martes, 20 de junio de 2023

e-book 130. Ecos de aquel año. Normas de cortesía, Amor Towles

 

Salamandra, 2016

I.

         El título -que remite a un documento de G. Washington para el comportamiento social- venía precedido del éxito alcanzado por el autor con una novela anterior. Como no había visitado sus letras -pero amigos lectores ponderaron aquélla-, me pareció oportuno encararlo; máxime cuando, con la sola mención de incorporarlo en mi lista, concitó la adhesión de varios miembros del grupo al que pertenezco y nos propusimos compartir apreciaciones mediante una lectura conjunta.

II.

                Esta novela comienza con un elemento asaz fortuito, aunque probable: en octubre de 1966 la narradora y protagonista Katey Konstant, ya en la cincuentena, asiste a una exhibición fotográfica en el MoMA de Nueva York, cuyas placas fueron tomadas hacia fines de los años ’30 con una cámara oculta en el subterráneo. En medio de ellas, reconoce a Tinker Gray, un joven guapo que salvó la Nochevieja de 1937 a ella y a su amiga Eve, y quien durante 1938 fuera miembro de su estrecho círculo de amigos –y luego, algo más que eso-.

III.

               Estructurado en cuatro partes que abren con el nombre de las estaciones climáticas, y configurado en una veintena de capítulos más un epílogo, el texto recoge el acontecer del triángulo conformado por Tinker, Eve y Katey a lo largo de tres años, tras los cuales la vida juvenil y despreocupada dio paso a una madurez de cierto pragmatismo, basado en el desencanto y la desilusión. Con un puñado de personajes secundarios que aportan fuerza narrativa y coadyuvan a la solvencia de la historia, Towles nos entrega un friso de época.

La versión digital, gentileza de EpubLibre

IV.

             Existen puntos altos a destacar en este trabajo. Primero, está la composición psicológica de los personajes, capaz de nutrir toda la historia con sus actitudes y conductas entre ellos. Luego, la descripción minuciosa del entorno social de un período donde la Gran Depresión ha quedado atrás y Manhattan empieza a erigirse como EL lugar al que llegar para encumbrarse. Finalmente, Towles no elude el tema de la guerra y los costos –en vidas de seres queridos- que arrojó como saldo.

V.

            Con una prosa fluida, sin golpes de efecto y directa, esta suerte de lembranza de esos ecos que nos deja el tiempo, al que muchas veces a lo largo de nuestras vidas volvemos –por más que los elementos disparadores sean diversos-, interpela acerca de quiénes somos y quiénes hemos sido en ese período –despreocupado y con los sentires a flor de piel- que hoy reconocemos como nuestra juventud. En suma, un libro de narración exquisita, más que recomendable.

4 comentarios:

  1. Su caballero en Moscu me encantó. Sí quiero leer este. Igual para después del verano le hago un sitio. Por cierto, soy Esther que hoy blogspot no me quiere reconocer. Un abrazo

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    1. Me han hablado muy bien de ese título, que aún espera su momento. Intercambiaremos opiniones, entonces.
      Un abrazo para ti, Esther.

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  2. Querido Marcelo.
    Este también está en mi lista y será el siguiente que lea del autor. Me encanta la época y su forma de narrar aunque esa falta de golpes de efecto el resta dinamismo y a veces se pone un poco pesado. Seguro que irá mejorando.
    Besitos contentos

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    1. Es tal cual como lo dices, Maja. Una de las conclusiones a las que arribó el grupo lector con quienes compartimos lectura, fue que se ponía denso; sobre todo con las descripciones. Y la mayoría no empatizó nada con la protagonista -la tildaron de snob y arribista, para más inri-.
      Esperaré ansioso tu opinión.
      Besitos anhelantes.

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