jueves, 24 de agosto de 2023

El Cuarteto de Alejandría. 3. Mountolive, Lawrence Durrell

Debolsillo, 2009


 I.

               En esta tercera entrega, los protagonistas son otros personajes; o mejor, son aquellos que han sido considerados secundarios en las obras anteriores, pero cobran importancia para exponer nuevas facetas de lo que se venía narrando. Darley, el escritor, es el narrador de Justine en la primera parte; Balthazar, el médico, relata la segunda. Ahora, es el turno de contar la historia de David Mountolive, embajador británico a la sazón.

II.

             Cuando joven, Mountolive visitó El Cairo para mejorar su manejo del idioma árabe. De origen británico y cercano a la edad de Nessim y de su hermano Naruz, fue acogido con beneplácito por la familia Hosnani durante un par de meses. Los favores y el encanto de la enigmática Leila, madre de los hermanos, fueron elementos disparadores de una tórrida aventura entre un jovenzuelo y una mujer madura con un marido anciano. Tras la despedida, se intercambiaron cartas de distinto tono a lo largo del tiempo, a sabiendas que nada de lo que había sido volvería a ser.

III.

               Después de muchos destinos y experiencias varias, Mountolive es designado embajador en Egipto. Allí se encuentra dirimiendo la rivalidad entre un hombre del Ministerio de Guerra –que acusa a Nessim de traficar armas con fines non sanctos- y el agregado cultural, Pursewarden, quien intenta defenderlo de esa mirada estrecha. Así, con un delicado tema de sospecha se abre el presente capítulo, sin ser ajeno el azaroso reencuentro con Leila, ya viuda y mayor.

IV.

                Lo que destaco del libro es que vuelve mucho más interesante todo el relato; no se circunscribe a una historia de amor –la de Darley con Justine o con Melissa, o la del propio Mountolive con Leila-, sino que ofrece una óptica totalmente diferente acerca de los motivos por los que se mueven sus protagonistas. ¿Cuán cierto es que Nessim intenta encabezar una rebelión para hacer resurgir el poder de los coptos –nativos cristianos- en Egipto? Y su hermano Naruz, ¿es verdad que se ha convertido en algo parecido a un profeta? Las muertes que se suceden solo refuerzan el clima de intriga y suspicacias en torno al equilibrio del poder.

V.

          De estilo ameno y coloquial, con ciertas referencias a los volúmenes anteriores –que no invalidan la lectura por separado de éste-, Durrell nos incorpora en una trama con cierto sesgo policial y de espionaje, donde todo lo que ocurre puede ser interpretado a través de distintos móviles, que no descartan la traición, la impotencia, el amor, la infidelidad, la compasión y el liderazgo místico. Una saga que, en el comienzo del fin, empieza a ser más que significativa. Deseo que el último volumen despeje ciertas dudas y resuma todo lo que Durrell ha intentado legarnos. Al fin, una obra para leer de corrido –una suerte de ligero mea culpa- y sacarle todo el jugo.

8 comentarios:

  1. Sigo recordando contigo esta obra maravillosa que yo sí leí de corrido y he de decir que fue sumamente satisfactorio. Pero yo soy muy olvidadiza y de no hacerlo así, perdería muchos matices de un libro a otro. Ya me quedo esperando tu reseña de Clea. Cada una me ha ido dando más ganas de releer (otra vez) esta tetralogía.
    Un beso.

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    1. Lo bueno de hacer una reseña, Rosa, es que te queda un resumen de lo leído al que puedes volver cuando lo requieras; es otra manera de hacerle frente al olvido.
      Verdaderamente, confieso que es mejor leer la obra completa de corrido; se pierden matices y detalles si intercalas otras lecturas.
      Gracias por tu aliento.
      Un beso para ti.

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  2. Me reconfirmas en mi intención de distanciar poco en el tiempo la lectura de los cuatro libros que componen esta tetralogía. Aunque puedan leerse de manera independiente, no quiero perderme el redimensionamiento que estoy segura ofrecerá el conjunto ni exigirle a mi memoria más de lo que sé que es capaz de dar.
    Un abrazo

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    1. Ésa sería mi sugerencia: puedes compartir otros títulos con esta obra, si te place, pero es mejor ser consecuente hasta el final. Y si me extiendo, es más que conveniente tener un cuaderno de notas a mano; sobre todo cuando la memoria es frágil.
      Un abrazo para ti, Lorena.

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  3. Querido Marcelo.
    Sabes de mi aversión a las sagas, colecciones o lo que sea pero de la misma forma, no tengo ningún reparo en leer uno de los libros por el mero hecho de que me parezca interesante y me da igual si me falta información o no. Me gustan mucho las historias ambientadas en Egipto así que igual me apunto a este viaje al Cairo. Me lo voy a pensar.
    Besitos reflexivos

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    1. Hola, Guapa! Cuando decides encarar una obra extensa como ésta, tienes dos opciones: o la lees de corrido, o te tomas el tiempo entre volumen y volumen. Yo suelo hacer lo segundo y confieso que, para el caso presente, hubiera sido mejor leer de cabo a rabo.
      La historia toma ambiente más en Alejandría que en El Cairo, ciudades que me encantaría visitar y conocer. las descripciones sobre las calles y su gente te permiten viajar y descubrir matices, de la mano de alguien que conoce muy bien los detalles. Si te animas, te gustará. Eso sí, hazte de paciencia.
      Besitos promisorios.

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  4. Estoy deseando que nos traigas la impresión completa del cuarteto con la lectura del último, Clea. La verdad es que leyéndote me entran ganas de releerlos... :)
    Un abrazo.

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    1. Pasarán algún tiempo antes de encarar 'Clea', que imagino cerrará la historia como corresponde. Ojalá mis pobres líneas despierten tus ganas de releer la obra, María.
      Un abrazo para ti.

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