Alfaguara, 2015
I.
El título refiere al Código de Derecho
Privado de Suecia por el que cualquier persona que usurpare el derecho de otro
a hacer uso de un bien propio o lo impidiere es reo de apropiación indebida. La
autora lo extiende a aquellos que, con sus actos, generan dependencia en otro/s
sin corresponder a las expectativas.
II.
La ensayista Ester Nilsson es
invitada a participar en una conferencia sobre el célebre artista local, Hugo
Rask –algo mayor que ella-, quien estará presente. Al finalizar la misma, se
conocen y Ester queda prendada del encanto de Rask. Después de idas y venidas consuman su relación, pero ésta no se
consolida.
III.
En toda la trama existen dos planos.
La historia que sirve de vehículo para plantear el desamor, la no
correspondencia entre uno que ama y el otro que se deja amar –un vínculo
asimétrico-, y el planteo ético, con ribetes filosóficos, que tienen que ver
con el cuestionamiento sobre la falta de honorabilidad
de quien, sabiéndose en poder de la rendición ajena, no responde a los
cánones como se espera.
IV.
Hay párrafos que no tienen
desperdicio, como el siguiente,
‘La fortaleza y la
habilidad inspiran admiración, pero no amor. Lo que infunde amor es la
fragilidad humana, las grietas que llevamos dentro. Pero la fragilidad por sí
sola no basta, debe completarse con autonomía y una cierta capacidad de
reflexión crítica sobre uno mismo. Las grietas despiertan ternura, pero tarde o
temprano aquello que produce ternura acaba engendrando agresividad. La
menesterosidad pura es, a causa de su impotencia, tan imposible de amar como la
fuerza bruta.’
V.
Andersson brinda a lo largo de algo
más de doscientas páginas una mirada sobre los lazos virtuales que hacen que una persona quede a la espera de una
respuesta adecuada a lo que ha sido para ella trascendente –v.g., relaciones
sexuales de por medio- de parte de otra que vive mucho más el presente sin
preguntarse acerca de lo que sus actos generan en los demás. Con una prosa
fluida y aristas filosóficas que llaman al debate entre géneros, el libro fluye
bien. No obstante, me pareció demasiado apegado al enfoque femenino.
VI.
Coda anecdótica. Mi ex decía que todos aquellos que fueron pareja solían reaparecer cual fantasmas en el
horizonte cuando se enteraban de que estabas sola. Los llamaba cadáveres insepultos. Toda una
definición, ¿no?
Pues espero que no te parezca mal pero me ha gustado más la frase de tu ex que todo lo que cuentas del libro. Es que esa forma de definir a la persona perfecta que lo es todo a la vez, fuerte, vulnerable, dependiente, autónoma, triste, fuerte, me marea. Y que sea tan femenino tampoco ayuda, desequilibra la cosa y no me convence, da la impresión de que quiere como adoctrinar. No sé yo.
ResponderEliminarAdemás, la definición que hace de esa pareja perfecta a la que amar me recuerda a algo que siempre me decía un amigo "eso que tú quieres no existe, es imposible".
Besos
Tiene reflexiones interesantes acerca de lo que esperamos de los demás, de nuestras propias expectativas, Norah, aunque tampoco diría que se remite a una situación en particular más que de aquél que espera algo del otro, sin evaluar racionalmente lo que ese otro puede brindarnos.
EliminarSabemos que la pareja perfecta -ideal- no existe. Ninguna se adapta perfectamente a nuestros intereses, gustos, etc. Algunas se acercan pero no en un 100%. Uno debe aprender a convivir con las limitaciones propias y ajenas.
No hay adoctrinamiento; más bien cierto desencanto de esperar algo -necesario para uno- que el otro no puede brindar. Eso.
Un besote.
Hola Marcelo
ResponderEliminarSiempre he pensado que las expectativas las crea la persona que luego se frusta, no creo que sea culpa del(de la) que es fuente de esas posibilidades. Perderte en ellas siempre es tan tonto como creer que las cosas son como esperas que sean, no como son.
Frente a los "cadaveres insepultos" siempre se encuentran "Los centros del universo portátiles"
un abrazo
no creo que lea este. no me gustan, en general, los libros que hablan de relaciones de pareja o similares...
Hola, Wine
EliminarSi, si. Comparto tu mirada. Son las necesidades -de uno mismo- de creer en algo distinto las que generan expectativas que luego no se cumplen. Es eso que dicen de 'la profecía que se cumple a sí misma'.
Imagino que, por 'los centros del universo portátiles' te refieres a aquellos que siempre están a disposición para que uno pueda creer en algo...
No lo elegí porque me gustara el contenido, sino porque hay una parte de reflexión filosófica nada despreciable en sus líneas. Por lo demás, un buen libro y punto.
Un abrazo para ti.
Hola Marcelo.
ResponderEliminarMe recuerda lo que comentas de este libro, a esos dramas amorosos de Ingmar Bergman, que de manera tan impactante llevó al cine, lo menciono por ser ambos suecos, la escritora y el director. Me atrae tu propuesta.
Cuídate!
Hola, Paco!
EliminarEs posible, ahora que lo señalas, que el texto tenga algo de Bergman, aunque respecto de la honorabilidad tiene mucho más de Kurosawa.
Un buen libro, en suma; de esos que nos sentaríamos a debatir, café de por medio, si estuviéramos cerca geográficamente.
Un abrazo, amigo!
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