lunes, 16 de septiembre de 2013

Coñoscopía. Zonas húmedas, Charlotte Roche


Anagrama, 2009

            Leí que causaba sensación en Alemania. Su autora, de origen inglés, había publicado una novela que había sido el mayor éxito de ventas en el país teutón y, junto a una aparición que tuvo que ver con motivo del cuidado del medio ambiente –ofreciéndose sexualmente al primer ministro alemán-, logró trascender las orillas europeas y su obra llegar a mi mano.
            La historia de Helen Memel, una adolescente de dieciocho años de edad, internada en un sanatorio debido a una cirugía de ano –pues se lo ha rasgado intentando depilarse-, junto a la afección de almorranas –hemorroides- dan origen a un relato con fuerte tinte sexual, con situaciones y narraciones que alternan entre lo procaz, lo promiscuo y lo pornográfico.
            Helen es una pendeja agrandada, que sufre inconmensurablemente el divorcio de los padres y el hecho de que cada uno de ellos haya rehecho su vida sentimental. Pero lo que más sufre es haber dejado de ser el centro del universo de ellos –que, por otra parte, casi ni la registran-. Sin la asistencia de amigas ni nadie que la conozca, se enfrasca en cualquier acción –incluso, contra sí misma- que le permita alargar su estancia en el sanatorio donde se encuentra, de manera de tener siempre la posibilidad de reunir a sus progenitores para reconciliarlos.
            Haciendo uso de cualquier clase de mentiras, nos enteramos que se esterilizó, que no hace óbice a ninguna circunstancia que le brinde sexo; que no es higiénica; que su dilatada experiencia sexual la ha vuelto bizarra y descreída y que no escatima ningún esfuerzo personal para alcanzar sus objetivos.
            Yendo al análisis, sólo es una novela que intenta provocar al lector y ganar una buena suma con el negocio editorial. No la creo capaz de aumentar las secreciones vaginales de las mujeres que la lean, ni las erecciones del género masculino. Más bien está destinada a pasar sin pena ni gloria por el universo de la ficción.
            Charlotte, el que uses una serie de eufemismos para significar la vagina y sus considerandos –coño, chochito, esmegma-, así como un sinnúmero de alusiones al sexo anal y oral –‘churro con chocolate’, ‘coliflor’, etc.- no despiertan en este lector más que bronca. Si acudís a estos términos, y tu protagonista hace todo lo contrario de aquello que las reglas básicas de vivir en sociedad impone a cada ciudadano, para parecer transgresora, no te has percatado que el texto se vuelve guarro y sin sentido. ¿Para qué leer este libro? ¿Qué nos ha de dejar al concluirlo? NADA, absolutamente nada. Siento que he perdido el tiempo que he dispuesto en leerte, que podría haber sido destinado a algo más significativo.

10 comentarios:

  1. Yo cuidando tu economía y vas tú y te lo gastas en esto? Ya te vale. Bromas aparte, vaya faena porque la historia podía hacer estado interesante y mira yo ya leí Casa con piscina que también era lo mismo, provocar asco por provocar, y sin pasarse tanto. Gracias por ahorrármelo.
    Besitos educados y amables para vos.

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    1. Es que esto, Norah, lo había comprado antes de consultarte! En parte, me siento orgulloso de poder devolverte algo de lo que me has ahorrado. Y gracias por avisarme de 'Casa con piscina' -aunque creo haber anotado 'pues, que no!'-. Besos para vos.

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  2. Madre mía! Creo que mi hucha acaba de hacer un cerrado a cal y canto, me has dejado con los ojos como platos. Definitivamente me apunto la no-recomendación, sintiendo el gasto económico y de tiempo invertido por tu parte pero que ha sido ahorrado por la mía :)
    Un beso

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    1. Publiqué esta reseña para que nadie tenga dudas acerca de comprarla o no, Marilú. No vaya a ser cosa que se lleven el mismo chasco que yo... Gracias por pasar. Me alegra haberte ahorrado dinero. Un beso para ti.

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  3. Una reseña práctica y por otra parte magnífica, no todo va a ser cantar las glorias de los autores auqnue yo con chascos de este tipo siempre me cierro a cal y canto y no suelto prenda en el blog, me limito con pasar por la estantería y mirar mal al libro, como es en vano, termino por esconderlo por detrás de los demás. Un abrazo Marcelo :)

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    1. Trato siempre de ser honesto y no guardarme nada, Yossi. Si elegí mal, pues lo asumo y lo hago saber. Pero me has dado un buen ejemplo: esconderlo detrás de otros. Un fuerte abrazo.

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    2. Yo suelo seguir una práctica smilar a la tuya, Marcelo. No creo que todo pueda ser bueno, y el tiempo que se invierte en una mala lectura tambiénn cuenta. Una pena :/ Y este año me está pasando más a menudo de lo que me gustaría. Un abrazo,

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    3. Cuando leo libros como éste, me pregunto por qué no vuelvo a la literatura universal. Pero siento que, de esa manera, no le estoy dando oportunidad a las letras contemporáneas, en las que también hay muy buenas obras. Es difícil acertar siempre cuando uno se guía por corazonadas y lo que dicen otros lectores... Gracias por compartir a la distancia el sentir, Marisa. Besos para ti.

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  4. Está bueno una en contra de vez en cuando, jaja... uno no siempre la pega con lo que lee... Hace años leí "Cien cepilladas antes de dormir" y me pareció una cosa patética. Justo estuve leyendo en el suplemento "Ñ" (creo, si no era ADN) una nota sobre este tipo de literatura, a raíz de la novela de una ex atriz porno, y "50 sombras de Grey" y similares... Y bueno: hay para todos los gustos...
    Lo mas fuerte, tremendo, escatológico, duro, politica y moralmente incorrecto pero brillante que leí fue "El Fin de Alice" de (la ídola) A. M Homes. Después de eso, imposible conmoverme. A la vez, jamás me atreví a recomendarlo. Saludos

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    1. Es que ésta es muy patética, Vale. Respeto a aquellos a los cuales este tipo de literatura les va bien; pero no imagino que sean tantos. Ya ves, a mi, ni ahí! Besos para vos.

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