Random House, 2017
I.
Tras entusiastas comentarios de colegas
lectores sobre este título, adquirí un ejemplar. Mas como es habitual, la
euforia inicial dio paso a un lánguido desinterés que, si el libro no se encaró
rápidamente, terminó engrosando la lista de pendientes, agregando un nuevo
miembro al tótem que conforman. Buscando algo original que proponer a un grupo con
quien comparto lecturas, se me ocurrió que podía ser el más indicado. Nada más
lejos de ello.
II.
Franz Ritter es un musicólogo maduro quien, en
una noche de insomnio en Viena, revive su
historia de amor con Sarah, una parisina pelirroja de origen judío,
investigadora sobre orientalismo y orientalistas. Aquejado de una dolencia que
él supone lo lleva de camino hacia la muerte, repasa cada uno de los momentos
vividos en geografías tan eclécticas como Alepo, Estambul, Teherán y Palmira
junto a una pléyade de antropólogos, músicos, literatos y viajeros varios, con
quienes compartió aventuras, campamentos, viajes relámpago. En medio de todo
ello destaca la figura de Sarah, una fanática de lo oriental, con cierto sesgo
morboso y tan opuesta al conservador, temeroso, inmaduro –y aburrido- Franz.
III.
Ordenada según horarios del
reloj, la novela pasea al lector por parajes con historias y personajes de Oriente: fábulas, instrumentos musicales, poemas medievales, etc., mientras Franz
se sumerge en esa pasión que sólo le ha otorgado una noche de felicidad en
veinte años de relación. Así, la trama romántica es mera excusa para que Enard
se explaye con gran conocimiento y admirable erudición sobre la mirada
occidental judeocristiana de lo que solemos llamar o simbolizar como Oriente, en un ensayo que intenta establecer un puente entre ambos hemisferios y,
de paso, reconocer en nosotros el influjo que aun hoy ejerce esa cultura.
Hallar esos elementos es descubrir al Otro en el Yo.
IV.
Obras tan disímiles como el Diván de Goethe, el Danubio de Magris, las Suleikas
de Schubert o el Octeto de Mendelssohn,
además de poemas de Omar Jayam o Rumi, o los escritos de Sadeq Hedayat, se van
nombrando, mezclando, fusionando en un todo artístico – cultural mientras se
desarrolla la misma vieja historia de un amor no correspondido –o algo
similar-. El final se vuelve emotivo y esperanzador.
V.
No tuve suerte. La falta de
fluidez, la profusión de lugares y obras que hacen necesaria buena dosis de indagación
y un ritmo lento de lectura en un libro que conjuga siglos de historia y artes
en general, terminaron por dejarme solo a la hora de la puesta en común. No me
arrepiento de haberlo sugerido. Es un texto que se disfruta mucho si se va
leyendo un rato todas las noches o con guía dirigida. Recomendado para quienes
cuentan con tiempo y ganas.
Como te entiendo. No es un libro para cualquiera. Es para degustar sin prisa, pero es todo un disfrute. Es para los que amamos la cultura oriental, los que buscamos aquello que el islamismo ha dejado en nuestra propia cultura. La pena fue no tener más cultura y conocimientos. Hubiera disfrutado mucho más.
ResponderEliminarUn beso.
Coincido plenamente con tus líneas, Rosa. Al sugerirlo para compartir, no tuve en cuenta que su contenido podría disparar más de un camino a recorrer, volviendo ardua su lectura. Mala mía.
EliminarPor lo demás, un libro más que interesante.
Un beso para ti.
Ya había oído reseñas poco alentadoras respecto a este libro. La verdad es que no tengo ninguno de los requisitos, ni tiempo ni ganas, menos de lo segundo incluso que de lo primero. Una noche de felicidad en 20 años de relación, los hay que se conforman con poco.
ResponderEliminarUno menos para mi lista.
Besitos rebeldes
En su afán de brindarle al lector un punto de vista distinto, Enard elabora un trabajo que requiere la atención constante de él.
EliminarA mi me ha gustado mucho, pero soy consciente que demanda esfuerzo y, en los tiempos que corren, no son letras que la mayoría lectora eligiría.
Besitos sinceros.