Losada, 2009
Cuando
vi esta edición bilingüe disponible en las librerías, no dudé en hacerme de un
ejemplar. En verdad, sentía curiosidad acerca de su poesía a sabiendas de la
alta estima que tenía de Whitman nuestro maestro de las letras, Jorge L.
Borges. Y encarar tamaña lectura suponía tanto un desafío a la constancia como
un póstumo homenaje personal a quien había sido devoto de estos versos.
El libro compila la totalidad de
trabajos de Whitman, que fueron agregándose edición tras edición hasta
conformar el presente volumen. Así, comienza con una Introducción a modo de
semblanza y resumen de vida y trabajos, que el propio traductor delinea en
escasas páginas. Luego, se inicia repasando las ‘Dedicatorias’, una serie de
poemas destinados a objetos varios; ‘A partir de Paumanok’, un cúmulo de cantos
en los que se ensalza la vida de los Estados de la Unión y la democracia, y el
sensacional ‘Canto de mí mismo’, verdadera profesión de fe en el futuro de la
nación, con múltiples enseñanzas.
Para continuar, en ‘Niños de Adán’
se festeja la vida, a través de los placeres del sexo como alimento del alma, y
en ‘Cálamo’, la materia de alabanza es la camaradería –aunque rayana en la
homosexualidad, como han querido ver algunos analistas-. La Guerra de Secesión
se pone de manifiesto tanto en ‘Toques de tambor’ como en las ‘Memorias del
Presidente Lincoln’. De allí en más, se reúnen una serie de imágenes que
incluyen pensamientos, evocaciones de Europa, paisajes, manifestaciones
artísticas, viajes y eventos que ha tenido a Whitman como asistente, pasajero, orador
o simple espectador.
O Captain! My Captain!
Por momentos, ampuloso y
omnipotente; de a ratos introspectivo y reflexivo, todo el texto recuerda al
libro de los Salmos de la Biblia, en el que se ha sustituido a Dios como centro
de adoración y se ha colocado a los Estados, su gente y sus actividades como
objeto de culto. No es para menos. Unido al pensamiento positivista de la época
se ubican todas las realizaciones en el campo del progreso científico e
industrial que la Unión ha alcanzado a partir de su independencia de la
Inglaterra de la Revolución Industrial. Para más, hay un claro panteísmo
religioso; la Naturaleza posee un espacio destacado, pues el poeta viene a
unirla junto al alma del hombre.
Acompaña la edición un Glosario de
términos, que en lenguas de origen diverso el poeta ha tomado e incluido en sus
versos, a modo de aclaración. No se si estoy muy conforme con la traducción
realizada, aunque sin dominar lo suficiente el idioma original me abstengo de
hacer un juicio crítico. Por lo demás, los poemas se leen bien; sin embargo, la
lectura corrida puede volverse algo tediosa, por lo que sugiero intercalarla
con textos más amenos. Quizá lo óptimo sea destinar el volumen a la mesa de
luz, e ir desgranando sus páginas antes de dormir, como quien se deleita
despuntando el vicio de la poesía previo al descanso reparador.
Bueno, hasta de memoria me lo sé de las veces que... lo sigo leyendo. Ode to myself, es fantástico, sensorial, uno de mis libros de cabecera, como tú dices al final, es de los que se destinan a la mesa de noche y de ahí no sale nunca jamás junto a otros, y es que esto da para un largo debate. Un abrazo, marcelo :)
ResponderEliminarCreo haber comprendido por qué Borges lo tenía siempre a mano. Es una poesía de otro orden; más compleja, más emotiva. Un fuerte abrazo, Yossi!
EliminarEstoy de acuerdo con Yossi en lo de "sensorial", creo que es una palabra que define muy bien Hojas de hierba, que casualmente ando mirando a trocitos, así sin ton ni son, ultimamente. Yo tengo una edición de Lumen de hace mucho tiempo, con traducción del propio Borges, que supongo será la que se ha mantenido en otras ediciones ¿no?
ResponderEliminarBesos Marcelo!
Esta traducción es de Pablo Ingberg, Ana. Me quedaría con la de Borges, seguramente... Por lo demás, sí, es 'sensorial'. Gracias por darte una vuelta. Un beso grande.
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