La lectura surgió a raíz de un
comentario sobre otra novela del autor, Tres
veces al amanecer, donde se hacía referencia a ésta, aparecida poco antes.
Alguien propuso compartirla y fue aceptada la moción. Luego de hurgar en mi
memoria, hallé la razón por la que no la había tomado en cuenta: la mayoría de
reseñas surgidas al calor de su debut eran tan ensalzadoras que activaron
todos mis recelos. Tras una docena de años, confío en alcanzar alguna objetividad.
II.
Jasper Gwyn es un escritor de éxito en Londres.
En el apogeo de su fama, a sus cuarenta años, envía un artículo periodístico
sobre lo que jamás volverá a hacer; los dos últimos ítems dicen publicar y escribir libros. Naturalmente,
eso inquieta a Tom, su agente, y, por otra parte, debe decidir a qué actividad
dedicará su tiempo ahora que se asume como ex – escritor. La visita a una
galería de arte durante una tarde de lluvia lo auxilia. Los retratos que se
exhiben despiertan un ansia inusual: llevar
de regreso a casa a esa gente.
III.
A partir de allí, pone manos a la
obra: realizará retratos personales,
a través de palabras; es decir, brindará al potencial cliente un escrito,
volcando percepciones que Gwyn tendrá de cada cual, compartiendo durante horas diarias
en soledad, silencio y la desnudez del retratado, una habitación aislada, a lo
largo de días. No serán meras descripciones sino aquello que dispare su
imaginación. Para esto, requerirá la ayuda de una secretaria adecuada, quien
seleccionará a los posibles candidatos –a la vez que le servirá de modelo
inicial-.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
Baricco ofrece en esta breve novela –que indudablemente
tiene nexos con la ya citada- su mirada acerca de nosotros mismos. Todos
tenemos una idea de quiénes somos, cómo nos vemos –uno y los demás-, casi como
componiendo un personaje imaginario cuya identidad es la nuestra. Pero quedarse
con el personaje es mezquino. Tendríamos que comprender que no sólo somos el
personaje; somos toda la historia: el entorno, los demás, el ruido, los
colores. Hallar algo en que nos identifiquemos es un elemento, pero no el
único. Debiéramos ir en pos del resto, de manera de componer un acabado retrato
personal. Ésa es su propuesta.
V.
Con su estilo poético ya característico, una atmósfera íntima que aúna con los afectos humanos –amor, amistad, etc.-, escenas bien labradas y jugosos diálogos, esta novela convoca a la reflexión interior del lector, dejando materia sustanciosa para meditar. Una lectura amena, que será del agrado de quien se anime a transitar sus escasas páginas. Muy recomendable.
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