Alpha Decay, 2007
Lo
tengo desde hace varios años. Incluso lamenté que Ana Blasfuemia lo hubiera
leído sin aviso ninguno, puesto que se hallaba al alcance de mi mano en aquel
momento. Necesitado de un cambio de
letras, lo rescaté del tótem y lo encaré cabalmente.
En principio, está lo del título. En
inglés, el autor lo denominó Stone
Junction; algo así como La piedra de
empalme. La casa editora, en un arresto de innovación le puso inicialmente
–luego lo cambió- el marbete de marras, que literalmente significa La piedra de entrada. Después de haber consultado a profesores de Letras y de Latín -créase o no-, lo
cierto es que debiera traducirse como La
Piedra Filosofal. Por si no se recuerda, hace alusión a aquella ‘que todo lo convertiría en oro’, según
la alquimia antigua. Totalmente identificada con esto, Alpha Decay agregó un
subtítulo a la última edición: Una
epopeya alquímica.
Es un libro épico, donde el púber Daniel
Pearse, después de la sospechosa muerte de su madre, es acogido por la Alianza
de Magos y Forajidos, una suerte de logia clandestina que tiene mucho de Robin
Hood. Su entrenamiento posterior tiene lugar con intención de convertir a
Daniel en el vehículo del robo de un diamante esférico que se halla en poder
del gobierno de E.E.U.U., fuertemente custodiado. Con la ayuda de varios
personajes que lo inician en la meditación, el disfraz y el consumo de drogas,
Daniel va aprobando sucesivamente diversos desafíos que concluyen con uno
mayor: la desaparición corporal, la desmaterialización. Una vez logrado este
objetivo, sólo le queda llevar a cabo la tarea final. Pero el diamante parece
tener vida propia y conjugar en él una necesidad de realización de aquellos con
los que interactúa, antes de hacerlos parte suya.
Con una prosa coloquial, personajes
muy bien delineados y escenas bastante grotescas –el proverbial puñetazo de la
madre de Daniel propinado a una monja, con que se inicia el libro, es una de
ellas-, Dodge construye una narración que oscila entre una historia de
aventuras, el típico policial y algo más propio de la ciencia ficción, sin por
ello eludir la lealtad, el compromiso con aquello en lo que se cree, el sentido
de pertenencia y la historia de amor. Es que se requiere un profundo
conocimiento de uno mismo para dominar el ansia de poder y las pasiones que
anidan en el corazón humano. Y el costo de semejante aprendizaje puede ser la
propia vida.
Se acompaña de un prólogo de Pynchon
que no tiene desperdicio pero que revela gran parte del contenido, con lo cual
sería conveniente abordarlo tras concluir la lectura.
Un libro entretenido, más allá del
medio millar de páginas que a veces obra como freno al
ritmo narrativo y a una tensión magníficamente conducida hasta el final. Por
momentos me hizo recordar al mago Houdini,
la afamada película protagonizada por un joven Tony Curtis, allá por los ’50.
Vaya, he quedado anonadada por lo peculiar de la trama. No conozco nada de la obra, tampoco recuerdo haber visto reseña en el blog de Ana. Por cierto, tampoco me suena la película de la que hablas... vamos que hoy no me suena na de na, jajaja
ResponderEliminarAbrazos desde un calor bastante insoportable por la humedad.
Me sorprende que no hayas visto 'El gran Houdini', peli de 1953 con Tony Curtis y Janet Leigh, U-to. Recuerdo haberla visto en TV en blanco y negro cuando era teen ager.
EliminarAna lo reseñó en 2014 y yo refunfuñé porque no me avisó.
El libro está bastante bien, con una combinación de aventura y policial bien narrado. Si lo ves, hojéalo. Es original en el planteo.
Un gran abrazo primaveral.