Salamandra, 2015
I.
Es difícil sustraerse a la idea de
leer a Camilleri y no encontrar ecos de Montalbano, su inspector estrella. Debe
ser que, a esta altura, el nonagenario autor siciliano ha querido dar fe de su
amor por las féminas, con una vida plagada de romances y aventuras y, de paso,
hacer honor a aquellas figuras literarias o legendarias quienes, de algún modo,
le resultaran significativas. Cualquiera sea el caso, me he decantado por una lectura
fresca y emotiva.
II.
Este libro reúne treinta y nueve
relatos, ordenados alfabéticamente desde la A a la Z, que llevan el nombre de
sendas mujeres con las que el autor establece relaciones literarias, sociales
y, por qué no, sexuales. Entre las más conocidas se encuentran Helena de Troya,
la Beatrice (Bice) del Dante, Nefertiti y Winnie, la protagonista de Los días felices, de Samuel Beckett.
Otras, poseen el color local de la Sicilia renacentista y muchas sólo responden
a encuentros ocasionales: durante la guerra, la posguerra y derivadas de la
profesión.
III.
En algunos relatos, es el propio
narrador –alter ego de Camilleri- el
protagonista de los hechos; en otros, deja paso a personajes de ficción que
alternan éxitos y sinsabores. Todos involucran diversos aspectos y cualidades
que el maestro intenta rescatar del objeto de sus letras: la abnegación, la
fidelidad, la defensa de la familia, el espíritu para sobreponerse a las
adversidades y una sensualidad unida a cierta dosis de coquetería que refuerza
la imagen de género.
IV.
Haciendo gala de su ya clásico y
escueto estilo coloquial, afinando matices de las mujeres que describe,
Camilleri nos ofrece su propia visión del universo femenino, del que es
ferviente devoto. Con un arte sin par, delinea prototipos reales e imaginarios
que permiten la identificación y promueven la empatía del lector. Quizás abunde
en demasía con mujeres jóvenes, de siluetas voluptuosas -resaltando así su
naturaleza sexual-, pero… ¿quién no le va a permitir a un noventón semejante
deleite, al adentrarse en tierra de Venus?
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