I.
Lo adquirí merced a los buenos
comentarios sobre el libro, amén de que las historias contenidas en él se
basaban en la realidad haitiana, tanto de la emigración –y el testimonio del
dolor de su desarraigo- como de aquellos que, por diversas causas, decidieron
regresar al país, tras una andanada de muertes políticas y cambios en la
hegemonía del poder. Como no tenía registro alguno sobre estos tópicos, decidí
darle curso a su lectura.
II.
El texto está constituido por ocho relatos de
extensión media, que transcurren en Puerto Príncipe, Miami o Nueva York. Así,
las historias reúnen un puñado de realidades de aquellos que, por diversas
razones, han debido marchar en busca de mejores horizontes –la mayoría, en
tierras norteamericanas-. La falta de empleo, las persecuciones –y asesinatos-
de índole política o la necesidad de capacitación académica son algunos de los
motivos que impulsaron a emigrar, y la esperanza de mejorar al país, a través
de su educación –tras la caída de su histórica dictadura-, o de realizar
asistencialismo a víctimas de violaciones, para restringir –si no acabar- con
la violencia de género, los consiguientes para albergar un esperanzado regreso.
III.
Una hija a la que avisan que su
padre –a quien no conoce- está próximo a morir; un empleado de la construcción
quien, mientras cae libremente desde un andamio, repasa su historia con su
pareja e hijo; una abuela que, en la fiesta de bautismo de su nieto, exhibe su
senilidad; un reencuentro entre dos amigas de la infancia, ahora que una de
ellas es la esposa del primer ministro, son cuadros de los que se vale Danticat
para expresar la nostalgia sobre un pasado común, los cambios suscitados a
escala familiar y social, el compromiso que muchos de ellos mantienen con su
gente de origen y, básicamente, cuánto pesa la ausencia de los que no están o el
hecho de ya no poder pertenecer.
IV.
No importa si una ex pareja y la nueva estafan
a la anterior; tampoco si dos compañeras universitarias comparten sus tatuajes;
si una pareja de amantes se vuelve a reunir tras el terremoto en Haití que
mutiló a uno de ellos, o si una criada descubre que se habrá de morir de SIDA
tras una promesa de amor incumplida. Todos los relatos tienen una carga
emocional enorme, de la que el lector se hace partícipe y, por ende, le cuesta
abandonar la lectura. La diversidad de historias que plantean distintas
realidades es su carácter a destacar.
V.
De estilo directo y frontal, ameno y coloquial, Danticat ofrece historias de inmigración y emigración muy vívidas, que mientras que se abordan permiten asimilar y reflexionar sobre los problemas que disparan en quienes se han visto obligados a dejar su lugar. Más que interesante para buenos lectores.