viernes, 30 de junio de 2023

El vampiro más célebre. Drácula, Bram Stoker

 

Cátedra, 2005

I.

               Es uno de esos títulos de literatura universal que engalanan cualquier biblioteca; por eso lo adquirí, a sabiendas que era poco probable que lo leyera -eso sí, en una edición ejemplar-. Menuda sorpresa hube de llevarme cuando la responsable del taller en el que participo avisó a fines del año pasado que habríamos de encarar su lectura. Si bien esta clase de novela no es de mi interés, no obstante, aproveché la ocasión para darle curso y evaluar su vigencia.

II.

                No aludiré a la historia, pues es bien conocida por todos. Solo me detendré en algunos aspectos que hacen de la obra algo señero en esta materia y, si cabe, sirve de elemento disparador de toda una suerte de historias que componen un subgénero en sí mismo. Lo primero que salta a la vista es la estructura: es una narración basada en los diarios de Jonathan Harker y de Mina, su esposa, junto a los que, en forma de apuntes, lleva el Dr. Seward. A esto hay que sumarle el texto de las cartas o telegramas intercambiados con Van Helsing –o con Lucy-. Es decir, la originalidad estriba en que asistimos a un relato contado por papeles.

III.

               Después, está la alternancia protagónica. Si al principio es Harker quien nos introduce en la descripción del Conde Drácula y su castillo, luego el peso gravitatorio lo lleva Mina, la única mujer entre un puñado de hombres bien intencionados, pero poco preparados para enfrentar al Mal. Es ella, con su sagacidad –y excelente perspectiva- quien conduce hacia los hechos desencadenantes del final. Así, su marido pasa a ser un hombre de paja, sin más intención que cobrar su venganza. El resto de personajes, con Van Helsing al frente –hombre versado en vampiros-, dan forma material tanto a la narración como a la tensión siempre creciente.

IV.

                Existen dos tópicos a destacar. Uno de ellos es la connotación sexual que adquieren tanto las succiones como las transfusiones. Lucy, ya bajo el dominio de Drácula, requiere la entrega de sangre y todos los hombres en derredor la efectúan. Solo a su prometido –Lord Godalming- le cabe al final liberar su espíritu, en un acto que presenta ribetes de orgasmo. La otra, es la forma en que Stoker resuelve el conato feminista de Mina. Si se dejara avanzar su capacidad, adoptaría un rol dominante –que no es el que propugna la sociedad victoriana de su tiempo-. Por eso, el ocaso del Conde restituye el orden social: la mujer, a sus quehaceres domésticos y la inopia.

V.

               Por último, es de agradecer –y recomendar- la edición. No sólo por el cuidado de su traducción sino por los aportes de su Introducción que hacen, a la puesta en contexto y elementos de análisis, brindar profundidad para valorar su vigencia -aunque, como siempre, es preferible consultar a posteriori, para no incurrir en spoiler ninguno-. En suma, una excelente novela (tomadlo en cuenta, viniendo de un profano).

4 comentarios:

  1. Sigo por aquí. Tampoco soy yo especialmente afín al género vampírico pero cualquier lector y hombre de bien debería regalarse una lectura de este novelón. Tengo una edición espectacular con muchas notas y extras que es una maravilla y que tengo muchas ganas de releer. Muy interesante como dices eso de contar la historia con papeles. También soy más fan de Mina que de Harker, que al final hay que sacarlo del apuro.
    Besitos ensangrentados

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    1. Quienes hemos compartido esta lectura, coincidimos contigo que Mina es quien se convierte en el nervio conductor de los hechos y la heroína de la trama, con su sagacidad y sentido común.
      Si posees esa edición que destacas, vuelve a ella pronto. No es menor que quien suscribe, negado a lectura del género, pondere la novela.
      Besitos auspiciosos.

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  2. Hola, Marcelo.
    Leí la novela hace unos años y el inició, toda la primera parte, me pareció espectácular. Luego tuvo cositas que me hicieron la lectura algo cuesta arriba, no lo voy a negar, pero ya llegando al final regresé a interesarme y a vivir la experiencia de otra manera (aunque como bien sabrás el final se hace algo rápido, también me gustó). Quedé algo decepcionada, no porque no me gustase o no sacase nada positivo de la experiencia, al contrario, simplemente porque me esperaba disfrutarla más. Y bueno, todo esto se basa más en la propia experiencia personal, y poca importancia tiene en cuanto al valor literario y de significado de la obra. Por supuesto.
    En cuanto a la edición que muestras, seguro que es interesantísimo leer ese aparato crítico y análisis, para descubrir mucho de lo que en una lectura normal no se deja ver de primeras...
    Una novela singular que ha dado para muchísimo desarrollo posterior en multitud de ámbitos.
    Un abrazo.

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    1. Hola, María!
      Las ediciones de Cátedra no defraudan a ningún interesado, aunque en muchos casos es conveniente dejar el análisis para después de la lectura (y volver al texto, de ser necesario), so pena de incurrir en cierto spoiler no grato.
      Respecto del final, te hago un comentario. Al encarar el último tramo sentí casi lo mismo que cuando leí 'El hombre que ríe', de Víctor Hugo, cuyas entregas eran por folletín: es como si el editor le hubiera dicho 'ciérralo rápido, porque dejamos de publicar'. Entonces, en un santiamén, se acabó la novela, dejando muchos cabos sueltos, que podrían haber dado mucho de sí y quedaron truncos.
      Lo que ha venido tras esta novela, es inabarcable!
      Un fuerte abrazo para ti.

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