lunes, 14 de agosto de 2023

Hostilidades. Deliverance, James Dickey

Mondadori, 1994
I.

               Una entusiasta lectora recomendó este libro –en su edición local, bajo el título La violencia está en nosotros-, pues le había fascinado, sobre todo su final. Solo un puñado de miembros del grupo concluyó su lectura: algunos abandonaron por la crudeza de las escenas; otros, por falta de interés en el desarrollo de la trama. Lo cierto es que éramos pocos en la puesta en común. No siempre se alcanza el consenso grupal o la selección es la adecuada para el conjunto.

II.

                Cuatro amigos en la media edad, con vidas urbanas todos –y, por consiguiente, bastante rutinarias-, deciden embarcarse en una aventura. Con motivo de la construcción de un embalse de agua, algunas zonas del río Cahulawassee en Georgia se verán inundadas en breve y parte de la vegetación -y fauna- quedará bajo las aguas. El más deportista de ellos, mapa en mano, propone un descenso por el río, antes de que ese tramo desaparezca. Los pocos rápidos que existen no parecen peligrosos. Munidos del equipo necesario y un par de canoas, deciden visitarlo un fin de semana.

III.

               La adrenalina que seguramente genera en sus participantes no les permite evaluar seriamente los riesgos a los que se enfrentan, máxime cuando ninguno de los restantes amigos suele practicar deporte aventura. Para colmo, adentrarse en un lugar desconocido puede despertar la inquina –cuando no la clara hostilidad- de sus habitantes, que se ven invadidos en lo que consideran su territorio. Mucho peor si éstos se han refugiado allí como consecuencia de sus problemas con la policía o haber decidido mantener una vida marginal. Los condimentos para una tragedia han sido servidos.

IV.

                ¿Cómo se desata la violencia que anida en cualquier ser humano, ante la aparición de un elemento foráneo y, por lo tanto, sospechoso?, ¿en qué momento la voluntad de supervivencia hace emerger una faceta desconocida en nosotros?, ¿se puede seguir siendo quien se era después de atravesar una situación crucial, o es que esa liberación de los instintos –a la que alude el título en inglés- lo ha de impedir? Son varios los llamados a la reflexión sobre estas cuestiones, para la que existe una única respuesta, propia de cada persona.

V.

               De estilo directo y coloquial, sin ambages ni florituras, y con escenas violentas bien descriptas –que pueden herir la susceptibilidad del lector-, Dickey ofrece una visión descarnada de nuestro costado más peligroso y poco explorado. Una novela bien llevada, que vale la pena ser leída. Existe una versión cinematográfica, de 1983, dirigida por John Boorman, con Jon Voight y Burt Reynolds en los protagónicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario