sábado, 20 de abril de 2024

Colección Último Reino. 3. Abismos, Pascal Quignard

 

El cuenco de plata, 2015

I.

                “El pasado es un abismo sin fondo, que engulle a todas las cosas pasajeras, y el porvenir, otro abismo que nos resulta impenetrable; uno se vierte constantemente en el otro; el porvenir se derrama en el pasado atravesando el presente; estamos ubicados entre esos dos abismos y lo sentimos, pues sentimos el porvenir verterse en el pasado; esa sensación pone al presente al borde de un abismo.”

               Ésta es la frase tomada de Pierre Nicole que sintetiza el derrotero de los pensamientos, reflexiones y devaneos filosóficos del autor, que constituyen este tercer volumen de la colección.

II.

                Entre sus cavilaciones, Quignard se detiene en el tema del retorno, el clásico nostos, y explica que la nostalgia –que deriva de aquél-, es la enfermedad del retorno imposible de lo perdido y, a su vez, el primer vicio del pensamiento. Además, aludiendo al mito del eterno retorno, no deja lugar a dudas,

“Todo lo que parece sin retorno, una vez que abandonó el astro de la amenaza, parece inofensivo. Pero cuando el retorno se produce, uno queda devastado en un instante. Lo que ha dejado de ser ya es nada y no obstante ese reflujo para el que no estábamos preparados nos llega con la violencia de un ciclón. Y uno se encuentra en el fondo del abismo aun cuando nada haya surgido en lo real excepto el tiempo invisible.”

III.

               En su clásico estilo de prosa poética, Quignard utiliza la mitología clásica, la historia europea, las fábulas y leyendas ancestrales que van desde la China hasta lo celta, para desarrollar tópicos acerca de aquello que no tiene fondo, o bien a lo que no alcanza a ver la luz, sea la profundidad de la noche o la oscuridad de una caverna. O las fallas abisales de los mares.

IV.

               Como era de esperar, también la música está presente en esta suerte de composición libre que viene siendo el conjunto de textos, donde las asociaciones más extrañas toman cuerpo. Particularmente interesante es su mirada sobre el sueño, al que le atribuye carácter de indispensable pues en él se alcanza un estado de desconexión profunda, a la que el despertar pone fin al reconectarnos al mundo externo atmosférico.

V.

               Chamanismo, citas evangélicas, la pintura de Rogier van der Weyden se alternan con escenas de la II GM y su propia historia personal en una muestra ecléctica que convoca a la meditación. Un libro para rumiar en lo interior. Como regalo final, una idea sobre el relato,

“El objetivo del relato es contar la experiencia. […] No es la realización de la proeza, la victoria en el combate, el cumplimiento de la misión lo que constituye el fin de la caza, de la competición o de la guerra. Es volver para contarlo. […] Tres tiempos se articulan: la prueba, el semicírculo del retorno, el relato en el interior del grupo donde se construye lo que se ha probado en la prueba. Por ese motivo el tiempo del relato es siempre el pasado.”


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