I.
La
buena experiencia sobre un ensayo anterior me llevó a incluir los posteriores
trabajos de Portela en mi digital wishlist.
Siendo ésta su primera incursión en la ficción narrativa, sólo debía decidir el
momento de encarar su lectura. Los cuatro años transcurridos desde su aparición
brindaron la suficiente distancia para obtener una mirada algo más objetiva,
después que los auspiciosos comentarios y las diatribas más críticas que había
despertado se han acallado definitivamente.
II.
Amaia
Gorostiaga –alter ego de la autora-
narra en primera persona su historia. Lo hace en dos partes: la primera –que
ocupa dos tercios del texto- transita su infancia y adolescencia, año tras año,
desde los cinco a los dieciocho años. En la segunda, nos ofrece los pormenores
de su regreso al ejido natal tras diecisiete años de ausencia, debido a algunos
fracasos y la decisión de convertirse en escritora.
III.
La protagonista es acompañada por tres
hermanos varones mayores que ella, así como de sus progenitores. Ambientada en
un barrio de Bilbao hacia fines de los ’70 del siglo pasado, Portela desarrolla
a través de Amaia un retrato de familia, donde un padre abogado ejerce violencia
de género sobre las mujeres y en el que sus integrantes tomarán diversos
caminos para escapar de semejante infierno, sea éste el alcohol, la heroína, el
estudio o la milicia etarra. Así, la niña mimada vivirá en carne propia la
separación y disgregación familiar, en medio de un clima político que también
ejerce su violencia sobre los ciudadanos.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
Destaco dos planos importantes. Es un acierto de
la autora darle voz a una niña que modifica sus tonos y vocabulario a medida
que crece, lo que vuelve al texto más verosímil a la vez que reafirma la trama.
Con muchos elementos autobiográficos, Portela además utiliza la narración para
dejar entrever la realidad social del País Vasco en ese período, con su secuela
de muertos entre ambos poderes en pugna. En ese aspecto, el conjunto brinda
solidez y transmite la atmósfera en derredor. En cambio, la segunda parte,
donde la periodista -que promedia la treintena- regresa sin trabajo ni pareja
al entorno familiar, abunda en situaciones algo trilladas y en explicaciones de
los hechos que, habiendo sido sugeridas -apelando a la construcción lectora-, resultan
innecesarias.
V.
De estilo coloquial, la novela fluye rápidamente
hacia su desenlace –anunciado en el inicio- dejando una estela amarga. Un libro
breve e interesante, que bien puede ser leído como testimonio de una generación
a la que los estragos de la droga y la violencia los marcó de por vida.
Hola. Es que vaya pesadez, hay esquemas ya tan manidos que te hacen huir de la novela sin darle oportunidad. La escritora que vuelve al pueblo, las remembranzas de cosas que ya se han explicado y bla, bla, bla... Además de que el tema no es mi favorito, la época y el sitio tampoco ayudan.
ResponderEliminarEsta vez diré que no.
Besitos renegados
No hay problema, Maja. Contaba con ello. Pero como friso de época, no está mal. Y la primera parte está bien elaborada.
EliminarBesitos condescendientes.
Leí la novela hace años y, al contrario que tú, era lo primero que leía de la autora. Me gustó mucho, si bien es cierto que la parte de infancia y adolescencia es más interesante que la otra, aunque esta también sirve para mostrar la diferencia (y la semejanza) entre ambos momentos. Una historia dura la del País Vasco que cada vez se muestra más en novela, cine y series de televisión.
ResponderEliminarUn beso.
Termina gustándome más su trabajo de investigación anterior que la novela, que no está mal pero se desliza un poco hacia el final.
EliminarLamento a todos aquellos que han tenido que sufrir la violencia en carne propia, en el País Vasco como aquí. Nunca la violencia ha sido medio útil para zanjar diferencias. Ni en lo político ni en lo familiar.
Un beso para ti, Rosa.
Las estructuras de las novelas, creo, no dejan de ser repetitivas en cuanto nace un tema o aparece un "filón" , las novelas de amor, de guerra, las de terror, las...todas, tras los fuegos artificiales de la apariencia diferente esconde una machacona forma que se repite como rotativa. No podía ser menos en una novela, tema, en expansión, con novelistas en busca de ese filón- No sé si es el caso...
ResponderEliminarEn cuanto al tema. sabes que lo conozco, estaba pensando, en cuántos amigos o conocidos se me han muerto por la heroína, y sin rebuscar mucho he contado 60; por razones políticas recuerdo algún conocido, pero, sobre todo, sí que alrededor mío, digamos en 20 kilómetros alrededor, habrá habido parecido número a aquel, de todo tipo. Este mundo era diferente a lo que han pintado por ahí, no me interesa además lo que cuentan, y que se convierta en una sucesión de recorridos "turísticos" en los que algún "viajero" bosteza porque cree saberlo todo.
Gracias Marcelo
donde puse razones políticas debí poner "políticas".
Eliminarun abrazo
Éste parece más bien un intento de contar 'desde adentro' una realidad familiar. Una liberación catártica del agobio producto de la propia historia. Si así fuera, las palabras de Portela serían un vehículo de identidad para tantos otros que no han tenido voz.
EliminarPor aquí, se ha sabido de esa realidad española a través de muchos de los nuestros que aún se encontraban por allí.
Lo que señalas acerca de la transformación del pasado en 'ruta turística' también lo compartimos, con los reparos del caso.
Gracias por darte una vuelta, Maestro. Un abrazo.
¡Hola Marcelo! Creo que la novela me gustó algo mas que a ti, la leí hará ahora un año ya. Me recordó un poco a Patria, aunque en realidad son muy distintas y el personaje de Amaia me encantó, me dio mucha pena su soledad, su pánico por esa violencia que inundaba el argumento.
ResponderEliminarLa segunda parte, aunque sí tienes razón en que pueda resultar algo trillada, a mí si me pareció necesaria, me gustó saber que había pasado al cabo de los años con ella y su familia, lo agradecí.
Yo tengo claro que repetiré con Portela, no sé cuando, ni con qué novela, pero repetiré porque también disfruté mucho de su prosa.
Besos
Hola, Marian!
EliminarNo he leído aún 'Patria', pero está al caer. Coincido en que la primera parte está muy bien. Será que uno ha sabido bien acerca de la experiencia que detalla en la segunda parte respecto de su padre, que parece remanido.
Aún me queda un trabajo posterior de su autoría para despuntar.
Un beso para ti.
A mí la segunda parte en realidad me sobró un poco. Pero como me gustó tantísimo la primera y, además, constituye el grueso de la novela, es algo que suelo olvidar. Portela hace una muy buena radiografía de la sociedad vasca en esos años y creo que consigue un nivel de empatía del lector hacia su protagonista difícil de superar. Fue una lectura que me conmovió profundamente.
ResponderEliminarUn abrazo
A quienes hemos vivido lo que narra sobre su padre en la segunda parte, el haberlo sugerido en la primera nos alcanzaba, Lorena.
EliminarComparto contigo la empatía que despierta en el lector, fruto de su talento narrativo para contar la historia y describir su entorno. Me ha gustado, aunque sin conmoción.
Un abrazo fuerte.
Un tema que me ha tocado muy de cerca por época en la que he vivido aunque no directamente, menos mal. Creo que me gustará leerlo. Tiene que ser difícil mantener el interés toda la novela. POr lo que cuentas es como si la hubieran escrito dos personas distintas. Un abrazo Marcelo.
ResponderEliminarLa primera parte está muy bien; la segunda adolece de explicaciones innecesarias y aclaraciones que sólo extienden lo que uno ya supuso. No obstante, el conjunto sale airoso sin excesos.
EliminarUn abrazo para ti, Ana.