I.
Fue
apuntado por uno de mis amigos una gélida noche de invierno de 2008 al verlo en
el escaparate de una conspicua librería ya desaparecida, cuando buscábamos un
transporte que nos devolviera a cada hogar. El lanzamiento de una nueva edición
bajo sello local despertó aquel recuerdo; la curiosidad hizo el resto para que
encarase su lectura. Guardaba cariño a las letras del autor, a partir de un par
de experiencias anteriores.
II.
Roland
Travy es el protagonista y narrador de esta breve novela quien, según sus
palabras, nació con veintiún años, luego de pasar una temporada en el Rif
marroquí junto a las invasoras fuerzas francesas. De los años anteriores,
prácticamente ha borrado su memoria, y ahora se encuentra en París, sin oficio
ni empleo, viviendo de las erogaciones de un tío condescendiente. La necesidad
de encontrarse a sí mismo lo lleva a refugiarse en las matemáticas complejas,
como si ellas pudieran ofrecerle un sentido a su vida. Por ello, se acerca a
una secta, liderada por Anglarés, cuyo objeto es investigar fenómenos infrapsíquicos
capaces de establecer una conexión con el comunismo en boga, y otras rarezas. Allí
conoce a Odile Clarión, una joven prostituta, cuya desorientación no es menor
que la confusión de Travy.
III.
Así, Queneau desarrolla una suerte de novela de iniciación -una deconstrucción,
en realidad-, en la que un joven que rechaza caer en la vulgaridad de la vida
común, visita pequeños grupúsculos que se asocian, disocian, combaten y alían
según los cambios en el ego de sus amos, conformando la vanguardia que liderará la próxima revolución.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
Todo
el texto resulta una sátira a estos cenáculos de iluminados, dotados de jerga propia, en los que palabras, tan rimbombantes
como funambulescas, resuenan retóricas y vacías de contenido. En este aspecto,
el autor contrapone la palabra oral a la palabra escrita. Además, se da el
gusto de burlarse con altura del movimiento surrealista al que perteneció antes
de ser removido por André Bretón –el Anglarés de la historia-.
V.
De estilo ameno y fluido, con el uso de abundantes
neologismos –creados ad hoc-, una
serie de escenas desopilantes y diálogos que no guardan la debida conexión unos
con otros, Queneau ofrece su mirada cáustica y socarrona sobre aquellos a
quienes impulsa el afán de la figuración social a cualquier precio, sin aportar
más que cháchara hueca. Una divertida y graciosa novela, en la que el amor
termina siendo el único elemento valioso para sus jóvenes protagonistas. Para
leer y disfrutar.
Tuve una época en que leía a los surrealistas entre ellos André Bréton, Philippe Soupault, Louis Aragon, etc. por entonces tenía a Quenau en mi punto de mira, pero se me pasó la fiebre surrealista (tenía unos diecisiete años) y Quenau quedó sin leer. esa crítica de las palabras huecas con las que solo se pretende epatar y figurar puede resultar interesante.
ResponderEliminarUn beso u muy feliz 2021.
Feliz año para ti y tu flia., Rosa. Que venga acompañado de buenas lecturas.
EliminarQueneau hace un burla ácida de aquellos que quieren ser reconocidos como vanguardia artística -esos guetos que se gestan y pululan en ambientes académicos- que solo tienen interés de figurar y alcanzar cierta trascendencia en el colectivo social. Puede resultar de tu interés.
Un beso para ti.
¿Que tal Marcelo? No había oído hablar del movimiento surrealista ni de André Bretón (tampoco conocía al autor de esta novela). Pero ese tema, el de las sectas, me llama mucho la atención y mas si es una mordaz crítica hacia esos que se hacen llamar "iluminados de la vida". Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminar¡Besos!!
Hola, Marian! Antes que nada, tienes que entender que es una gran burla a todos estos 'iluminados', que se valen de cualquier cosa -hasta la más abstrusa o ridícula- para adquirir renombre.
EliminarQueneau tiene muy buenos títulos, que debieran ser rescatados del olvido. De algunos, puedes saber de qué van aquí a la derecha.
Un besote para ti!
Hola pibe ;)
ResponderEliminarGracias por seguir incansable con los libros.
Te deseo un año 2021 propicio, querido Marcelo. Ya te escribiré por email.
Un abrazo grande!
Hola, Amigo!
EliminarQué gusto me da tener noticias tuyas. He visto hace pocos días que parece que te has tomado un tiempo de descanso bloguero.
Te he escrito mail al correo que tenía de ti, pero parece ser que ya no lo utilizas. Escríbeme al de aquí arriba, y nos volveremos a poner en contacto. Estoy al tanto de tus peripecias durante el año que pasó, y espero que tú y tu familia se encuentren todo lo bien que se pueda en estos caóticos tiempos. Espero tus líneas.
Reciban tú, Ara y las niñas mi más fuerte abrazo y deseos de un 2021 pleno de realizaciones para Uds.
Abrazo, Merengue!
Parece que es una novela con un cierto punto satírico que siempre suelo disfrutar. No he leído nada del autor, así que tendré esta lectura en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una novela llena de sarcasmos, tomadas de pelo, ironía y burla en general sobre tics de los cenáculos, muy propia de las letras del autor. Tenla presente.
EliminarOtro abrazo para ti.
Hola Marcelo, feliz año retrasado.
ResponderEliminarQueneau es un maravilloso escritor, no sé si por sus novelas, no sé si por cómo escribe, pero al final lo es por todo eso. La literatura en francés ha tenido autores con estilos tan originales, creadores de nuevas tendencias (para mi Perec o Robbe-Grillet O Butor o el mismo Queneau, por solo hablar de novela, me parecen extraordinariamente interesantes y originales) de los que envidio para la literatura en idioma español(que los hay pero de la mayoría de poca relevancia ( se me ocurren, Obviando obras de Cortazar o Goytisolo, se me ocurren a Julián Ríos, a Perucho a Cunqueiro, a Armonía Somers hay más pero ahora no.. jaja...pero a otro nivel ; no sé, por lo tanto, si es culpa de los escritores o de los lectores, bueno sí lo sé) No he leído esta novela, pero entre las que he leído, Zazie en el metro, es una novela poderosa.
gracias Marcelo
Gracias por tus buenos augurios, Wine, que retribuyo.
EliminarRespecto de 'Zazie en el metro' fue una de las primeras que leí en una -horrible- traducción mexicana. Afortunadamente, parece que se ha lanzado una nueva versión por estas costas (espero que mejor).
Creo que Queneau nos resulta cercano por la manera de expresarnos su mirada, casi con desparpajo e irreverencia. Eso: irreverencia. Su afán por desacralizar lo que muchos consideran importante para sus vidas. Tengo apuntado a varios de los que citas, Perec sobre todo.
Un fuerte abrazo.