I.
He venido abarajado desde varios
flancos para acometer esta lectura. No es época para que la mayoría profana
desee invertir algún tiempo en las letras de Joyce. Además, el texto está tan
lleno de símbolos y segundas líneas que hacen poco menos que inabordable una
lectura coherente. Sin embargo, una nueva edición con traducción local convocó
a la misma y –un hecho fortuito, si se quiere- mi participación en un taller
destinado a tales efectos, inclinaron la balanza.
II.
El libro se compone de una quincena de
relatos, con la intención de describir la realidad social irlandesa de principios
de siglo XX, donde se dan cita curas pedófilos, rufianes de extensa laya,
madres casaderas aprovechadas o defensoras de su prole; oportunistas con
intenciones de ascenso social –o solo para hacer frente a la hambruna- y tantos
otros protagonistas cuyo común denominador son la insatisfacción, la frustración,
las ansias de trascender una rutina ominosa, etc.
III.
El texto superpone varios
planos; el político salta a la vista. Los nacionalistas se hallan en clara oposición
a los integristas con Inglaterra, país dominador. Éstos, en su mayoría
protestantes, están dispuestos a negociar mejoras económicas a cambio de representatividad.
Por otro, está el plano religioso, donde una tradicional población católica
debe hacer frente a opositores que los despojan de sus mejores recursos.
Finalmente, Joyce describe que esa Irlanda rural, algo inocente, siempre frugal
e inquieta, guarda una ínfima esperanza de sacudirse el yugo británico para volver a ser
dueña de su propio futuro.
IV.
Párrafo aparte merecen los
personajes. Cada uno de ellos cumple una función destacada en el contexto de la
narración. No sólo incluyen la diversidad de miradas hacia un mismo hecho, sino
que encarnan estereotipos que Joyce ha elaborado con minuciosa observación de sus congéneres. Así, presenta al nostálgico romántico, al traidor o corrupto,
al taimado, a los ignorantes, a los incapaces de rebelarse contra el nacionalismo espurio y un catolicismo obsoleto, en una suerte de parálisis social que impregna el común
de los relatos. Aquellos que, por más que lo intenten, no pueden modificar su
destino.
V.
Con fuerte connotación religiosa,
en páginas en las que el consumo de alcohol es parte habitual y cotidiana –como
si la población no pudiera escapar a su efecto narcótico, o a la vida social
que se convoca a su alrededor-, Joyce expone con maestría y en estilo coloquial
a los miembros de esa comunidad a la que supo pertenecer, con sus ilusiones y
esperanzas como con sus bajezas y miserias. Un libro para leer, releer,
analizar, debatir y no cansarse de volver a él.
Coda.
En posesión de dos traducciones distintas –una y otra, a cuál peor- opté por la de marras puesto que su introducción y sus notas a pie de página son mucho más enriquecedoras, por más que sea menos fidedigna al original. Sospecho que la mejor opción será leer la obra en esta lengua. Como nota de color, ofrezco la fresca ocurrencia de mi señalador, utilizado durante la lectura en papel, cuya edición responde a RBA, de 1995.
He intentado leer dos veces Ulises y ha sido imposible. No lo he intentado más con el autor. Tengo esa misma edición de RBA, pero me temo que quedará sin leer. Son novelas, como En busca del tiempo perdido, que si no se pueden leer en idioma original más vale encontrar una buena traducción porque si no se tienen que hacer insufribles e ininteligibles.
ResponderEliminarUn beso.
Para leer este libro de Joyce -mucho más accesible que el 'Ulises'- sólo se requiere buena disposición, una traducción algo más fidedigna y una guía de símbolos y guiños, que pueblan y visten al texto.
EliminarCoincido en que leerlo en idioma original sería óptimo.
Un beso para ti.
Querido Marcelo. Estoy en contra de esa filosofía actual de si quieres puedes, y eres capaz de todo lo que te propongas. Pues no, como decía mi abuela, mujer mucho más sabia que algunos cantamañanas de hoy, no sirve querer. Así que aunque he intentado leer a Joyce varias veces y en momentos muy distintos de la vida, he fracasado una y otra vez, incluso con este libro que nos traes hoy. Parece que el hombre escogió lo mejor de cada casa para sacarle los colores a su sociedad pero tanto simbolismo y lectura entre líneas ( o segundas líneas), a mí me aturde.
ResponderEliminarQuizás lo vuelva a intentar pero probablemente no.
Besitos rendidos
Gracias, Guapa, por tu honestidad habitual. Lo cierto es que, si tienes a mano unas aclaraciones pertinentes, el libro se lee mucho mejor y comprendes a qué hace alusión su autor en cada frase.
EliminarLas descripciones de personajes y situaciones resultan todo un resumen de la sociedad de ese entonces. Sí, hay mucho de lectura entre líneas y algunos símbolos, pero es una lectura bastante fluida; más que el 'Ulises', claro.
Si alguna vez volvieran tus ganas lectoras a intentar encarar algo de Joyce, pues éste es el título.
Besitos consejeros.
Hola, Marcelo.
ResponderEliminarLo tengo ahí, mirándome desde la estantería... También el Ulises, pegadito a él. Pero aún no estoy para Joyce, creo. O puede que sí, pero simplemente no me atrae de momento lo suficiente (supongo que hay mucho detrás de prejuicios e ideas preconcebidas, no lo sé). Pero sí que me animaré en algún momento, eso espero que para eso me compré los libros, jaja para que no se me olvidase darle la oportunidad en algún momento.
El tema de que los análisis y demás de este tipo de obras más complejas mejoran la comprensión y hacen la experiencia lectora mucho más satisfactoria estoy totalmente de acuerdo. No hay color. Así como una buena edición y traducción.
Un abrazo.
Resulta curioso que una lectora tan empedernida como tú, María, que tantos títulos pertenecientes a la Literatura Universal ha encarado de manera frecuente -y envidiable, por cierto-, no haya abordado aún algún libro de Joyce.
EliminarQuizás empiece a ser hora de que lo hagas, habiendo adquirido tanta experiencia lectora en estos 'clásicos'.
Me permito sugerirte que, de hacerlo, éste sea tu primer Joyce -y, si fuera de tu agrado, seguir con 'Retrato del artista adolescente'-. 'Ulises' puede esperar.
Un fuerte abrazo para ti.
Muchísimas gracias por las recomendaciones que me haces :) Así lo haré, me has animado bastante...
EliminarA ver si me aplico y empiezo con su Dublinesess y continuaría con Retrato del artista adolescente. Estoy totalmente de acuerdo con que el Ulises puede esperar (jaja).
Gracias por tu empuje!!!!
Un abrazo.
Nada mejor que sugerir a un espíritu inquieto como el tuyo lecturas que han de despertar otras nuevas. Creo que es parte de una sana envidia: ya no cuento con tanto tiempo como tú para disfrutar de títulos señeros. Enhorabuena! Ojalá puedas capitalizar aquellos que no habré de leer.
EliminarEstaré pendiente de tus lecturas, más asiduamente.
Un fuerte abrazo, María.