I.
Propuse este título a un puñado
de lectores de diversos grupos en una suerte de doble homenaje: el pasado 8 de diciembre
se cumplió el centenario del nacimiento de la autora, cuya obra fuera visitada
asiduamente por mi abuelo, quien también nació ese mismo día, aunque unos años
antes. Por ello, me pareció oportuno destinar este texto de la escritora
salmantina a la memoria de ambos, autora y lector, y, de paso, saldar la deuda
de no haberla leído hasta hoy.
II.
La novela, que fuera escrita entre 1955 y
1957, cuando aún la victoria del franquismo y sus imposiciones campeaban en
España, narra las peripecias de las mujeres que viven en una ciudad de
provincias por espacio de casi un año. La historia tiene dos protagonistas de
excepción: la díscola Natalia, a la sazón, de dieciséis años, hermana menor de
Mercedes y Julia –quienes frisan la treintena- quien no conoció a su madre pues
ella falleció en el parto, y Pablo Klein, un joven de vida bohemia, profesor de
alemán, que ha regresado tras años de ausencia. Los capítulos que corresponden
a éstos, están redactados en primera persona; el resto, en tercera.
III.
A ellos los acompañan una
profusión de personajes secundarios que, a manera de coro polifónico, van enriqueciendo
el relato central –pero que lentifica la lectura a la hora de entrar en
materia-. Allí está Gertru, la compañera de Natalia quien, por pedido de su
prometido, decide abandonar los estudios un año antes de graduarse; la propia
Julia, que lleva años esperando que Miguel decida casarse y mantiene con él una
relación epistolar. Mientras, Pablo se erige en el confidente de muchos muchachos,
con su estilo mundano y reservado. Hasta se da el lujo de mantener cierta
relación con una cantante de vodevil, mayor que él.
IV.
Todos los personajes pertenecen a una clase
media con aspiraciones de mantener el estrato social a través de matrimonios convenientes.
Martín Gaite utiliza sabiamente los diálogos entre amigas y familiares para
exponer la abúlica vida, en especial de las mujeres, sin objetivos personales
ni posibilidad de emancipación: primero, sometidas a los dictados del padre; luego,
con la normativa de los curas y finalmente, a merced de los caprichos del novio
y/o marido. Como resultado, una vida destinada a cumplir con las reglas
sociales: virginidad hasta el himeneo, maternidad tras ello y el resto, una
vida circunscripta al interior del hogar. Ninguna libertad personal. En suma,
una instantánea de España durante el apogeo del franquismo.
V.
De estilo fluido y coloquial, con escenas bien construidas y donde lo que no se dice cobra tanta importancia como lo que sí, Martín Gaite nos ofrece una obra de época. Resulta llamativo que la censura no solo le hubiera permitido publicar esta obra a una escritora, sino que le otorgaran el Premio Nadal en 1957. Para leer y refrescar la memoria.

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