I.
No estaba dentro de mi plan de
lecturas del año. Me había hecho de esta versión digital gracias a una
recomendación de una amiga transatlántica, hace ya mucho tiempo. Pero el ciclo
de cine alemán del que participo, abría la temporada con la versión
cinematográfica basada en esta novela. Al llegar el aviso una semana antes de
la reunión, me brindó ocasión de encarar su lectura para poder evaluar con
mejores armas la puesta en pantalla.
II.
La novela es narrada en primera persona por el
protagonista, un joven alemán que escapa de un campo de concentración en 1937,
pasa a París donde se ve envuelto en un delicado asunto de correos y cruza el
Loira tras la invasión alemana en 1940 para dirigirse a Marsella, puerto de
salida de todos los que, ante el avance nazi, desean abandonar Europa rumbo a…
donde sea.
III.
En ese momento, Marsella es una ciudad de tránsito: quienes no son gente local sólo pueden hospedarse hasta que partan, siempre que un documento emitido por algún consulado justifique su permanencia; si así no fuera, son denunciados y deportados –en el mejor de los casos- a la zona ocupada. Además, los migrantes necesitan la visa del país de destino, un documento de tránsito de los puertos intermedios donde haga escala el buque -pues no existen viajes directos-, el billete de compra –que asegura su intención- y la visa de salida de Francia –que afirma no poseer cuentas pendientes-. Para colmo, los documentos emitidos tienen vencimiento y la carencia de uno de ellos impide la partida.
IV.
El anónimo protagonista se rehúsa a partir, mas no
puede quedarse. Y se enreda en una historia de amor con la autora de aquella
carta que no pudo entregar, en una suerte de equívocos y desencuentros. Completan
el cuadro de situación un grupo de personajes secundarios que alternan entre
los problemas de visado con los que son parte de la trama afectiva.
V.
De ritmo trepidante, en estilo directo y con escenas logradas, Seghers expone en detalle las peripecias de quienes intentan dejar el continente a cualquier precio y las dificultades para extender la estadía en una tierra donde no se puede permanecer sin tomar riesgos: son los costos de la fuga. Párrafo final para la realización de Christian Petzold, de 2018. El guion adaptado se ciñe bien al texto de la autora, con algunas reducciones que no modifican el espíritu del mismo. Lo llamativo es que no ha intentado ambientarlo en la Marsella de 1940, sino que lleva adelante el proyecto en la ciudad actual, todo un logro. El conjunto no defrauda. Para leer y ver varias veces.
Cuando he visto campo de concentración, he dicho, uy no. Pero como se escapa, la cosa mejora. Hay que ver, la dichosa burocracia siempre entorpeciendo la vida. Yo siempre que tengo que hacer papeles pido dos copias porque sé que el primero lo voy a hacer mal. Si algún día mi vida depende de ellos, me doy por perdida. Me parece muy interesante y entretenida. No tengo recuerdo ahora de la peli pero la voy a buscar.
ResponderEliminarBesitos a pares.
La peli está muy bien: el protagonista transmite bastante fidedignamente la personalidad del de la ficción -cosa rara en una adaptación que no respeta la temporalidad de la historia-.
EliminarHaces bien en pedir dos copias; a alguien siempre se le pierde algo.
El texto desnuda los avatares de quienes dependen de esos mismísimos papeles. La trama de amor es un equívoco bien llevado.
Besitos integradores.