I.
La Feria de Editores –que convoca a
las editoriales locales independientes- fue el primer evento literario al aire
libre en 2021 que tuvo lugar tras año y medio de encierro. En esos tres días, la
masiva asistencia generó una larga cola de espera en el ingreso. Nadie a quien
hubiera conocido se fue con las manos vacías. La mayoría, no llevó menos de una
decena de ejemplares; este título estaba entre los míos. Un año después visito
a este, para mi, ignoto autor.
II.
El breve libro contiene siete
relatos que no alcanzan las dos centenas de páginas. En ellos, el autor desnuda
a una clase media –con presencia de artistas en ciernes- que aspira a ser
miembro del Gran Mundo, cuando en el
fondo es incapaz de generar nuevos proyectos y sobrellevar de la mejor manera
sus frustraciones. En ese aspecto, los protagonistas apenas pueden mantener el
equilibrio interior y se esfuerzan por aparentar que todo se desarrolla
normalmente.
III.
Adicciones a la
marihuana y al alcohol (el Manhattan del título refiere al trago, no a la
ciudad), profusión de antidepresivos y ansiolíticos, tratamientos psiquiátricos
tras intentos de suicidio desfilan en el main
course que Antrim instala en los lectores, donde el fracaso ya ocurrió y habrá que poner el pecho
ante las consecuencias. Borracheras y pérdida de noción de sí mismo; creativos
que se debaten entre latas, poemas superficiales y trazos de pinceles intrascendentes;
toda esa mezcla ecléctica en la que se centrifuga la realidad cotidiana -que
tiende a ser insoportable- es parte de esta runfla que tiene mucho de bohemio y
desalentador.
IV.
Un par de parejas que se engañan
recíprocamente; el novio que intenta congraciarse a través del vástago de su
mujer; amantes que sólo pueden encontrarse en apartamentos prestados; un
director de escena casi cincuentón que utiliza las clases de teatro para
acercarse a las bellas alumnas, son parte de las historias que nutren esta
serie de relatos, que se hallan a medias aguas entre el desencanto profundo que
transmite Carver y la cínica mirada acerca de los perdedores, que brinda Truman
Capote.
V.
De estilo ameno y coloquial, con escenas rayanas en lo grotesco, donde la ansiedad y la desesperación se reparten por igual, Antrim entreteje siete historias no exentas, tampoco, de momentos lúcidos y epifánicos, como el del adicto que cede su dosis de droga para aliviar a una enferma de cáncer terminal. Un libro interesante, más que apto para llevar de vacaciones o para disfrutarlo en un viaje.
Hola Marcelo
ResponderEliminarHace años leíl Los cien hermanos, a la sombra de una elección de que Donald era uno de los mejores escritores menores de 30 años, creo que por el Newyorker, me gustó, pero no tanto para comprar más. A su lado hubo una multitud de escritores de EEUU que se han quedado un poco atrás, sin esa gran novela que suelen buscar y pedir la crítica literaria.
Un saludo
Qué placer leerte nuevamente por aquí, Wine!
EliminarEn lo personal, este libro me ha gustado porque mantiene cierta perspectiva ácida acerca de la realidad americana de jóvenes en los cuarenta, sin caer en la desazón ni en el cinismo.
Dicen que la gran novela americana sigue vacante.
Un abrazo grande, Maestro.