viernes, 15 de agosto de 2014

En busca del tiempo perdido. 2. A la sombra de las muchachas en flor, Marcel Proust


Losada, 2007

       Segundo volumen de la saga que, nuevamente, tiene a un narrador omnisciente y extremadamente perceptivo. En esta ocasión, el texto –de extensión un poco mayor al volumen anterior- se divide en dos partes, a saber: Alrededor de madame Swann y Nombres de comarcas: la comarca.


Alrededor de madame Swann

            En esta parte el narrador retoma su relato del fin del volumen anterior explicando su desafortunado enamoramiento de Gilberte, la hija de Odette y Swann, pasión que se va diluyendo después de que el objeto de sus desvelos no sólo lo rechaza a través de una carta sino que lo aparta de su entorno –casi como Swann fue ‘separado’ de los salones a los que solía asistir Odette cuando soltera-. Entonces, urde el plan de fingir indiferencia hacia ella, acudiendo al salón de madame Swann toda vez que sabe que Gilberte estará ausente, declinando cualquier invitación formal efectuada por la jovencita. En contra de los esfuerzos de madre e hija, él ira tomando prudente distancia de ambas, hasta desaparecer de ese círculo.


Nombres de comarcas: la comarca

            Aquí, el protagonista aprovecha una recomendación médica para apartarse de París y tomar un descanso veraniego junto a su abuela en un punto costero llamado Balbec –Cabourg- pues su amor por el arte lo lleva a visitar su iglesia. Allí descubre una serie de personajes. El pintor Elstir, encargado de guiarlo en la apreciación artística; el príncipe Robert de Saint-Loup, un pseudo aristócrata que se transforma en amigote y un puñado de jovencitas que veranean juntas, entre las que destaca Albertine Simonet, de la que queda prendado y quien sólo acepta un vínculo de amistad.


            Éste parece ser un volumen ‘de transición’, que traslada a nuestro personaje principal de una forma de amor a otro –ambos, sin realización física-, donde median las expectativas, los sondeos amorosos y la búsqueda de una amistad que alcance trascendencia en su vida. La alternancia con las jóvenes –que encarnan diversos estereotipos de femineidad-, por otra parte, otorga el necesario contraste entre distintas formas de ser y de relacionarse. La no consumación física del amor, ese intrínseco carácter platónico que trasunta las páginas obedece a que, por regla general, el narrador elige enamorarse de quien no lo elige, lo que supone un sinnúmero de frustraciones y desazones.

            Escrito con la misma profusión de imágenes del libro inicial, que casi componen escenas cinematográficas, Proust da vida a un adolescente que se debate entre distintas formas de amor, y delata una necesidad imperiosa por un amigo, un compinche con quien compartir los avatares que el amor depara. Otro libro para tomar en cuenta.

6 comentarios:

  1. Este volumen tiene mejor pinta aunque ese amor que no acaba de cuajar en ninguna parte me cansa un poco, lo de los amores platónicos es tan aséptico y tan cerebral...De momento no me veo leyendo estos libros, además creo que es la primera vez que alguien me habla del segundo ya que la mayoría se quedan extraviados por el camino de Swann.
    Un beso enorme para vos nada platónico.

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    1. Proust nos comparte un singular deleite por aquello que no se realiza. Al menos, es mi pobre apreciación de lector, habiendo pasado ya dos de los volúmenes sin consumación.
      Comparto contigo; 'más vale pájaro en mano...' Lo cierto es que pretendo concluir su lectura a fines de año, a razón de un volumen por mes. Es que se vuelve muy denso para leer de corrido!
      Por otra parte, escribe muy bien y la traducción mejora el original.
      Retribuyo el beso. Nada ha de ser platónico entre ambos, Norah!
      Creo que nos queremos, y nos respetamos, mucho,

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  2. Ayy!! Ya te me has ido con Proust, bueno, no pasa nada. Desde luego sigo interesada en su lectura y en cuanto mi amiga me pase este volumen me pondré a leerlo. Tu reseña me anima a hacerlo aunque parece que siendo de transición apuntas que no añade mucho al primero ¿no?

    Y a mi que me gustan los amores platónicos...

    :))

    Muchos muchos besos!!

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    1. Perdona si me he adelantado, pero estoy leyendo a razón de un volumen por mes. Además, tú estás de vacaciones y es bueno que alternes con otras lecturas, que requieran menos concentración que ésta.
      Me ha gustado más la segunda parte que la primera, y complementa un poco el volumen anterior.
      Disfruta de tu descanso!
      Un montón de besos!

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  3. Este año me propuse leer a Proust, voy por este tomo que se me esta haciendo un poco largo esa segunda parte que a ti sí te gustó más. Vengo a tu blog para ver si encuentro un centro al que agarrarme y continuar. Un abrazo.

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    1. Querida Esther,
      Debo confesar que la obra de Marcel adolece de párrafos extensos -que suelen aburrir a los lectores- y no todos salimos airosos de la experiencia.
      Creo personalmente que es una lectura obligada para quienes decidan hacer de las letras su medio de vida. La manera que redacta; su estilo algo ampuloso y recargado; la minuciosa observación y la búsqueda de la palabra precisa que describa hechos y sentires hacen del conjunto de esta obra algo distinto, señero.
      Ten paciencia, Esther. Recuerda que Roma no se construyó en un día.
      Un abrazo para ti.

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