Edhasa, 2005
Esta
obra me transportó a las destempladas y nubosas tardes de fríos domingos en
casa de la que iba a ser –y no fue- mi familia política. Mi fallida suegra
disfrutaba enormemente alquilando películas en VHS –lo único disponible entonces-
y entre sus favoritas se contaban las que tenían a Romy Schneider como
protagonista. En especial, la serie de Sissi,
basada en la historia de la emperatriz homónima, que encarnaba la conversión de
una rústica princesa bávara en primera dama; la eterna ilusión de muchas
mujeres, hecho realidad por Máxima Zorreguieta en el plano local.
El libro aborda justamente ese
período, la Viena Real
e Imperial. Es ciertamente una novela histórica moderna, quizás una de las
primeras escritas. El joven emperador Francisco José I escapa milagrosamente de
una bala destinada a él en la batalla de Solferino gracias a la celeridad del
teniente Trotta quien, conocedor de los detalles del frente, se interpone en su
trayectoria. Su Majestad recompensa el acto de arrojo con un ascenso y una
baronía en Sipolje, lugar de origen del militar. Así comienza el relato en el
que la historia final del Imperio se desgrana mediante tres generaciones familiares;
un imperio que reunía a eslovenos, croatas, ucranianos, húngaros, austríacos,
checos y serbios. Todo un polvorín.
Ambientada hacia fines de la década
de 1900, Roth se vale de un hecho por demás fortuito –el citado episodio,
ocurrido en 1859- para narrar los avatares de la familia Trotta. Desde allí
hasta la muerte del heredero al trono en un atentado en Sarajevo – desencadenante
de la Primera Guerra
Mundial-, la novela va delineando el deterioro del imperio a través de la
lasitud del ejército. El apego a las normas que el honor impone, sin convicción
que la sustente; el relajamiento de la disciplina en zonas fronterizas; la
certeza del desmembramiento de una geografía ya por demás insostenible, son
imágenes con las que Roth refleja el estado de descomposición en que se hallaba
esa sociedad antes del inicio del conflicto.
En lo familiar, el austero, severo y
leal teniente de infantería Joseph Trotta da paso a su hijo Franz, quien sólo
podrá llegar a jefe de distrito en su aldea, y éste vivirá las alternativas de
su propio descendiente, Carl Philip, quien decide abrazar la vida militar más
por respeto por el pasado que por vocación. El texto abunda en medias palabras,
falta de comunicación entre padres e hijos y una serie de circunstancias que
obligarán al joven Carl a abandonar la vida militar, primero, y luego volver a
ella para encontrar la muerte en otra acción temeraria. El relato cierra con la
muerte del Emperador y, con ello, de un período histórico.
Escrito en estilo coloquial, las
páginas fluyen rápidamente. La decadencia y derrumbe de una sociedad obsoleta se
presiente desde el principio, con personajes acartonados, situaciones absurdas
y un vacío existencial que va cobrando importancia a medida que transcurren los
hechos. Narrado soberbiamente, es el arquetipo de novela histórica
contemporánea.
Este no me lo llevo pero me ha hecho gracia la historia de la "no suegra" y su afición. Como no coincido con la ilusión de muchas mujeres este lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesitos
Sí, resultaba difícil viajar más de 20 kilómetros en bus para pasar tu tarde de domingo en compañía de tu familia política y, entre ellas, tu novia. Otros tiempos.
EliminarLa narración está bien construida, pero puede haber quedado un tanto fuera de moda. Mas no tengo dudas de que ha servido de modelo a muchos otros que han venido después. Un beso para vos, Norah!
¡¡¡NO PUEDO CREERLO!!!
ResponderEliminarAyer acabé de leer de este autor La filial del infierno en la tierra. Escritos desde la emigración, que te recomiendo encarecidamente. Son artículos que escribe sobre el totalitarismo entre 1933 y 1939, año en el que muere en el exilio, en París. Y hoy empezaré a leer una novela suya: Fuga sin fin.
¿Pero cómo hemos podido coincidir? Aún no salgo de mi asombro.
A ver la novela qué impresión me causa tras leer tu reseña.
Si la hija era también de Sissi..., quizás no te convenía :)
Muchos besos!!
Dejó de ser una 'sintonía fina' para pasar a ser una 'conexión', entonces. Tomo nota de tu propuesta, U-to. En verdad, Roth es uno de mis autores predilectos. Por eso leo un libro suyo por año; al igual que con un plato sabroso, me deleito probándolo cada tanto, no sea que me convierta en glotón y ya no me parezca lo mismo.
EliminarNo, la hija no era de Sissi; era mucho mejor que su entorno, pero no podía separarse de él.
Besos para ti!