Tusquets, 2007
Rescato
del ayer este libro de Murakami, que fuera el primero –si no el único- que
encaré hace ya tiempo. Quizás haya sido algo crítico en ese entonces con un
texto fluido, llevadero y, si se quiere, amigable con el lector. Pero la
sospecha –que mantengo- de forzar la empatía tensando la fibra emotiva, le han
restado puntos a la hora de la evaluación final. Y el mote de best seller, más aún.
Hace un par de años atrás, amigos
lectores del más diverso origen, credo, edad y género –muchos de ellos no sólo
adeptos seguidores, sino fanáticos apologetas- coincidieron en opinar que ésta
era, hasta ese momento, la mejor novela escrita por el autor, lo que me indujo
a su compra. Pasado el tiempo y con motivo de la reciente publicación de su
última obra, otros tantos ávidos me recordaron que ésta dormía “el sueño de los
justos” en medio del tótem, en espera de días más felices para encarar su
lectura. Como a todo, le llegó el turno.
Es la historia de Toru Watanabe, un
japonés treintón que, al aterrizar en Hamburgo y escuchar en off la melodía de “Norwegian Wood”, de
Los Beatles, desata recuerdos y revive hechos acaecidos casi veinte años antes,
entre él y la pareja de amigos compuesta por Naoko y Kizuki, cuyo intempestivo suicidio
de éste desencadena una serie de emociones y sentimientos que se convierten en
la trama principal de la novela.
Entonces, ¿es una romántica historia
de amor? Sí, pero no solo. Es también un relato de la juventud de fines de los
’60 en Japón, el despertar de la sexualidad y el erotismo -con su
característica efervescencia hormonal, en tiempos donde no se tenían ni noticias
sobre el SIDA y sólo contaban las enfermedades venéreas-, la amistad y el amor
prístino, puro, llevado hasta sus últimas consecuencias, junto al ingreso en la
adultez de toda una generación que intenta modificar los códigos de una
sociedad anquilosada, aunque sin faltar el respeto por lo tradicional. De paso,
hay una velada crítica al marxismo y a la izquierda. Ya de por sí, y solamente
por todo esto, justifica la inversión de tiempo en su lectura.
El acierto de Murakami radica en
contarnos la típica historia del triángulo de amor –al mejor estilo occidental-
entre chicos que no llegan a la veintena, pero en tempo oriental, donde los silencios cobran relevancia y se vuelven
tanto o más elocuentes que lo que sus protagonistas expresan. Descarto la plena
identidad de los lectores con el decir y sentir de sus personajes, en una sutil
clave adolescente.
Ambientada en el Tokio de 1970, con
una prosa fluida y relatada en primera persona, la novela se torna, por
momentos, melancólica, nostálgica y algo sensiblera, donde el suicidio y la
muerte campean en más de una ocasión, lo que me condujo a evocar aquello “de
sabihondos y suicidas”, en el cantar del inolvidable Edmundo Rivero en “Cafetín
de Buenos Aires”, o el más contundente y cercano “Suicide Blonde”, de Inxs, por
más que ninguna protagonista femenina fuese rubia.
Bien propio de la cocina oriental,
el resultado de esta experiencia inicial me dejó un sabor agridulce. Por una
parte, la narración es realista y precisa, sin digresiones ni intenciones de “estirar”
el relato; por otro, sospecho que la trama no sólo intenta contarnos una
historia sino también busca agradar al “gran público”, pues el cóctel que reúne
sexo, erotismo, amor y muerte siempre reporta beneficios; mucho más si los
elementos constitutivos están ensamblados con maestría y buen gusto. No por
nada el sello editorial coloca en la portada de esta edición ‘Best seller
internacional’.
En resumen, vale la pena leerlo,
aunque sólo sea para acercarnos al universo de Murakami.
Me recuerda mucho aquellos cócteles de HArold RObbins, pero más modernos, con opción a NObel y todo -pobre Harold-, más apoyados por la cultura mass media: un poquito sexo, un gramo de violencía, un cuarto de kilo de intriga y una pizca de amorosa apariencia. Nada nuevo, lo poco que lo he leído , las 80 o 90 páginas que he soportado a Haruki de tres libros, me han llevado también a verlo como un Harold -pobre Harold- postmoderno y con mejores títulos.
ResponderEliminarPara una mirada al amor, al suicidio, al sexo y a la vida, me quedo con la poco apoyada Banana Yosimoto, además con ella no ocupas un estante cada década . :)
gracias cuídate
Ja, ja. Me has hecho reír, Wine. Tengo un par de libros de Harold Robbins, sólo que no me animo.
EliminarMe has recordado que debo visitar las letras de Banana; gracias por ello.
Como podrás apreciar, siempre opongo reparos sensibleros, por más que reconozca que la historia es buena.
Y, por supuesto, cada día que pasa me queda menos espacio para libros.
Un gran abrazo, Maestro.
No, no te recomiendo leer a Harold, a no ser que vayas a ir a la playa como en los 80; para hacer un revival sí, pero solo por eso. ADemás es famoso el miedo de Stephen KIng en convertirse en un Harold RObbins, decían que era su obsesión. Auge y caida en picado.
EliminarTengo algunos títulos de Robbins, entre ellos '79, Park Avenue'. Pero nunca le dediqué un segundo a su lectura.
EliminarSi dices que lo deje pasar, pues...
Un abrazo.
Fue la primera novela que leí del autor y me gustó lo suficiente como para leer varias más. "1Q84" me pareció genial y yo diría que mejor que esta y, desde luego, para nada best seller. No sé si se vendería como tal, pero puedo asegurar que no se leyó como tal. Sus cuentos cortos son de lo más inquietante y tampoco están hechos para el gran público.
ResponderEliminarLa última, "La muerte del comendador", escrita también en dos tomos como "1Q84", aún lo la he leído, pero pendiente la tengo.
Yo no soy una forofa del autor, pero me gusta.
Un beso.
Me gustaría que me explicaras por qué TODO EL MUNDO parece haberse iniciado con Murakami CON ESTE LIBRO!
EliminarNo me disgusta su estilo ni su planteo, Rosa; solo me vuelvo quisquilloso con aquello que me sabe a 'ganar adeptos' -y, de paso, incrementar las ventas-.
Apunto como un discípulo fiel lo que nos refieres de sus otras obras. Le regalé a mi difunta madre los libros 1 y 2 de '1Q84' y al acabar el primero me los devolvió diciendo: 'no es literatura para mi'. Lo tengo por ahí.
Un beso grande para ti.
¡Hola! Tokio Blues no es ni por asomo mi libro preferido de Murakami. Sí es de los pocos realistas que tiene el autor, porque ya sabemos que Murakami es complicado, no gusta a todos, sus textos oníricos, irreales, plagados de fantasía con la que no todo el mundo disfruta. Yo soy muy fan de él, me gusta mucho como escribe, pero soy consciente de que es el tipo de autores con los cuales no suele haber término medio (aunque en tu caso veo que sí lo ha habido), o te gusta mucho o te disgusta
ResponderEliminarBesos
Hola, Marian!
EliminarEn rigor de verdad, no es mala literatura, en el sentido de ser un escrito mediocre o mal llevado. Por el contrario, está muy bien estructurado y se disfruta. El problema es que no termino de creerme la historia, o la expresión emotiva de la historia.
Tendré que optar por otras obras a ver qué me deparan.
Un beso para ti.
Es un autor que nunca me llamó la atención pese a aunar el beneplácito tanto de lectores como de críticos literarios. El año pasado, sin embargo, me dejé seducir por tres maravillosas ediciones ilustradas de tres de sus relatos que encontré en la biblioteca y decidí darle una oportunidad. Me encantaron y me flipó Murakami. Me da que estos relatos son bastante más oníricos y surrealistas que esta novela que reseñas. En todo caso se les puede sacar mucha miga a las interpretaciones que de ellos se hagan. Aún no he encontrado tiempo de repetir con el autor. No sé si lo haré con Tokio blues, dado que a pesar de sus virtudes no te ha convencido plenamente y de que Marian y Rosa, que han leído a Murakami más que yo, opinan que no es el mejor libro del autor, pero espero que el reencuentro se produzca.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bueno es tener una opinión positiva de otras obras, Lorena. No es que no haya querido repetir con él, pero ese barniz de 'gran escritor' me aparta un poco -no sólo con él, he tenido que vencer mis reparos para encarar a Vargas Llosa-.
EliminarSus letras son ágiles, tiene un buen argumento entre manos y encuentras equilibrio; pero si está destinado a agradar -a molar, como decís vosotros-, siento que le resta algo de brillo.
Tendré que volver a sus letras en breve, para que mi opinión sea un poco más amplia y abandone mis prejuicios sensibleros.
Un abrazo para ti.
¡Hola Marcelo!! Yo no pienso y nunca he pensado que sus obras estén destinadas a molar ni a agradar, fíjate que considero que es todo lo contrario. Pienso que es un autor que escribe lo que le sale en el momento y es consciente de que sus argumentos irreales, oníricos, cargados de fantasía (algunas veces me he preguntado como podía ser posible, de qué manera se le podían haber ocurrido algunas de sus historias fantásticas, sus ideas delirantes) no gustarán a todo el mundo, él sabe que por ello tiene un ejército de detractores que le critican y le da igual (tengo en mente haber leído alguna entrevista al autor en el que lo explicaba), por eso no entiendo eso que dicen de que escriba pensando en agradar.
EliminarEn fin Marcelo, ¡como me he enrollado, jaja!! pero es que me encanta hablar sobre Murakami, uno de mis escritores preferidos.
Espero que dejes de lado tus prejuicios y le des una oportunidad (a mí también me ha pasado y me pasa con Vargas Llosa, todavía no le he leído)
Otro beso!!!
Trataré de enfocarlo según tu mirada, Marian. Pero, para realismo mágico, lo tengo a García Márquez. Tomaré algún otro título suyo e intentaré despojarme del prejuicio sobre su intención de agradar; a ver qué surge.
EliminarGracias por el intercambio de pareceres.
Un beso para ti.
Hola!!
ResponderEliminareste autor lo tengo muy pendiente y precisamente esta es una de las novelas que tengo anotadas para comenzar con él, quizás no es una mala elección por eso que indicas que es idóneo para aproximarse a sus obras. No sé, a ver qué me parece cuando lo lea. Tengo una gran curiosidad con este autor, pero no sé por qué pienso que no voy a conectar mucho con él, es el preferido de muchos pero también muchos otros no consiguen empatizar con sus lecturas, tengo que experimentarlo para saber finalmente qué sensaciones me provoca.
Un saludito!
Yo empezaría por aquí, María. Es un libro parejo, sin dobleces ni tedios. Tu sensación es la que hemos tenido todos antes de leerlo; por ello, no te sientas mal.
EliminarLas opiniones están divididas, como bien lo expuso Marian. Es cuestión de hacer experiencia y ver. Pero te adelanto que éste no está nada mal.
Ojalá lo leas y nos hagas llegar tu opinión. Sería enriquecedor, sin duda.
Un abracito para ti.
A mí me gustó mucho esa historia aunque no tanto como Sputnik, mi amor. Es qUE bien pensado creo que nada será nunca como Sputnik. Tokio blues fue la segunda y tan diferente a mis lecturas habituales de por entonces que de ahí le vino éxito conmigo. Porque en su día me gustó mucho, por el universo creado.
ResponderEliminarY me pasa como a Marian, precisamente Murakami creo que pasa mucho del lector.
Besitos adolescentes
No he leído más que esto, aunque tengo varios títulos suyos esperando. Como le dije a Marian, deberé abandonar mis prejuicios sobre sus letras.
EliminarPero reconozco que la historia es buena, un tanto sensiblera.
Besitos reticentes.