Minúscula, 2015
I.
Es harto difícil hallar dentro de
las novedades literarias algo tan poco rentable
como una novela burlona y desopilante; más, cuando el streaming se inclina a publicar creaciones que abordan cuestiones
de género, aborto y otros temas de actualidad. Sin embargo, esta casa editora
decidió enfrentarse a todo ello, incluyendo el formato –que no mide más de 15 x
10 cm-.
II.
Aquí, Lun despliega todo su oficio
de traductora políglota, ofreciendo una novela breve que combina una gran dosis
de humor, sorna e inteligencia por igual. En ella, Czesław Przęśnicki, un
inmigrante de origen polaco que ha escrito en lengua antártica su primer gran fracaso, se encuentra internado en
un manicomio en la ciudad de Lieja, Bélgica, para curarse de escribir en lengua
extranjera y volver a hacerlo en su propio idioma materno. Para ello, le
aplican una terapia bartlebiana –desarrollada
por el doctor Pasavento- que consiste en hacerle olvidar la lengua en que
concibió sus libros.
III.
Para que el tratamiento sea eficaz, el
protagonista comparte su habitación con el padre Kalinowski, quien padece
insomnio, reza continuamente por Przęśnicki, es obseso de la bicicleta fija y
devoto de la imagen de Karol Wojtyla –Juan Pablo II-, en una suerte de sinergia polaca. Pero eso no es todo. A
medida que transcurren las sesiones en el despacho de la doctora, hacen su
aparición nada menos que Joseph Conrad, Vladimir Nabokov, Samuel Beckett, Karen
Blixen, Eugene Ionesco, Agota Kristof, todos pacientes del manicomio –y autores
que han escrito sus obras en idioma adoptado- que alientan a Przęśnicki a que
continúe su segunda obra.
IV.
Con estilo directo, haciendo gala de
un humor socarrón no exento de autocrítica –la autora es polaca pero ha escrito
el libro en español-, Lun nos hace reflexionar sobre el por qué escribir en
otro idioma; si autores tan afamados lo hubieran sido de haber escrito en
lengua materna; cuáles son los costos personales al tener que adaptarse a una
lengua foránea y las limitaciones que esto impone al escritor.
V.
Podría haber sido material para un
ensayo. En cambio, Lun encontró una expresión mucho más lúdica y juguetona para
plantear las mismas preguntas y, de paso, hacerlas más llevaderas, con un
material que arranca sonrisas y carcajadas. Algo totalmente distinto, que vale
la pena leer. Más, porque se lee de un sentón y deja una sensación final muy
grata.
Solo por los personajes que desfilan por tan peculiar historia ya merece la pena. Si encima nos lo cuentan con ese humor inteligente y demás, pues ya está, en la lista. Es verdad que a veces parece que no nos quieren dejar leer otras cosas y se pasan demasiado con el mismo tema pero en nuestra mano está rebuscar un poco por las librerías y bibliotecas y traer otras cosas.
ResponderEliminarBesitos peculiares
Es un libro muy interesante; escrito con inteligencia y mucho humor, no deja de plantear cuestiones que tienen que ver con el idioma materno y el manejo del lenguaje del idioma de adopción. Incluidas las traducciones.
EliminarHaces bien en apuntarlo.
Besitos confiados.
La verdad es que me has hecho reflexionar con este libro de Aleksandra Lun, poloca pero que ha escrito la novela en español, y ciertamente existen varios autores que escribieron en una lengua diferente a la materna, como los mencionados en tu entrada.
ResponderEliminarYo también me acuerdo, ya que en su momento me llamó la atención, del Nobel Elias Canetti al leer su novela “Auto de fe”. Su caso era espectacular, de origen sefardí, hablaba de pequeño el Ladino (la lengua judeoespañola de su familia), pero sus padres conversaban privadamente en alemán, idioma que dominaban sin problemas y era la lengua de moda entre los intelectuales, como sus padres, al nacer y vivir en Bulgaria tuvo que aprender búlgaro, finalmente tras el traslado de la familia a Manchester, Elias Canetti aprendió inglés. De todos esos idiomas eligió el alemán para su oficio de escritor... el gran Canetti podría encajar en ese manicomio que citas de la novela, jeje.
Muy interesante la cuestión novelada ;)
Abrazo pibe!!
Tengo algo de Canetti esperando. Sabía que había escrito en lengua adoptada aunque no en cuál. Sí, podría ser incluido en el manicomio.
EliminarLo de la terapia bartebliana no tiene parangón.
Un gran abrazo, Paco!
Se ve que la autora ha leído a Vila-Matas y su doctor Pasavento (yo aún la tengo pendiente). Lo de Bartleby también lo ha podido coger del escritor español.
ResponderEliminarMe parece una propuesta original e inteligente de la que tomo nota rápidamente.
Un beso.
Sí, claro! A Vila-Matas hace referencia pero, sobre todo, se burla de los propios polacos y de los escritores de Europa del Este. No tiene desperdicio.
EliminarUn beso para ti, Rosa.
Hace poco que he empezado a leer un libro que indirectamente me recomendó Paco, -hablaba sobre el interés de los libros premiados con el premio café Gijón- y en ella Carmén Boullosa habla de escritores del pasado que aparerecen y desaparecen en una suerte de sarcástica reuníón fantasmal. Supongo que este libro adapta , y adopta, parecida forma, y cuenta sobre cuentos, escribe sobre escritores, que es una buena forma de hablar sobre literatura...si se hace bien.
ResponderEliminargracias
Justamente, Wine. En realidad, toma en solfa la pertinencia o no de escribir en lengua materna. La aparición de los citados escritores entre sus páginas tiene que ver con eso. El caso de Ionesco es muy gracioso.
EliminarBordea el ensayo, sin serlo; y el absurdo, sin sus características.
Un abrazo, Maestro.
minúscula (y espero me perdones la falta de ortografía de no comenzar con mayúscula) es especialista en publicar pequeños grandes libros y este que nos traes, de corte tan no sé si calificar de surrealista, tiene pinta de ser un auténtico caramelito. Me parece muy interesante además el tema que trata. Y precisamente es Agota Kristof, una de los ilustres cameos literarios de este libro, la que me ha hecho pensar sobre el mismo.
ResponderEliminarUn abrazo
Además, se lee con fruición. Resulta atrapante, aunque al principio cuesta un poco darse cuenta hacia dónde se dirige.
EliminarAquí hay varias librerías que ofrecen títulos de esta editorial; el problema es que los costos son Mayúsculos (si tú me permites, ahora). El de éste, es el 3% de un cargo de maestro de escuela primaria.
Espero que lo disfrutes.
Un abrazo grande.
Son numerosos los escritores y escritoras que escriben en una lengua que no es la suya y lo han hecho con solvencia. Tienes que amar mucho la otra lengua (o existir un interés económico para hacerlo). Esto me trae a la cabeza el problema de las personas que eran alemanas y judías. El trastorno que les podía ocasionar escribir (¿pensar) en alemán era importante.
ResponderEliminarEn fin, que el libro parece interesante por lo que cuentas.
Un abrazo grande.
Y los polacos, U-to! Se me ocurren muchos otros que compartirían cartel con los citados por Lun.
EliminarEl libro es original, a la vez que entretenido, y si bien resulta algo juguetón, si analizas su planteo no resulta para nada superficial.
Un abrazo para ti.