Pre-Textos, 2002
Son escasos los títulos de esta casa editora que hoy pueden encontrarse en las librerías argentinas. En parte, debido a las restricciones impuestas a las importaciones y también, porque la crisis económica que flagela a nuestra Madre Patria ha obrado para que aquélla haya tenido que reducir su catálogo –y, mucho me temo, despedir personal-, según el comentario de un importador en la pasada Feria del Libro local. Por eso, cuando lo vi no dudé en llevarlo; más cuando el precio era ciertamente irrisorio.
Elsa, la protagonista, nos narra en primera persona las peripecias de la vida en su pueblo. De veintisiete años de edad, vive con sus padres y su tía, tiene una hermana casada que vive en Johannesburgo y otro, más joven, que vive en Venezuela; se encuentra soltera y casadera. Su padre trabaja para la única industria local, de la rama textil, que es propiedad de los De Francisci y que ha dado trabajo a todos los pobladores. El viejo Balotta la ha dirigido hasta su muerte y luego se han hecho cargo sus herederos.
En el transcurso, se repasa la historia de esa familia, otrora poderosa, hasta la decadencia posterior a la guerra y al fascismo. El lector ignora el motivo de esta narración, hasta que asiste al hecho de que Elsa es amante de Tommasino, uno de los hijos menores del viejo Balotta.
Si me apego al argumento, el libro sobrevuela un período histórico italiano, desde antes del fascismo hasta mediados de los sesenta. La galería de personajes secundarios sólo realza el retrato de la vida de un pueblo, en las afueras de las grandes ciudades, donde todos se conocen y reconocen.
El relato cuenta con una madre hipocondríaca y parlanchina, el ‘pater familiae’ conservador, los hijos varones –uno emprendedor y el otro introvertido-, el pariente criado como un hijo –oportunista y calculador-, las clásicas envidias y peleas entre concuñadas, la hija hombruna y ‘machona’ –‘tomboy’- y una serie de personajes que componen el escenario de fondo en el que se debaten sus protagonistas.
Hacia el final, hay una mirada crítica al matrimonio como institución tradicional, al parecer ‘leit motiv’ de toda mujer joven nacida en una sociedad patriarcal y pacata. De hecho, Elsa se reúne para tener sexo con Tommasino, a sabiendas de que a ninguno de ambos les interesa ‘formalizar’ la relación.
Fluido y coloquial, el libro permite entrever que, más allá de las filiaciones políticas de sus miembros, los pueblos mantienen una identidad y la historia sigue su curso a pesar del influjo que los gobiernos de turno le impriman a la sociedad. Costumbrista y por momentos bucólico, el texto se lee rápido, dejando algo similar al aroma que esas prendas viejas, colgadas en un rincón del placard, emanan al ser expuestas al aire.
Me ha gustado la reseña (la comparación final me ha encantado) y algunas de las cosas que nos dices pero de momento aparco el tema de los matrimonios por saturación lectora, aunque apunto el título.
ResponderEliminarBesos
En realidad, estimo que la autora intenta poner de relieve que las mujeres también pueden elegir una relación circunstancial, con derecho a gozar del sexo sin mayores compromisos, lo que supongo debe haber sido una revolución para la sociedad italiana de 1961, cuando fue publicado. No obstante, su observación expone fidedignamente la chatura social al que parecen destinados los habitantes de los pueblos. Gracias por pasar, Marilú. Besos para ti.
EliminarGenial reseña! Lo mejor es que no tenía ni idea de la existencia de este libro ni tampoco conocía a la autora así que siguiendo el paralelismo habitual que nos une literariamente va para la lista ahora mismo. Un abrazo Marcelo :)
ResponderEliminarPor el tipo de lecturas que nos caracteriza, Yossi, sospecho que puede gustarte. Eso sí, lo dejaría para un día otoñal. Un fuerte abrazo y gracias por tu comentario.
EliminarPará de llenarme la lista de libros pendientes!! Otro hay que apuntar, tiene buena pinta. Me llama el personaje de Elsa y su relación con Tomasino.muchos besos
ResponderEliminarLleno tu lista porque me haces ahorrar dinero! Ja, ja! Puede que te guste; Elsa es de pocas palabras -puesto que su madre dice todas las restantes...-. Es un buen retrato de pueblo, incluyendo a quien hace las veces de narrador. Besotes, Norah.
EliminarHola, Marcelo. Para de ir la verdad, hace poco tiempo en mi casa tampoco había ningún libro de esta casa editorial, pero, más recientemente, en la librería me recomendaron Lea Goldberg y sus cartas de amor. Parece que, por el momento, es lo único traducido de la autora al castellano. Ya te contaré. Un fuerte abrazo,
ResponderEliminarHe leído varios libros editados por esta casa, Marisa; todos ellos de excelente encuadernación, cuidada edición y traducción y, por supuesto, importante contenido. Títulos que, por otra parte, no eran hallables en lengua castellana. Sobre Goldberg, esperaré tus comentarios. Besos para ti.
EliminarNo he leído a la autora pero acabo de comprobar que tengo endiente de lectura Sagitario. Parece una autora amable y con cierto interés así que un día será leída (esperooo).
ResponderEliminarTengo bastantes libros de Pre-Textos, sobre todo de ensayo. Es una editorial comprometida y de calidad. He leído tu otra entrada y la aclaración de la editorial. Qué interesante que se pueda producir esa comunicación.
Un gran abrazo!!
Ginzburg escribe -y describe- muy bien. Respecto de la aclaración, quería poner de manifiesto que no albergo ninguna intención de lesionar intereses editoriales con mis comentarios; mucho menos con una casa editora que tiene muy buenas obras, aunque a mi me cueste encontrarlas. Gracias por pasar, Lau. Un beso.
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