Sudamericana, 2005
Este
libro me fue sugerido por ciertos lectores empapados en literatura inglesa. Le
di una oportunidad, y hoy día no me arrepiento. Se encuentra dentro de lo más
granado del período previo a la IIGM y está tan bien narrado que merece ser
leído. Lo que sigue, han sido mis prístinas impresiones sobre él, apenas
acabado mediando el 2010.
Creo que fue la noticia de la
edición de una última novela suya, cuyo arácnido título llamó mi atención, la
que decidió mi investigación acerca del autor. Cuando encontré que hasta Graham
Greene lo admiraba, no pude menos que salir en su búsqueda y hallarlo ya casi
al borde del agotamiento de sus existencias.
Imagínate que un compañero del
trabajo, con quien mantienes una relación poco más que superficial, es
despedido y, al conseguir otra colocación, te pide un gran favor, dado que se
va a ausentar al menos tres meses. ¡Nada menos que le hagas compañía a su
esposa!
Ambientada a fines de los años
treinta, cuando el conflicto bélico que llevó a Europa a la Segunda Guerra
Mundial estaba aun en ciernes, pero donde la miseria ya se hacía notar en plena
decadencia del Imperio Británico, este ficticio triángulo –que no resulta tal-
hace las delicias del lector.
Con su prosa fluida y directa, donde
los detalles sólo son un aditamento más del nervio conductor de la narración,
la novela se vuelve austera y descarnada. La historia de un periodista –
escritor devenido en vendedor de aspiradoras a domicilio, sus relaciones
sociales y laborales, su personalidad parca y egoísta se van ganando la
atención del lector a medida que las hojas se suceden. Resulta tan dinámico y atrapante,
que por momentos resulta difícil abandonar su lectura. Tal es así, que creo
haber transitado sus 285 páginas en casi dos días.
En medio del relato, Maclaren – Ross deja
entrever un cabal conocimiento acerca de la vida no sólo de los promotores o
vendedores a domicilio, sino también de la sociedad de su época, a la que
retrata con cierto rigor no exento de sarcasmos e ironías. Indudablemente, el
autor tenía experiencia personal y carnal del gremio que delinea, así como del
entorno social en el que éstos se vieron inmersos. Y brinda un condimento
adicional: el libro incluye un repaso de films y libros de aquella época.
La sórdida sociedad inglesa que ve
su ingreso en una nueva guerra, sus clichés y estereotipos, la bohemia de no
tener un rumbo fijo –sólo deudas contraídas- y las distintas circunstancias que
van teniendo lugar, hacen un relato atractivo y divertido, sin golpes bajos ni
lugares comunes. Si bien el final puede parecer algo previsible, no amengua su
calidad en ningún momento.
No esperes una maravilla literaria;
más bien se asemeja a esos libros que arrancan una sonrisa, cuya trama se
transforma en mueca con algo de sorna, pero siempre con estilo.
Si tienes ganas de leer algo menos
riguroso que W. Somerset Maugham –al que se asemeja- y tan creativo como
algunos libros de J. Barnes, pasa por la librería y pídelo. Estoy seguro que éste,
al menos, no te va a defraudar. Sin lugar a dudas, un feliz hallazgo.
No pinta nada mal para mí. Lo anoto.
ResponderEliminarMuy buena reseña.
¡Nos leemos!☺
Un buen libro, sin duda.
EliminarGracias por tu aliento.
Saludos!
Pues no te digo que no lo busque, aunque ando con Proust IV por fin. He esperado mucho tiempo y la vuelta al trabajo es una amenaza para dedicarle tiempo.
ResponderEliminarMe atrae lo que cuentas de esta novela (su humor especialmente) y sobre todo la época que ya sabes cuanto me gusta. Veremos si puedo llegar a él.
Un fuerte abrazo!!
Entiendo tu situación, U-to. Pero si lo puedes encontrar por allí, aseguro que no te defraudará. Tengo del mismo autor una serie de relatos -que están por debajo de esta obra, según los críticos-.
EliminarSé que te gustará. No lo habría rescatado del olvido si no fuera significativo.
Recibe un gran abrazo!
Si te digo la verdad, no me terminó de convencer. Creí que era por llegar demasiado recomendado, pero viendo tus impresiones, me queda la sensación de haber leído lo mismo que tú
ResponderEliminarBesos
Me alegra saber, S., que comparte mis humildes apreciaciones una gran lectora como tú.
EliminarTal vez, éste sea su libro más representativo. Tengo algún otro trabajo de Maclaren Ross, aunque no tan exitoso.
Un abrazo.