viernes, 15 de julio de 2022

Mujeres inquietantes. Cacería de niños, Taeko Kōno

La Bestia Equilátera, 2022

I.

            Me llegó por propuesta de libreros amigos que habrían de abordar el título de marras; la autora me era totalmente ignota. La curiosidad se fortaleció al saber que tenía en mis manos una reimpresión, no un ejemplar de la primera edición de 2021; algo llamativo por aquí, donde el consumo de libros en papel ha bajado sustancialmente, no solo debido a la emergencia sanitaria de los últimos años, sino a la explosión que las ediciones en formato digital han tenido desde entonces.

II.

             Los nueve relatos que componen el volumen –escritos durante la pasada década de los ’60- están protagonizados por mujeres, la mayoría de ellas en su juventud, bajo diversas circunstancias. Quizás el nervio conductor de los mismos se encuentre en cierta inquietud que viven sus personajes que, tarde o temprano, deriva en tragedia o en perversión.

III.

            La seducción que produce un hombre con joroba en el teatro; una enferma de tuberculosis que cree más en una cura de reposo en la costa que en su medicación; una mujer que sospecha un embarazo no querido; otra, que detesta a las niñas, mientras compra ropa para niños; una joven adoptada que siente culpa por un trauma infantil, son parte de la extraña narrativa que la autora propone, en medio de atmósferas donde fantasía y realidad se entremezclan.

IV.

             Haciendo uso de un puñado de escenas violentas -donde el sexo se asocia al dolor físico, de neto corte masoquista- y otras desopilantes –como la que una supuesta moribunda comienza a dejar mensajes para la próxima pareja de su marido-, Kōno urde historias que desnudan el sometimiento femenino tras la hipocresía de un patriarcado, que se esconde bajo una supuesta igualdad de derechos que no es tal.

V.

            Con un estilo directo, algo mordaz y carente de sutilezas, Kōno se permite exponer claramente el rechazo a la maternidad así como el gozo pleno de la sexualidad femenina en alguna de sus protagonistas -algo que debe haber sido avanzado (y revulsivo) para la época en que fueron escritos los relatos-. Si además se les añade pensamientos salvajes en medio de la apacible vida cotidiana y finales que, por momentos, dejan perplejo al lector, el conjunto podrá ser del agrado o no de éste, pero nunca pasará inadvertido. Algo totalmente distinto, que brinda interesante material literario para el debate en grupo.

 

4 comentarios:

  1. Querido Marcelo, lo que más me gusta es lo raro raro es. Soy muy fan de los relatos/libros inesperados que me sorprenden. Echaré de menos la sutileza porque está en la lista de cualidades favoritas pero bueno, haré visita gorda. Me ha causado curiosidad.
    Besitos intrigados

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    1. Guapa amiga, si quieres algo diferente de origen nipón, éste es el libro. En una sociedad tan tradicional como la japonesa, que aún en los pasados '60 mantenía cierto patriarcado, esta autora eleva la voz de aquellas mujeres 'mal vistas'; es decir, las que deseaban poder elegir no ser madres y disfrutar plenamente del sexo, entre otras cosas.
      No sólo resulta provocadora; en ciertas escenas, escandaliza. Te gustará.
      'Escándalo, es un escándalo...' (Raphael, el Niño).
      Besitos escandalosos.

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  2. Recuerdo que leí a esta autora.Me produjo malestar( por decirlo suavemente) el grado de sadismo en algunos de sus personajes. Es interesante como bien decís,Marce,que en una sociedad como la nipona esta mujer haya alzado su voz frente al patriarcado. Me hubiera gustado una lectura grupal porque tiene para debatir y “sacar a luz” varios temas. Salvo ciertas cosas en la traducción que honestamente me molestan me prometo releerlo.

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    1. Recuerdo tu comentario acerca de la traducción; no te había gustado nada. Como tampoco las escenas fuertes que contiene. Pero creo que su registro tiene que ver como una forma de rebelarse contra el solapado patriarcado de su tiempo. En ese plano, configura una voz de protesta y una denuncia. Con tiempo, es material de relectura y debate.
      Un beso, Teresa.

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