Grupo Editorial Norma, 2011
La
había apuntado hacía tiempo, porque trataba del amor por la lectura y los
libros. Creo que fue Esther quien, con su sucinta compilación, me decidió a
buscarlo.
Cuando era pequeño, mis padres no
solían contarme cuentos por las noches; más bien mi madre me sugería hacer la tarea escolar y me
tomaba la lección del día siguiente. Creo haber contado con algo más de ocho
años, cuando me compraron mi primer libro. Era La vuelta al mundo en ochenta días, de Jules Verne, en una edición
cartoné, y todas las mañanas durante el desayuno debía contarles mi progreso.
De esa manera se cercioraban no sólo que leyera, sino que lo hiciera
comprensivamente y fuera capaz de exponer con coherencia lo leído.
Resulta llamativo, dice Pennac, cómo
un niño ávido de lectura, que hasta puede repetir de memoria los párrafos
sobresalientes de su cuento nocturno, se vuelve impermeable a los libros en su
etapa adolescente. En medio de las razones se encuentran la renuncia parental
de narrar al iniciarse la etapa escolar –dejando que la escuela se encargue de
ello y así ahorrarse un tiempo para disposición personal-; el castigo que
supone obligarlo a leer en su cuarto, cuando se le restringe el acceso a la TV;
los programas escolares que incorporan lecturas obligatorias casi siempre
voluminosas –a veces poco apropiadas- y la falta de llegada de los docentes,
quienes no fomentan la lectura adecuadamente, mucho menos con aquellos que
resultan remisos o reactivos a tal actividad.
Pennac dedica gran parte de su
material a indicarnos cursos de acción que permitan hacer más cercana la
literatura a los jóvenes, sin apabullarlos ni invadirlos. Sobre todo, rescata
la idea de leerles en voz alta –con la entonación que corresponde- para
despertar en ellos el germen de la lectura.
Un libro muy bien escrito, por un
autor que intenta devolver los libros a quienes deben ser sus usuales
destinatarios, los lectores. En tanto existan estos últimos, el amor por la
lectura y los libros no decaerá. Fluido, ameno y coloquial, no sólo encontramos
preguntas sino también respuestas de qué hacer para despertar la vocación
lectora de nuestros jóvenes.
Este libro es muy bueno. Gracias por nombrarme. Un abrazo compañero de lecturas.
ResponderEliminarGracias a ti, Esther, por rescatarlo para todos nosotros. Es un libro que propone buenas acciones para despertar y ahondar el germen de la lectura, sobre todo en los más jóvenes.
EliminarUn beso.
Otro lector más iniciado con Julio Verne, somos muchos jajaja. Hay que decir que en Francia se lee mucho más que en España, no sé cuál será la media en tu país, si a Pennac le mostraran las estadísticas españolas se quedaría pasmado y ejaría por imposible toda la labor pedagógica, además de la de escritor, que realiza. Un muy buen libro del que destaca el famoso decálogo y una exposición tuya muy certera... me interesa especialmente ese punto de lo que comenta Pennac: las lecturas obligatorias en el colegio... un desastre. Un abrazo :)
ResponderEliminarVerne fue el pionero en muchas de nuestras lecturas iniciales. Rescato lo que señalas: la labor pedagógica de Pennac para promover la lectura es ejemplar.
EliminarRespecto de las lecturas obligatorias tengo una anécdota: mientras transité la secundaria -preparatoria o liceo- mis profesores de Historia nunca lograron despertar mi curiosidad en el área, por más que leía y estudiaba como buen empollón. Bastó con un viaje al interior de mi país para cambiar la situación.
Un abrazo, Yossi!
Dijo cierto filósofo de cuyo nombre no puedo acordarme que eso se llama "aprender con los pies" ;)
EliminarProbablemente la lectura se despierte por vías que ni siquiera imaginamos, Yossi. Afortunadamente!
EliminarMarcelo, para no haberte contado cuentos tus padres… Eres un magnífico narrador!
ResponderEliminar¿Y qué decir de estos libros y sus autores?
Absolutamente necesarios y absolutamente olvidados.
Por suerte hay algunos buenos lectores, como los que suelen visitarte, que son un refugio seguro y agradecido para estos libros.
Qué te voy a decir yo Marcelo… Si soy un entusiasta de ellos, sí recuerdas, no hace demasiado, mencioné uno en mi blog “Introducción a la literatura” de Andrés Amorós, un libro para leer una y otra vez.
El gran Verne, no recuerdo si fue exáctamente con Verne mi inicio literario, como en el caso de Yossi, pero si fue de los primeros, aún los conservo, y el primer libro que regalé a mi sobrina fue “La Esfinge de los hielos” porque a mí mismo me fascinó.
Eres un gran lector y siempre lo demuestras con estos ejemplos.
Cuídate : )
Mi padre trabajaba casi todo el día, y llegaba muy tarde, justo al retirarme a dormir. Mi madre sólo tenía ese rato de tiempo para compartir con su marido... La manera de narrar es producto de la lectura.
EliminarApunté el libro de Amóros, pero está agotado. No obstante puedo hallar algún ejemplar en el circuito de usados.
Tú también eres un gran lector, Paco; todos los que andan por aquí lo son y cada cual hace su aporte a la nutrición literaria del resto. Eso es enriquecedor.
Recibe un fuerte abrazo, amigo!
Verne hizo muchos lectores, sí. A mí tampoco me contaban cuentos, pero en cuanto aprendí a leer no veas el tiempo que recuperé :) Hay tantos libros a los que tendría que dar las gracias, y también al hecho de tener siempre lecturas a mano. Sobre el libro de Pennac, le echaré un vistazo, que estoy que tengo que sujetarme un poco, tengo demasiado pendiente.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas veces pienso cuánto le debemos a Verne, Salgari, Alcott, Swift, Dickens y tantos otros en el descubrimiento de la literatura como medio de expresión, de ampliar los horizontes, de aprender a convivir con lo distinto y, por qué no, de hacernos parte de una ilusión o una fantasía.
EliminarEste libro es breve, para tu tranquilidad. Y por su contenido, se devora en un rato. Si, la lista de pendientes se incrementa de continuo.
Otro abrazo para ti, Ana.
Tengo una mala experiencia con mis hijos, les leí casi de bebés, les conté cuentos inventados por mi, les regalé libros y me ofrecí a leerlos con ellos, me ven continuamente leer y en mi casa hay muchos libros. No son lectores, siendo universitarios.
ResponderEliminarQuizás a Pennac se le olvida la invasión de internet en todas sus facetas.
Abrazos!!
No, U-to, no lo soslaya. De hecho, Pennac dice que es la primer causa que los adultos esgrimimos a la hora de explicar por qué nuestros jóvenes no leen. Pero él cree que no es la única, ni tampoco la principal. Sí asume que hay una tendencia a la búsqueda de información que parece no acabar nunca, donde Internet campea a sus anchas.
EliminarYo le agregaría que nuestra generación fue una de las últimas en alfabetizarse en lectoescritura; los más chicos se alfabetizaron con mayor cantidad de imágenes; tienen más ejercicio que nosotros en la comprensión visual. Y la pantalla se convirtió en adicción con el auge de las redes sociales.
Lamento tu experiencia con tus hijos; ya sabes, en casa de herrero...
Un beso grande!
Una lectura obligatoria para mí, creo. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarun abrazo
Imagino que a todo buen lector habrá de gustarle. Y las acciones pedagógicas que propone parecen fáciles de ejecutar.
EliminarOtro abrazo.
Pero ¿cuánto tiempo llevaba yo sin venir por aquí? Me encanta esta idea, tiene mucha razón de que la lectura está mal enfocada en los colegios y las obligadas no son las adecuadas, de hecho mi libro favorito fue una obligada a los 13 años que en aquel momento leí con trampas y descubrí de verdad años después.
ResponderEliminarMe apunto a éste.
Uno muy especial.
Parece ser que a Pennac le ha dado resultado leer él mismo a sus alumnos, en voz alta, el inicio de una novela -'El perfume', en su caso-. El profesor de Letras que me recomendó el libro de Irving de aquí abajo les da a sus alumnos de 4° Año de bachillerato una lista de no menos de 50 títulos para que ellos escojan uno para leer y hacer un resumen para presentar a fines de año. Como comparto el curso con él y me han visto siempre con un libro en la mano, ¿sabes qué me han preguntado?: ¡cuál de todos los que he leído y figuraba en la lista era el más breve!
EliminarHaces bien en apuntarlo; se lee rápido y no te defraudará.
Un besito para vos.
Me gustan los derechos del lector de Pennac...mis hijos adolescentes leían mucho, hasta que llegaron a las lecturas obligatorias de la escuela. Espero que la fase en la que están pase, porque los alejaron de las lecturas por placer. Me consuela que el día que quieran un libro, sólo tienen que estirar la mano para encontrar uno en casa ;) ya veremos que pasa con el tiempo.
ResponderEliminarUn beso,
Ale.
Es que eso nos ha pasado a todos, Ale. Como lectores, agarramos un libro por el placer de leer algo que sea de nuestro interés y, generalmente, lo que se le propone a un adolescente NUNCA termina siendo de su interés. Ya sea porque es obligatorio o porque no toman en cuenta sus gustos.
EliminarA tus hijos, pues tenles paciencia. Volverán a ellos cuando así lo dispongan.
Un besote.