Sexto Piso, 2010
Este
libro me encontró cuando una tarde andaba en pos de otro título. Lo hizo
con deliberada premeditación –no estaba
puesto de canto sobre el estante, con lo cual sólo vería el escueto lomo, sino
que se dispuso inclinado, de manera de ofrecer a la visión parte de la portada-.
Debe haber estado al tanto de que ya había leído otra obra del mismo autor y me
había gustado. Hasta es posible que haya entrado en contacto con este espacio y
así saber mi opinión. Lo cierto es que la experiencia anterior fue tan grata,
que reincidí.
El texto narra la historia en
primera persona de un joven de dieciocho años, huérfano de padre y madre quien
durante gran parte de su niñez estuvo al cuidado de don Gaetano, el portero del
conventillo donde vive. Ambientada en Nápoles a mediados de los cincuenta del
siglo pasado, el protagonista, ávido de conocimiento, disfruta de la asistencia
a la escuela pública, donde puede aprender acerca del mundo, tanto como de los
libros que don Raymondo, el bibliotecario, le ofrece para leer, sin costo
alguno, con la condición de que los devuelva en buen estado.
Pero las mejores enseñanzas las
obtiene de don Gaetano. De él aprende el oficio de las reparaciones domésticas,
el juego de la escoba de quince y parte de la historia napolitana, desde la
resistencia al fascismo hasta la persecución de los alemanes en retirada. Pero
también la solidaridad con los judíos perseguidos, el heroísmo de los
involucrados en las revueltas antes de la liberación por los americanos y,
fundamentalmente, una serie de experiencias resumidas en frases cortas, como
ésta,
‘El
futuro es un criado lento, pero fiel’
Junto a don Gaetano –tan huérfano
como él- descubre los avatares del amor; el inicio en el sexo; a jugarse entero
sin medir consecuencias; a defenderse de la agresión; a poner el tesón en
aquello que se ama. Aquél, capaz de leer los pensamientos de las personas, le
explica que, si aprende a comprender los signos que los anuncian, puede identificar
cuál es el día anterior a la felicidad. Porque toda felicidad tiene un antes y
un después; no se sale de ella de la misma manera que se entró. Esa experiencia
signa el derrotero que todo hombre ha de seguir.
Es una novela de iniciación, del pasaje
de la adolescencia a la adultez. Una vez que hemos madurado lo suficiente, debemos
afrontar nuestro destino. La propia vida se encarga de conducir nuestros pasos
–como los del protagonista-. En eso consiste el ‘hacerse hombre’, aunque su
costo sea tener que abandonar todo aquello que fuera nuestro mundo cotidiano
hasta entonces. Quizás ése sea el precio de alcanzar la felicidad.
Es un libro lleno de historias, apreciaciones
y circunstancias graciosas, con una multitud de elementos nacidos de la pobreza
y de la observación minuciosa de las costumbres de un pueblo. Escrito en
lenguaje ameno, con escasez de recursos y cierta presencia de vocablos
napolitanos –explicados inmediatamente-, resulta maravilloso que en poco más de
cien páginas se pueda desarrollar semejante trama. Por momentos, acudió a mi
mente el personaje Totó, de ‘Cinema Paradiso’, una obra maestra del séptimo
arte, tan entrañable como la presente.
Párrafo final para lo conmovedor.
Don Gaetano dice haber vivido en esta tierra, Argentina, durante veinte años,
antes de volver a su Nápoles, y hacia aquí envía al narrador al momento de
partir. Literalmente,
‘Don Gaetano echaba de menos
la naturaleza que conoció en Argentina. Las llanuras donde las manadas pastaban
libres, los relámpagos se estrellaban “a golpes de tarantella y la tierra era la pista de baile del cielo”. Ser huérfano
era la condición natural, todos eran huérfanos, animales y hombres sobre una
llanura tan vasta como un océano. Bandoleros, curas sin sotana, anarquistas,
irlandeses. Argentina te quitaba del corazón la causa de tu viaje, te daba
espacio a discreción. Las soledades regulaban el aliento de cara a los
horizontes.’
¿Cómo puedo no amar este libro, que
describe en este párrafo la sensación exacta que percibe quien ha estado en medio de nuestra
pampa una noche despejada, sin luna, con todas las estrellas a disposición?
Luego, en poco más de tres páginas, captura la esencia de nuestras propias
vivencias, las que hacen que uno las añore cuando se aleja del país. Realmente,
ha sido un encuentro reconfortante tanto con nuestros orígenes inmigrantes,
como de nuestro pasado local. Vaya por ello mi absoluto reconocimiento a su
autor. Una obra inolvidable, para no dejar de leer.
Hay libros que se hacen los encontradizos, con toda probabilidad se inclinó en ese estante con la oscura intención de que lo llevaras de paseo. Son listos los libros.
ResponderEliminarErri de Luca, tengo un par de títulos apuntados pero no leí nada. Este que compartes me gusta por aquello de que sea de iniciación hacerse y esos elementos fruto de la observación de un pueblo. Sí, me lo llevo.
Un beso
Eso mismo pienso yo de los libros, Marilú. De Luca es un buen autor, habla de cosas cotidianas; de aquellas que saben a infancia, a aprendizaje, a no ser más que niños jugando a adultos. Quita de mis comentarios mi emotivo último párrafo, pero... ¿puedes tú apartar que otra persona diga de tu pueblo lo que tú misma dirías? Imagino que no.
ResponderEliminarOjalá disfrutes alguno de sus libros tanto como yo. Un beso grande.
Qué cierto es que los libros nos encuentras... y, pobres de nosotros, pensamos que somos quienes decidimos cuándo leerlos. Y ellos han ido haciéndose hueco en la estanteria, hasta encontrar la postura justa para que pongas los ojos en ellos.
ResponderEliminarNo he leído nada de Erri de Luca, un autor que no obstante creo que me va a gustar. He leído hace nada (tal que ayer) una novelita (por la extensión) también de iniciación que no me ha dejado muy buen sabor de boca. Así que le haré un buen lavado (a la boca) con este que nos propones. Y de paso, dibujaré en mi mente esa pampa estrellada.
Besos Marcelo!
Es muy difícil, Ana, explicarle a los demás qué se siente estando acostado, con tu espalda sobre la hierba -sabiendo que los insectos del pasto harán presa de ti- una noche sin luna en medio de la inmensidad de esta llanura, esta pradera eterna llamada 'pampa'.
EliminarHe tenido la suerte de disfrutar de ello, hace tantísimos años. Y no me olvido.
Por otra parte, el texto es interesante. ¿Cuándo has sentido que 'te has vuelto grande', Ana? ¿Cuándo has evaluado que las cosas ya no podrían ser lo que habían sido? Ése es el planteo.
Ojalá puedas compartir el gusto por alguna de las obras de este autor. Un beso grandote!
Marcelo, no sé si he sentido exactamente lo mismo, pero te prometo que me he sentido así: sobre la hierba (dichosos insectos) una noche abierta en la inmensidad. No era la pampa, no nos engañemos, pero era algo parecido.
EliminarEse momento... el paso a "esto no ya no vuelve a ser grande" lo tengo en el recuedo, pero no fue una conciencia en el momento, se hizo real con el recuerdo. Es difícil.
Gracias Marcelo, aúpo a Erri de Luca :)
Besos
Lo bien que harás dándole una oportunidad! Enhorabuena!. Besos.
EliminarNo sé si mi comentario anterior se ha guardado. Despues de saludarte, te decía que has conseguido captar mi atención: por un lado, me encantan las novelas de iniciación y, por otro, tengo entendido que todos los libros del autor están repletos de citas memorables (y yo todavía no me he estrenado). Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
Offuscatio
Hola, Marisa! Gracias por darte una vuelta. Se ve que deber haber fallado el sistema de guarda. De Luca despliega un arte mágico en lo que se refiere a recuerdos de infancia, anécdotas y toda una gama de recursos donde mezcla algo de nostalgia, ritos de paso, iniciaciones y entrada a la vida adulta, que resultan emocionantes. Algo que ya me había pasado con 'Los peces no cierran los ojos'. Es verdad, hay frases que denotan mucha experiencia de vida. Seguro que disfrutarás de su lectura. Un beso grande!
ResponderEliminarVoy a apuntarla para leerla, ese párrafo tiene para mi otro interés, la mención a los anarquistas :))
ResponderEliminar¿La encontraré? Si no es así te la pido :))
Besos!!
L.
Nuestra historia contemporánea esta atravesada de inmigración, Luna. Y los anarquistas fueron los actores principales hasta la llegada del comunismo y del reformismo. No creo que tengas problema en hallarlo por allí; si no, este ejemplar está a tu disposición.
EliminarUn beso grandote!