domingo, 29 de octubre de 2017

Tríptico Oriente u Occidente. Delirio místico. 1. La paloma de plata, Andréi Biéli


Laetoli, 2007

          Ante la crítica de su tiempo, que acusaba la falta de conclusión de algunos de sus personajes de la obra, dicen que el propio autor fue quien explicó que se trataba de una trilogía, siendo ésta la primera de ellas -aunque las que la siguieron nada tuvieron que ver-. No obstante, estimé oportuno encarar estas novelas de Biéli (o Biely), un escritor poco difundido entre nosotros pero muy reconocido en su país. Parece que la casa editora se contagió de Biéli: anunció en la contraportada la consecución de la totalidad de la trilogía… pero sólo editó la presente.

            Ambientada en la Rusia zarista de principios de siglo XX, es la historia de Piotr Darialski, un joven introvertido, algo voluble, quien pasa los últimos dos veranos en Tselebeyevo, una aldea rusa a medio camino entre Gugolevo –al oeste- y Lijov –al este-. Se ha enamorado y prometido a Katia, la nieta adolescente de la baronesa Todrabe-Graaben quienes viven en Gugolevo. Pero en la misa dominical del pueblo queda prendado de una mujer atractiva y desenfadada, Matriona, la mujer del carpintero Kudeyárov y decide acercarse a ellos, sin saber que éste es el líder de una secta clandestina –Las Palomas- que espera la llegada de un nuevo Mesías.

            El envejecido carpintero alienta el vínculo entre Darialski y Matriona con el fin de que ésta quede preñada y traiga al mundo al anhelado Mesías. Para ello, invita al joven a vivir con ellos. Darialski, al poco, se da cuenta de que Matriona y también él están bajo el poder de Kudeyárov e intenta abandonar a la pareja y a la secta. Pero los sectarios ven el peligro que genera su renuncia y deciden actuar.

          Rescato dos planos importantes de la novela. Primero, la evolución del protagonista moviéndose desde el oeste hacia el este. Darialski debe visitar a Katia en Gugolevo, donde todo recuerda el carácter occidental de una Rusia burocrática y de ideas perimidas, agotadas, sin futuro (la descripción del lacayo y de su servicio a la baronesa es bien elocuente). Su derrotero hacia Lijov, donde se realiza el ritual de Las Palomas, viene enmarcado por una niebla, con caminos que alternan incertidumbre y una amenaza creciente, en clara alusión al desconocido Oriente. El otro, es la brillante descripción del ritual, en los que se integran no solo las imágenes propias de una liturgia sino que se acompaña del uso apropiado de los colores, que potencian la fuerza escénica.

           Con un estilo frontal algo repetitivo y un puñado de personajes secundarios que aportan el carácter dramático necesario, Biély construye una atmósfera simbólica en donde la tensión crece a cada página, con el contraste entre ese joven pasional aunque ingenuo y el fanatismo religioso revestido de delirio místico. Una obra que pocos conocen; muy interesante.

4 comentarios:

  1. Hombre, pues para quedarnos a medias...o mejor dicho, a tercios como que no. De rusos me he llevado de aquí propuestas mucho más llamativas para mí como el de las sillas. Tampoco es que el libro parece que haya sido de los mejores, más bien parece pesado aunque al final resulte interesante.
    Besitos enteros.

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    1. No me tienes fe, Guapa. Yo he conseguido el resto, je, je.
      Éste no es de lo mejor, pero refleja bien la situación religiosa en aquel tiempo, con proliferación de sectas. No es para menos: la rusificación impuesta por el zar incluía apegarse a la iglesia ortodoxa rusa -razón por la que la mayoría de judíos emigraron y fueron objeto de violencia-.
      Guárdate para lo que viene, que es mejor.
      Besitos explicativos.

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  2. Me ha llamado la atención un factor que señalas, la Rusia occidental y la oriental, pues no me había puesto a pensar en cuan diferentes será una Rusia de la otra, incluso más que los propios países que forman la Europa occidental.

    Pues sí, siempre hay algo valioso e interesante por rescatar de estos autores rusos. Y eso que el lío de amoríos y carpinteros mediante, parece un auténtico culebrón (telenovela) mexicano. :)

    Abrazo, pibe!

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    1. Algo de lo que señalas, Paco, viene en los libros siguientes. Piensa que los rusos sienten que Occidente los considera orientales, y Oriente los ve muy occidentales.
      Biéli se encarga también de mostrar la existencia de sectas, como alternativa a la creencia ortodoxa. Lo demás, podría ser parte de un culebrón.
      Un fierte abrazo, chaval!

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