Laetoli, 2007
Ante
la crítica de su tiempo, que acusaba la falta de conclusión de algunos de sus
personajes de la obra, dicen que el propio autor fue quien explicó que se
trataba de una trilogía, siendo ésta la primera de ellas -aunque las que la
siguieron nada tuvieron que ver-. No obstante, estimé oportuno encarar estas
novelas de Biéli (o Biely), un escritor poco difundido entre nosotros pero muy
reconocido en su país. Parece que la casa editora se contagió de Biéli: anunció
en la contraportada la consecución de la totalidad de la trilogía… pero sólo
editó la presente.
Ambientada en la Rusia zarista de
principios de siglo XX, es la historia de Piotr Darialski, un joven
introvertido, algo voluble, quien pasa los últimos dos veranos en Tselebeyevo,
una aldea rusa a medio camino entre Gugolevo –al oeste- y Lijov –al este-. Se
ha enamorado y prometido a Katia, la nieta adolescente de la baronesa Todrabe-Graaben
quienes viven en Gugolevo. Pero en la misa dominical del pueblo queda prendado
de una mujer atractiva y desenfadada, Matriona, la mujer del carpintero
Kudeyárov y decide acercarse a ellos, sin saber que éste es el líder de una
secta clandestina –Las Palomas- que espera la llegada de un nuevo Mesías.
El envejecido carpintero alienta el
vínculo entre Darialski y Matriona con el fin de que ésta quede preñada y
traiga al mundo al anhelado Mesías. Para ello, invita al joven a vivir con
ellos. Darialski, al poco, se da cuenta de que Matriona y también él están bajo
el poder de Kudeyárov e intenta abandonar a la pareja y a la secta. Pero los
sectarios ven el peligro que genera su renuncia y deciden actuar.
Rescato dos planos importantes de la
novela. Primero, la evolución del protagonista moviéndose desde el oeste hacia
el este. Darialski debe visitar a Katia en Gugolevo, donde todo recuerda el
carácter occidental de una Rusia burocrática y de ideas perimidas, agotadas,
sin futuro (la descripción del lacayo y de su servicio a la baronesa es bien elocuente).
Su derrotero hacia Lijov, donde se realiza el ritual de Las Palomas, viene
enmarcado por una niebla, con caminos que alternan incertidumbre y una amenaza
creciente, en clara alusión al desconocido Oriente. El otro, es la brillante descripción del ritual, en los que se
integran no solo las imágenes propias de una liturgia sino que se acompaña del
uso apropiado de los colores, que potencian la fuerza escénica.
Con un estilo frontal algo repetitivo
y un puñado de personajes secundarios que aportan el carácter dramático
necesario, Biély construye una atmósfera simbólica en donde la tensión crece a
cada página, con el contraste entre ese joven pasional aunque ingenuo y el
fanatismo religioso revestido de delirio místico. Una obra que pocos conocen;
muy interesante.
Hombre, pues para quedarnos a medias...o mejor dicho, a tercios como que no. De rusos me he llevado de aquí propuestas mucho más llamativas para mí como el de las sillas. Tampoco es que el libro parece que haya sido de los mejores, más bien parece pesado aunque al final resulte interesante.
ResponderEliminarBesitos enteros.
No me tienes fe, Guapa. Yo he conseguido el resto, je, je.
EliminarÉste no es de lo mejor, pero refleja bien la situación religiosa en aquel tiempo, con proliferación de sectas. No es para menos: la rusificación impuesta por el zar incluía apegarse a la iglesia ortodoxa rusa -razón por la que la mayoría de judíos emigraron y fueron objeto de violencia-.
Guárdate para lo que viene, que es mejor.
Besitos explicativos.
Me ha llamado la atención un factor que señalas, la Rusia occidental y la oriental, pues no me había puesto a pensar en cuan diferentes será una Rusia de la otra, incluso más que los propios países que forman la Europa occidental.
ResponderEliminarPues sí, siempre hay algo valioso e interesante por rescatar de estos autores rusos. Y eso que el lío de amoríos y carpinteros mediante, parece un auténtico culebrón (telenovela) mexicano. :)
Abrazo, pibe!
Algo de lo que señalas, Paco, viene en los libros siguientes. Piensa que los rusos sienten que Occidente los considera orientales, y Oriente los ve muy occidentales.
EliminarBiéli se encarga también de mostrar la existencia de sectas, como alternativa a la creencia ortodoxa. Lo demás, podría ser parte de un culebrón.
Un fierte abrazo, chaval!