sábado, 8 de octubre de 2022

Huellas del Japón. Los árboles caídos también son el bosque, Alejandra Kamiya

Bajo la Luna, 2022

I.

               El título fue propuesto por el miembro más joven del grupo, en aras del ruido editorial que venía haciendo la autora en el mundillo literario. Solidario con la elección –aun sin comulgar del todo con la lectura de una novedad- no opuse reparos, porque el sello editor, nacido en la ciudad de Rosario, cuenta entre sus fines la difusión de obras emparentadas con lenguas marginales –ya había abrevado en ellas- y en nuevas formas de poesía. Supuse acertadamente que algo de ambos iba a encontrar entre sus páginas.

II.

                La presente obra contiene una docena de relatos que, en conjunto, apenas superan el centenar de páginas. La autora, de nacionalidad argentina e hija de japonés, nos ofrece una mirada sesgada sobre distintas situaciones de vida, algunas de las cuales transcurren en el interior de este país, otras en el Japón –actual o durante la guerra- y todas hacen gala de una forma de escritura que combina el tempo narrativo oriental con cierta dosis de lirismo poético.

III.

               Así, un par de amigas de la infancia que siguen en contacto a través de los años, unos primos que vuelven a verse después de mucho, la vida de una fileteadora de pescado en el sur del país, una charla sostenida entre vecinas a través de una mampara en el balcón, son algunas de las historias que hablan de amistad, vínculos familiares, soledad y realidades sociales, sin dejar de lado el aporte del elemento nipón, tan presente en la raigambre de Kamiya, como tampoco su observación acerca de la maternidad, a la que dedica sus dos relatos finales.

IV.

                La fina observación de la disposición de unas sillas o los gestos con los que su padre da a entender cómo se limpian los granos de arroz también se incluyen en un derrotero personal que tiene mucho de meditación acerca del valor de la palabra tanto como el uso de los silencios en que sus personajes se sumen, bajo distintas circunstancias. En ese aspecto, una prosa precisa permite la construcción de escenas relevantes, sin importar si éstas tienen lugar entre una criada y su señora o una mujer que prepara un desayuno para su marido y su hijo.

V.

               Con un estilo directo, fluido y ameno, Kamiya nos acerca textos que, en mayor o menor medida, dejan entrever las huellas de origen japonés que impregnan su literatura: una perspectiva que interpela a los lectores y llama a la reflexión, entre lo que se dice y lo que no. Una narración breve, auspiciosa y renovadora.

 

2 comentarios:

  1. Querido Marcelo, me encantan las dos cosas, el lirismo poético y el amor y cuidado con el que tratan el lenguaje español por su tierra, aquí lo estamos estropeando sin piedad y bien deprisa. Y por otro, también la sutileza de la narrativa oriental, sus gestos, el manejo de los silencios. Así que me apunto a conocer a esta autora.
    Besitos ilusionados

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    1. Guapísima, no podría estar más de acuerdo contigo respecto del uso del lenguaje.
      Por aquí, esta autora empezó a sonar hace algún tiempo atrás, y la juventud lectora la trajo a mis costas. Es un libro que cabalga entre la realidad contemporánea de nuestras vidas, con elementos del ancestral pasado nipón.
      En suma, algo distinto. Ojalá nos cuentes tu experiencia.
      Besitos anhelantes.

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