I.
Había hecho furor con su aparición en español allá por 2012; además,
venía precedido de galardones varios –entre ellos, el PEN/Hemingway de ese año-
y fueron varias las fuentes que me lo sugirieron. Sin embargo, con el nomadismo que me caracteriza lo dejé en
espera de mejores momentos. Al elaborar hacia fines del pasado año mi lista de
lecturas para el 2023, decidí incorporarlo merced a su vigencia en la Red y una
cuota de originalidad en su propuesta, tan necesaria a la hora de alternar con
otras lecturas más demandantes.
II.
Julius, un médico psiquiatra que ejerce en un
hospital de Nueva York, decide hacernos conocer sus paseos y derroteros en torno
a la ciudad y aquello que dispara su contacto con el medio. De origen
nigeriano, participa de la hermandad racial –con la que poco se identifica- mientras va repasando sus vínculos familiares y con sus pacientes; su historia en
África, la nostalgia por su abuela en Bruselas –que lo lleva a un viaje de
vacaciones a intentar verla o saber algo más sobre ella-, entre otros.
III.
No sólo se aboca a las múltiples
imágenes que una Nueva York suscita en cualquier paseante –a la manera de
Sebald, quien está tácitamente presente en toda la obra-, sino que también se
traslada a la Europa actual, con sus conflictos y contradicciones. El
protagonista se permite deambular hacia los confines de la ciudad, aunque no
tenga claro cómo volver a su guarida, y eso también lo hace digno de una dosis
de empatía urbana.
IV.
Cole hace fácil lo que en realidad no es:
narra en primera persona los pensamientos y sensaciones que aparecen en su
caminata habitual sin juicios de valor ni prejuicio alguno; toma cada
interacción como algo único e irrepetible, de la que puede colegirse cierto
aprendizaje. Cada capítulo puede ser leído independientemente, pues comienza
con un elemento disparador y cierra hacia el final. El texto es, entonces, una
creación fragmentaria que condensa pizcas de observaciones profundas junto a
reflexiones interesantes.
V.
De estilo fluido, sin intentar
regodearse en su pasado africano, con buenas escenas y meditaciones, Cole
construye una novela que no parece tal, en la que reúne voces de su ciudad. Me
ha recordado a New York Morning, tema
de Elbow que, en sus letras, dice,
Oh, my
God, New York can talk
Somewhere
in all that talk is all the answers
Everybody
owns the great ideas
And it feels like there’s a
big one round the corner
Para disfrutar y pensar. Muy recomendable.
Me encanta Nueva York y visto desde el punto de vista de un nigeriano que añora a su abuela en Bélgica y nos cuenta su historia en África, creo que puede ser apasionante. Muchas gracias por el descubrimiento.
ResponderEliminarUn beso.
Llama poderosamente mi atención que no le hayas echado el ojo cuando salió, Rosa. La crítica en general aplaudió su llegada. También es cierto que uno no puede estar al día en lo que se publica, ¿verdad?
EliminarUn libro más que interesante para quien, como tú, disfruta de Nueva York.
Un beso para ti.