‘No escribo un libro, sino
que engendro un embrión en el útero triste de mi cráneo y de mi habitación y de
mi mundo.’
I.
En este segundo volumen, el narrador autoral nos participa de los
cambios ocurridos en el Bucarest de mediados de los años ’60, con escala en los
’80. En este libro ilegible, donde
las páginas se acumulan unas sobre otras como estratos -al igual que los sedimentos
y detritos-, se repasan momentos y anécdotas de la vida familiar, en un
ejercicio evocativo sin par, con infinidad de reflexiones que se disparan, logrando
interpelar al lector.
II.
El libro se divide nuevamente en tres. La Primera
Parte, comienza con una nostalgia: Mircea –alter
ego del autor- evoca el barrio que, a partir de 1985, fuera demolido para
que en su lugar se erigiera lo que actualmente es el parlamento rumano. Luego,
se remite a su bisabuelo Vasile Badislav –quien había liderado una colosal
huida-, y su trágico deceso.
III.
En la Segunda Parte se
desarrollan historias inconexas: su madre tejiendo alfombras –detenida por la
Securitate-; el propio Mircea convertido en pionero
–una suerte de scout comunista-; Soile,
la pequeña cuyo corazón era una tarántula; Katerina, la enana rusa del circo;
el vecino Herman, que lo rescata de una diablura; el Hombre Serpiente, que lo
pone en trance y un desfile patrio. Finalmente, en la Tercera Parte, se narra
la historia de Coca –vecina de su madre- y las de Maarten, Cedric –el jazzista-
y los hombres estatua en Ámsterdam.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
Es tan abrumadora la secuencia de
descripciones que alternan lo costumbrista y lo onírico, que al lector se le
desdibuja la realidad y por momentos se encuentra algo perdido. El ritmo
narrativo es intenso aunque equilibrado, y el relato familiar extiende un halo
de tristeza sobre aquella infancia perdida. Ese telar materno multicolor alberga
todas las transformaciones –personales, sociales, políticas- que se suscitan en
su interior. La crisálida de una mariposa omnipresente es un emblema acertado
para la obra.
V.
En estilo ameno y algo poético, haciendo gala de conceptos extraídos de la biología, la medicina y la física –entre otros- e intercalando precisas descripciones del gris Bucarest con alucinaciones de neto origen imaginario, Cărtărescu ofrece un compendio de elucubraciones que no eluden los devaneos filosóficos acerca de las esferas humana y divina. En suma, un libro que requiere de una lectura lenta y atenta, pero que se disfruta mucho. Para tomar en cuenta.
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