponderEliminarMe parece este un buen título para iniciarme con el autor.
Besitos animados
Sí es buena opción para iniciarse con Kawabata. Éste o 'La casa de las bellas durmientes'; no afectan la sensibilidad ni trasiegan melancolía.
EliminarAbundan los occidentales que intentan con algo parecido, sin convencer.
Besitos confirmatorios.
Leí hace unos años La casa de las bellas durmientes, para hacer una reseña para un blog en el que colaboraba. Me resultó una novela dura y asfixiante donde las haya. Muy buena, pero muy inhóspita. También leí, pero hace más de treinta años, Lo bello y lo triste que no recuerdo tan incómoda.
ResponderEliminarLa novela que recomiendas hoy podría ser buena para volver sobre el autor, ahora que además cada vez me va gustando más la literatura japonesa.
Un beso.
A mi, el título que citas me pareció más que interesante, Rosa; me resultó muy fluido. Éste se halla en otro registro, aunque con la misma cadencia de su estilo. Un estilo, por lo demás, bastante del gusto de Occidente.
EliminarSi quieres algo más 'japonés puro', te sugiero que revises el catálogo de Satori.
Un beso para ti.