lunes, 23 de noviembre de 2015

Versión Original 8. El núcleo del disturbio, Samanta Schweblin


Destino, 2002

            Esta reseña apareció ya hace muchos años; corría el mes de junio de 2010. Sin embargo, dado la enorme presencia que ha tenido la obra de Schweblin en las lenguas latinoamericanas a partir de entonces, me decidí a publicar mi humilde parecer, después de haber leído su -mi- ópera prima.


             Llegué tarde al encuentro con este libro de relatos. Indagué en mi interior para tratar de explicarme por qué esta clase de escritos no me terminan de convencer. No encontré una respuesta óptima, sólo la más superficial y evidente: detesto a la gente “que me viene con cuentos”.

            Cuando agarré este libro de “Chuebly” (perdón, Samanta, pero es así) para leerlo, lo elegí por la sugestiva foto de la tapa, a más de reunir bajo un único título una docena de ficciones donde el denominador común es aquello que se nos vuelve incomprensible, dentro de un entorno cotidiano y familiar.

            Entiendo que el gran mérito de la obra no se encuentra en la elucubración de mundos de fantasía sino, por lo contrario, en la facilidad con que lo irreal se puede incorporar a la vida de todos los días, a veces sin preguntárnoslo y, en su mayoría, intentando alcanzar una explicación lógica de la que se carece. Pero, ¿puede todo explicarse lógicamente?

           Que un tren no pare en una estación es algo común; pero que no pare nunca –con el impedimento consiguiente de que nadie pueda descender o subirse a él-, parece descabellado. Que una persona vista de pijama es habitual; pero que aparezca –y desaparezca- en los lugares más inverosímiles, como sometido a los caprichos de un supuesto agujero negro, es propio de una mente febril. Si a esto le sumamos que toda mujer que es abandonada por su pareja, lo hace siempre en la misma estación de servicio -rodeada de otras tan poco afortunadas- o que un marido acarrea a su esposa asesinada por él mismo dentro de una valija, la que se convierte en apreciada obra de arte -por citar otros relatos que componen el volumen-, es fácil ver el hilo conductor de las narraciones: todo lo normal deja de serlo a partir de un hecho inesperado, pero no sobrenatural. Algo que no debiera ocurrir, pero ocurre. Y a partir de allí se desarrollan personajes y situaciones que buscan afanosamente encontrar una salida, una solución a este imposible, a este laberinto que propone la autora en cada cuento.

            Mas no sólo la historia narrada orilla lo excepcional, sino que también se acompaña de un lenguaje simple y directo, neutro, sin sensiblerías ni golpes de efecto. El uso conciso y adecuado de las palabras le aporta contundencia y fuerza narrativa a cada relato. “Chuebly” demuestra que con una dosis importante de ingenio y un buen acopio de metáforas, expresiones idiomáticas y giros lingüísticos una ficción bien contada no requiere muchas páginas para lograr su objetivo.

          Me pareció que este resumen era lo que este lector empedernido podía allegarte de distinto de lo que podrías encontrar en la Red si buscás, donde abunda info acerca de los cuentos y/o posibles análisis interpretativos. 

           El futuro literario de la autora resulta más que promisorio, si tenemos en cuenta que este libro fue publicado en el 2002, cuando Samanta contaba sólo con 24 años de edad, lo que empuja mi entusiasmo por conseguir su segundo libro de relatos. Y espero que también el tuyo.
            

8 comentarios:

  1. En ocasiones, desde aquí, hay tendencia a considerar que toda la hornada literaria que nos llega de Argentina, escritores actuales y siempre esperados, vienen con una pátina cortazariana, o borgesiana innegable, sin que esto tenga una connotación peyorativa (¡hablamos de dos genios!), aunque tal vez una consideración injusta por ningunearles un universo propio. Hombre, la influencia de los maestros siempre está ahí, bienvenida sea… ¿Pero crees, Marcelo, que los hijos se han emancipado del padre?
    En referencia a lo que comentas , esa forma de orillar lo excepcional, de subvertir la realidad, acabo de leer un libro, cuyo autor, su vida y las personas que se cruzaron por ella, más la polémica por la publicación del libro, trazan un cuadro casi más fascinante que el memorable libro que escribió. A veces las fronteras que definen lo real y su contrario son un puro espejismo.

    Últimamente me estoy aficionando a leer relatos : )
    Cuídate amigo!!

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    1. Es difícil evaluar hasta qué punto la nueva generación de escritores locales no han sido influidos por Borges o Cortázar. Hay una enorme tradición argentina de excelentes cuentistas -Roberto Arlt, es uno de los más recomendados-. Lo cierto es que Samanta enfoca la realidad desde otro punto de apoyo; tiende más a lo excepcional, como tú dices, que a lo fantástico. Y sin haber leído todo Borges o Cortázar, me da la impresión de que alcanza voz propia.
      Es una voz en el concierto, pero es para tener en cuenta.
      Un abrazo grande, Paco!

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  2. ¡Qué raro todo! Bueno, a mí que me vengan con cuentos no me molesta siempre y cuando no se intenten disfrazar de otras cosas. Honestidad ante todo, es vital.
    No sé pero me da que me voy a esperar a su nuevo libro. O no, igual lo busco y miro a ver qué te hace querer leer el siguiente.
    Hala, qué claro lo tengo.
    Besos para vos.

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    1. Tiene cosas ocurrentes que quizás no sean tan descabelladas y sin embargo cambian la situación por completo. Me gusta más como cuentista que como novelista, pero crea muy buenas atmósferas.
      Échale una mirada cuando encuentres algún libro suyo y nos cuentas.
      Un beso, Norah.

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  3. Sabes que lo que leí de Schweblin (o "Chuebly") me gustó. Como era un libro más reciente se me hizo más claro que tiene una voz propia, aunque quiero seguir leyendo cosas suyas y que me siga sorprendiendo (para bien). A mí ese poner la mira en lo excepcional pero contado como si fuera lo habitual me gusta, la ausencia de fronteras (o la fragilidad de las mismas) entre lo "normal" y lo que no lo es.

    Un abrazo, Marcelo

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    1. Lo de Chuebly fue una forma interna de aquel blog para referirnos a Samanta -el apellido se pronuncia 'shveblin'-. Ése es su estilo: cuenta lo imposible como si fuera algo natural, diario. Imagino que sus trabajos serán de tu agrado. Ahora salió 'Siete casas vacías', libro que aún no he leído.
      Un abrazo para ti, Ana.

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  4. No conozco a la autora, los relatos no son lo que elijo cuando busco un libro, así que uno más uno, dos. Sin embargo cuando he encontrado buenos cuentistas, los he sabido apreciar y disfrutar. Por supuesto, ya te lo habré dicho unas cuantas veces, Cortázar... y, sí, también Borges, pero he leído más a Cortázar, con Borges aún estoy.

    Va a la nube, mi nube particular, seguro que me la encontraré. Ahora estoy con una recomendación tuya: Paisaje aproximado.

    Un fuerte abrazo!!

    Pdt: tendrás que contarme el resultado de las elecciones y tu opinión ¿no?

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    1. Yo tampoco soy muy afecto a los libros de relatos, U-to, pero a veces me lo permito. Éste, si lo encuentras, vale el esfuerzo.
      Ah!, ¿te has puesto con el libro de Stamm? Un muy buen libro, por cierto. Espero que lo disfrutes tanto como yo. Además, tú has estado por esas latitudes y has podido ver lo que yo no.
      Respecto de las elecciones locales, te escribiré el detalle por vía privada. Imagino que estarás al tanto de cómo han sido el proceso comicial y sus resultados.
      Un abrazo grandote para ti!

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