I.
“El pasado es un abismo sin
fondo, que engulle a todas las cosas pasajeras, y el porvenir, otro abismo que
nos resulta impenetrable; uno se vierte constantemente en el otro; el porvenir
se derrama en el pasado atravesando el presente; estamos ubicados entre esos
dos abismos y lo sentimos, pues sentimos el porvenir verterse en el pasado; esa
sensación pone al presente al borde de un abismo.”
Ésta es la frase tomada de Pierre
Nicole que sintetiza el derrotero de los pensamientos, reflexiones y devaneos
filosóficos del autor, que constituyen este tercer volumen de la colección.
II.
Entre sus cavilaciones, Quignard se detiene en
el tema del retorno, el clásico nostos,
y explica que la nostalgia –que deriva
de aquél-, es la enfermedad del retorno imposible de lo perdido y, a su vez, el
primer vicio del pensamiento. Además, aludiendo al mito del eterno retorno, no
deja lugar a dudas,
“Todo lo que parece sin
retorno, una vez que abandonó el astro de la amenaza, parece inofensivo. Pero cuando
el retorno se produce, uno queda devastado en un instante. Lo que ha dejado de
ser ya es nada y no obstante ese reflujo para el que no estábamos preparados
nos llega con la violencia de un ciclón. Y uno se encuentra en el fondo del
abismo aun cuando nada haya surgido en lo real excepto el tiempo invisible.”
III.
En su clásico estilo de prosa
poética, Quignard utiliza la mitología clásica, la historia europea, las fábulas
y leyendas ancestrales que van desde la China hasta lo celta, para desarrollar
tópicos acerca de aquello que no tiene fondo, o bien a lo que no alcanza a ver
la luz, sea la profundidad de la noche o la oscuridad de una caverna. O las
fallas abisales de los mares.
IV.
Como era de esperar, también la
música está presente en esta suerte de composición libre que viene siendo el
conjunto de textos, donde las asociaciones más extrañas toman cuerpo.
Particularmente interesante es su mirada sobre el sueño, al que le atribuye
carácter de indispensable pues en él se alcanza un estado de desconexión profunda,
a la que el despertar pone fin al reconectarnos al mundo externo atmosférico.
V.
Chamanismo, citas evangélicas, la
pintura de Rogier van der Weyden se alternan con escenas de la II GM y su
propia historia personal en una muestra ecléctica que convoca a la meditación.
Un libro para rumiar en lo interior. Como regalo final, una idea sobre el relato,
“El objetivo del relato es
contar la experiencia. […] No es la realización de la proeza, la victoria en el
combate, el cumplimiento de la misión lo que constituye el fin de la caza, de
la competición o de la guerra. Es volver para contarlo. […] Tres tiempos se
articulan: la prueba, el semicírculo del retorno, el relato en el interior del
grupo donde se construye lo que se ha probado en la prueba. Por ese motivo el
tiempo del relato es siempre el pasado.”
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